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Debutó con el cuadro universitario el 7 de noviembre de 1994 bajo las órdenes de Ricardo Ferretti, en un UNAM contra Tigres. Más tarde, se consolidó con Pumas, donde dejaba ver destellos de buen futbol.

En 1995 ganó con la Sub-23 la medalla de plata de los Juegos Panamericanos de Mar de Plata, se rumuró un supesto interés de la Lazio de Italia, luego de su buena participación en el certamen.

Después de jugar el Mundial de Francia 1998, fue adquirido por el Club América, donde una fuerte polémica estalló entre el jugador y el entonces Director Deportivo de Club Universidad, el Ingeniero Espriú.

Con las Águilas tuvo una gran participación en la Copa Libertadores 2000, donde ayudó a los de Coapa a llegar a la semifinales. Unos meses después, fue separado de la institución. A la llegada de Alfio Basile, fue reincorporado de inmediato al equipo. Vuelve al Tri sin regularidad en la parte final del proceso de Manuel Lapuente.

Antes de ir a San Luis, tuvo que militar por castigo en las filas del Veracruz por bajo rendimiento. Para el Verano 2002 ficha con el Club Necaxa, en donde empieza a recuperar su mejor nivel y fue llamado a la Selección de México por el estratega mexicano, Javier Aguirre.

Desde que descendió con Estudiantes Tecos, fue pasando por varios equipos del Ascenso, hasta que llegó a Cruz Azul Hidalgo en 2013, donde jugó por una temporada hasta quedar libre, por lo que optó por el retiro.

La polémica de Braulio Luna:

Al momento en que Braulio fue traspasado de Pumas al América, el director deportivo de ese entonces, Javier Jiménez Espriú, mencionó que el jugador se había ido con los de Coapa por que él quiso, cosa que el mismo jugador aclaró que no fue cierto.

Luna intentó convencer al Ing. Espriú para que siguiera en Pumas, ya que lo que buscaba el jugador era obtener más experiencia y forma, pero le argumentaron que ya había sido vendido al América.

Además, la gente se puso en contra del jugador y, cada vez que Braulio pisaba Ciudad Universitaria, la gente lo abucheaba y tenía que salir con seguridad del inmueble universitario. Todo esto ocurrió gracias a que el señor Espriú inventó algo que nunca dijo el mismo Luna.