Este sábado Monarcas Morelia y Pumas se enfrentan por 3 puntos necesarios para aliviar sus situaciones, pero la mejor forma de hacer honor al duelo es rememorar el momento en que su enfrentamiento significó buscar lo más alto de la temporada, convertirse en el nuevo campeón de la Liga; no hay mejor manera de formar una rivalidad que cuando se trata de una Final.

Habrá que remontarnos al Clausura 2011, cuando el torneo local se delimitaba en grupos, ambos estuvieron en el sector C, siendo punteros del mismo con 35 puntos de los universitarios y 31 para los michoacanos. Una temporada excelsa para ambos que culminó con un enfrentamiento para sacar al mejor del semestre.

De momento se dificulta pensar en que hoy uno está con pocas posibilidades de llegar a Liguilla y el otro peleando el descenso, cuando en aquel entonces fueron combinados completos que tuvieron la misma opción de alzarse con el título, sin embargo, solo uno pudo y esos fueron los felinos.

La final de ida en el Estadio Morelos culminó con empate a un tanto, siendo los visitantes quienes se vieron adelantados gracias al disparo de Francisco Palencia al 78’, que dejó sin oportunidades al guardameta. Los ‘Rojiamarillos’ consiguieron irse con la paridad tras una anotación de Joao Rojas apenas 4 minutos más tarde.

La vuelta mantuvo la línea en cuanto a la competitividad, puesto que para la media hora ya había un nuevo empate a una diana; por los ahora locales volvió a ser por conducto de Palencia, mientras que para los dirigidos por Tomás Boy apareció el Jaime Lozano para hacer valer la ley del ex y emparejar los cartones, los dos goles por la vía de la pena máxima.

Cualquiera de los dos tenía condiciones para llevarse ese juego, no obstante, tuvo que llegar una genialidad como en los momentos importantes, de el que era la joven promesa de los comandados por Guillermo Vázquez, Javier Cortés -aunque a la fecha no ha podido despegar su carrera- , quien después de un par de amagues definió a la salida de Federico Villar al 77’, para sellar el triunfo, enmarcando una de las mejores campañas en la historia moderna para los de la UNAM y por la afición monarca, un recuerdo triste y a la vez meritorio, pues trató de una disputa entre dos de las instituciones que mejor jugaban al futbol de aquel tiempo y que actualmente anhelan alcanzar el nivel competitivo de esos años.