Lo peor que podía ocurrir, ocurrió. España se complicó sobremanera su clasificación para los Juegos Olímpicos al caer frente a Eslovenia en la primera jornada, y ya ni siquiera vale con ganar a Suecia, la anfitriona del torneo y contra la que habrá que jugar en un pabellón entregado a equipo. Ahora necesitarán ganar por tres o más goles. Una hazaña al alcance de los guerreros hispanos, pero que se antoja realmente complicado.
Los suecos no fallaron. Eran conscientes de la importancia del partido, sabían que todo pasaba por sus manos y se afanaron en lograr una victoria realmente vital. La contundente victoria hispana ante Irán, no es más que un placebo. Los escandinavos afrontaron con solvencia el encuentro, trabajando mucho en el movimiento de pelota, alternando pivote con extremos y exprimiendo al máximo las jugadas en transición. Balonmano alegre el de Suecia, que no servía para despegarse de un equipo correoso como pocos. Eslovenia ha logrado componer un grupo muy bien trabajado tácticamente, que ha ido mejorando con el tiempo y se erige en una máquina perfecta.
Suecia encontró la complicidad de la grada...y de los árbitros
Con una férrea defensa 6-0, Eslovenia no se amilanó en ningún momento y mantuvo el pulso del encuentro. La emoción se palpaba en el ambiente, y la grada redoblaba sus arengas al ver a su equipo en serias dificultades. Como si de una legión romana se tratara, los eslovenos avanzaban por la pista y neutralizaban los intentos de escaparse de Suecia. En los momentos finales, la experiencia de los suecos y la presión de la grada, que llegaron a sentir también los árbitros, determinaron el resultado final.
Hay que esperar la hazaña. Los españoles son capaces de hacerlo, pero tendrán que lograr el más difícil todavía. No solo ganar a la anfitriona de este preolímpico, sino además hacerlo por más de tres goles. Mucho habrá de cambiar el rendimiento de la selección nacional respecto a su duelo contra Eslovenia.