El Rey vuelve a casa, para buscar el trono que ya conquistó con Miami, pero que se le negó en sus siete años en Cleveland. Con esa consigna se da la vuelta de LeBron James a los Cavaliers luego de cuatro años con el Heat, equipo con el que ganó dos títulos de la NBA en sus cuatro temporadas en la Costa Este.

El nacido en Akron, Ohio, es considerado por la mayoría como el mejor basquetbolista del mundo actualmente. Un espécimen único en cuanto a facultades físicas y habilidades con el balón en las manos.

En su anuncio, realizado a través de su cuenta oficial de Instagram, LeBron cita que su decisión va más por lo personal: "Mi relación con Northeast Ohio es más grande que el baloncesto... Antes de que a cualquiera le importara dónde jugaría, yo era un simple chico de Northeast Ohio, es donde yo crecí y di mis primeros pasos, es donde reí, lloré y sangré. Por ello, guarda un lugar muy especial en mi corazón".

Con esta noticia, la NBA da un vuelco de 180 grados. Cleveland ha dejado de ser un equipo promesa para confirmarse como contendiente a ganar el título de la Conferencia Este y pelear por aparecer en Las Finales.

Acompañado por el joven de tercer año y primera selección global en 2011, el australiano-americano Kyrie Irving, y del primera selección global del draft 2014, el canadiense Andrew Wiggins, los Cavs prometen ser una pesadilla para sus rivales desde el perímetro y en las transiciones rápidas.

Atrás quedaron para LeBron James las épocas doradas con Miami y sus fieles escuderos Chris Bosh y Dwyane Wade -quienes permanecen como agentes libres y varias opciones sobre la mesa-.

Lo del alero surgido de la preparatoria St Vincent - St Mary, esta vez se trata de retribuir a su comunidad desde su campo de batalla, a través de lo que mejor hacer: jugar baloncesto.