Había llegado el gran día para el Rocasa, las gradas estaban adornadas con cientos de personas que portaban camisetas y bufandas conmemorativas, sabían que era un día importante en la historia del club. El equipo se traía una ventaja de cuatro goles tras su encuentro en tierras otomanas, pero las canarias no se iban a confiar, ni pensaban especular con esa ventaja, lo cual podría resultar peligroso. La mejor manera de alzar finalmente el trofeo era simplemente vencer, y eso es lo que hicieron.
Silvia Navarro, crucial
El Rocasa salió del los vestuarios con la idea de imponer su ritmo desde un principio y así evitar sorpresas, a lo cual ayudó sin duda la imponente presencia de la "guerrera" Silvia Navarro bajo los palos. Arropadas por la efectividad de la guardameta, el resto de sus compañeras atacaban con mayor o menor efectividad, sin conseguir despegarse de las turcas, hasta que finalmente lograban irse de cinco goles en el minuto 20 de la primera mitad, con Trojaola, Albaladejo y Luján como principales estiletes. Esa ventaja de cinco goles se mantendría hasta el momento de irse a vestuarios, cuando el marcardor mostraba un esperanzador 16-11.
Sin perder la calma
En el regreso a la cancha, las jugadoras del Kastamonu salieron con intención de revertir la situación, imponiendo un ritmo mucho más alto que las locales. Sin embargo, las de Paco Santana mantuvieron la cabeza fría, con Trojaola y Falcón entrando como cuchillo en mantequilla en la defensa del Kastamonu desde los extremos. El entrenador visitante movía el banquillo, ordenaba defensas mixtas, pero todo en vano, acercándose lo más a dos goles de las canarias. El final se iba acercando y el público llevaba en volandas a su equipo hasta el pitido final, con el triunfo por 33-29, que convertía al Rocasa en campeón y a todas las personas presentes en el pabellón Rita Hernández, directiva, técnicos, equipo y afición en invitados e invitadas de una gran fiesta. Enhorabuena.