Dos caras se vivieron cuando cayó el out 27 en Boston: La primera, mostraba rostros relucientes y festejando. Eran los Indios de Cleveland, el equipo que muchos daban por eliminados antes de que empezara la serie. Clasificaron barriendo a uno de los favoritos, derrotándolos 4-3. 

El otro era el triste rostro de los Medias Rojas y el Fenway Park. No solo por la eliminación en un año que prometía para mucho más, sino que le dieron el último adiós al dominicano David Ortiz: el publico gritó por última vez "Papi, Papi, Papi" en el diamante. 

El quisqueyano se dirigió al montículo, saludo al público y las lagrimas invadieron su rostro. Era inevitable. 

Así, culminó una gloriosa carrera de 20 temporadas. Se marchaba un ídolo de Boston, que le regaló tres anillos de Serie Mundial.

Vaya suerte la de Indios, que su clasificación fue opacada por la despedida de Ortiz. Pero ya no había mucho que decir: fueron mejores, barrieron y el picheo se creció para dominar en los tres juegos a quien fue la ofensiva más potente en la ronda regular.

Josh Tomlin cubrió cinco sólidas entradas y se llevó el juego ganado.  Coco Crisp, exjugador de Boston, conectó jonrón de dos carreras para guiar la ofensiva. 

Indios sufrió la baja de Carlos Carrasco, de los mejores lanzadores de la Americana en la temporada, y la lesión de Danny Salazar, otro serpentinero muy solvente. Sin ellos, sus aspiraciones se vieron limitadas y ahora tendrán otro reto: recibirán el viernes a los Azulejos de Toronto, en el partido por la serie de campeonato.