A lo largo de los últimos años, el tenis mexicano ha sufrido mucho cuando se trata de la falta de jugadores en el nivel profesional. Varios raquetistas aztecas han intentado hacer una vida del deporte blanco, pero solo un grupo selecto de jugadores lo ha logrado.

Santiago González y Miguel Ángel Reyes Varela son los máximos exponentes del juego en México hoy en día, pero qué si les dijera que hay miles de tenistas que están buscando hacer del deporte su profesión.

El problema en el país, y no solo en el tenis, nace en el hecho de que no hay detección de talentos a temprana edad. Para triunfar a nivel profesional, este deporte requiere unas características físicas específicas que no todos los jóvenes poseen. Pero incluso si se encontraran atletas que cumplen con los requisitos para jugar tenis en términos de biomecánica, dominancia de visión, lateralidad, entre otras, lo siguiente que falla es la formación de jugadores, ya que son contados los profesores de calidad que saben como llevar a un niño a través de las diferentes etapas de desarrollo deportivo.

Evidentemente, hay ciertos juveniles que logran destacar dentro del país y salir gracias a esfuerzos personales. Estos adolescentes aspiran a tener buenos resultados y jugar grand slams juniors o como mucho obtener un par de puntos ATP, pero eso es muy distinto a que pueda haber un brinco exponencial para generar una camada que sobresalga en el circuito profesional.

No hay que confundir el esfuerzo de la familia de un jugador con un apoyo oficial de la Federación Mexicana de Tenis, organización que año tras año fracasa con las metas que se propone ya que desde 1992 no ha conseguido tener a un tenista dentro de los mejores cien jugadores de la ATP en la modalidad de singles. En ese entonces fue Luis Herrera, quien estuvo posicionado en el numero 49 del ranking profesional. Cabe destacar que el mejor mexicano de la historia en el deporte de raqueta fue Raúl Ramírez, jugador que alcanzó a estar dentro de los mejores cinco jugadores del mundo en 1976.

La opción alternativa para los jugadores que no logran dar el paso al profesionalismo es jugar tenis colegial en los Estados Unidos, ya que la NCAA es un lugar donde se les otorga la oportunidad de recibir una beca deportiva, competir a un alto nivel, así como conseguir un diploma universitario para el futuro.