En el partido que inauguraba el grupo B de balonmano masculino de los Juegos Olímpicos de Río se enfrentaban la subcampeona olímpica en Londres 2012 y la campeona europea. Los germanos habían logrado acceder a la cita olímpica gracias a su victoria en el torneo continental, un triunfo que les lleva a aspirar al oro en esta cita. Por el contrario, los suecos habían tenido que pasar por el Preolímpico de Malmö, que disputaron como locales, en su camino para acabar citándose en la primera jornada del campeonato con los teutones.

La selección nórdica vivió ese fin de semana la que a todas luces posiblemente sea una de las derrotas más dulces que hayan sufrido en su historia. Los hombres dirigidos por Staffann Olsson y Ola Lindgren se plantaron en el último encuentro con la garantía de que solo una derrota por tres o más goles ante los hispanos los podría alejar de la consecución del pase. 

Sin embargo, los suecos estaban fuera de Río a falta de diez segundos para el pitido final. En la memoria colectiva de los aficionados españoles y suecos quedará la tensión con la que se vivió la ejecución de aquel siete metros por parte de Ekberg ante el gran Gonzalo Pérez de Vargas, que implicó la clasificación nórdica para las olimpiadas, ante el júbilo del público local (23-25).

Frente a la certidumbre del alto rendimiento germano, el desempeño de los suecos sobre el tapiz del Future Arena es aún hoy toda una incógnita. En la última gran cita de la que participaron, el Europeo de Polonia, finalizaron su participación en el décimo puesto, tras disputar una mal segunda fase en la que solo ganaron un partido de cinco. Entonces, los teutones vencieron a su rival por 26 tantos a 27.

La orquesta germana da un recital

La selección noreuropea, capitaneada por el lateral izquierdo Lukas Nilsson tuvo un gran comienzo de partido, que se materializó en el 4-1 que campeaba en el luminoso con apenas cinco minutos de encuentro disputados. Pronto reaccionaron los germanos, que anotaron un parcial de 3 a 0 para poner el empate a cuatro tantos por  mediación del extremo derecho Tobias Reichmman. La recuperación alemana vino acompañada de la lesión de Nilsson, el mejor hombre de los suecos hasta el momento. El joven artillero sufría molestias en el tobillo, por lo que se vio obligado a retirarse al banquillo por el resto del encuentro.

Su lugar fue ocupado por Philip Stenmalm, ex jugador del Naturhouse La Rioja y flamante fichaje del KIF Kolding danés, que desempeñaría un papel destacado especialmente en el segundo periodo. La igualdad se mantuvo durante los siguientes minutos, hasta que, pasado el ecuador del primer tiempo, los teutones consiguieron una pequeña ventaja que mantendrían durante gran parte del encuentro (9-11, minuto 17).

Los conjuntos no dudaron en mostrar y explotar sus principales bazas, que serían una constante durante los sesenta minutos. El juego de la campeona de Europa durante la primera mitad fue orquestal: los extremos Gensheimer y Reichmann transformaban en tantos de bella factura los pases que recibían de la letal primera línea teutona. Los laterales Weide y Kühn se tornaron dos puñales que superaban y penetraban una vez tras otra la defensa rival. Las rápidas transiciones de balón entre el central Drix y los laterales eran culminadas con potentes lanzamientos desde los nueve metros o en penetración que Mattias Anderson solo podía observar.

Ante la ausencia de Nilsson, los suecos recurrían frecuentemente a los saltos de atleta y los duros lanzamientos exteriores que regalaba Jakobsson. Las veloces transiciones entre los primeras líneas buscaban el desmarque o la posibilidad de elevación del jugador del Flensburg. Pese al empeño de este, Andreas Wolff consiguió sacarle varios lanzamientos, abriendo una pugna entre ambos que se mantendría durante el resto del encuentro, sin que ninguno de los dos claudicara o pudiera ser declarado ganador. Jim Gottfridson y Philip Stenmalm también probaban de vez en cuando al cancerbero del THW Kiel con relativo acierto en su caso.

Pese a que el combinado sueco continuó a la zaga y se acercó en el tanteador a los hombres dirigidos por el islandés Dagur Sigurdsson, cometió varios errores de bulto (un contraataque transformado por Wiede y un tanto de Wolff desde su portería) que permitieron que la renta rival se estabilizase en los tres goles (11-14, minuto 22).

Tollbring fue el máximo anotador del partido (8) gracias a su acierto en los 7 metros

Ante la efectividad de las conexiones de la primera línea germana, el dúo técnico sueco decidió dar entrada a Mikael Apelgreen, buscando una mejora en la portería, sin mucho éxito en lo que restaba de primera mitad. En el plano ofensivo, la primera línea sueca comenzó a buscar la conexión con el pivote Andreas Nilsson en detrimento del lanzamiento exterior. Los nórdicos también optaban por jugar con siete jugadores en ataque, novedad reglamentaria introducida en este campeonato, pese al peligro que generaba la certera puntería de la plantilla alemana en los lanzamientos desde su propio campo a la solitaria portería rival. De esta manera, la primera parte finalizó con el tanteador de 15 goles a 18 a favor de los germanos.

Suecia quiere pero no puede

Los nórdicos comenzaron la segunda mitad muy entonados, con una defensa rocosa y un Appelgreen que realizaba buenas intervenciones en portería ante los lanzamientos de los artilleros alemanas. Su mejora no parecía ser suficiente para empatar el encuentro, ya que sus acercamientos en el marcador eran neutralizados por las imprecisiones cometidas y la contundencia de su rival.

La estrategia atacante sueca consistió en el desplazamiento e incrustación de los extremos en la defensa 6:0 adversaria para dejar vía libre a los lanzamientos en suspensión y en penetración de sus compañeros. Por otro lado, la muñeca de Jerry Tollbring proseguía firme en los siete metros, batiendo una vez tras otra a Wolff, que no alcanzaba a adivinar las intenciones de un joven extremo que demostraba gran seguridad, temple y sangre fría en cada lanzamiento.

Las exclusiones de dos minutos fueron constantes en los primeros compases del segundo tiempo, por lo que rara vez los catorce jugadores coincidían de manera simultánea en la cancha. Los técnicos optaron por dar descanso a sus primeras líneas, que volvieron a ocupar sus posiciones minutos después a excepción de Wiede, que posiblemente había sido el jugador más destacado del primer tiempo.

Los arreones de ambos equipos proseguían, sin conseguir alejarse los teutones en el marcador. Cuando estos conseguían ampliar su renta a los cuatro goles, Gottfridson y Stenmalm rápidamente lograban cortar la sangría. Ciertamente, los laterales comenzaron a tomar la responsabilidad, en detrimento de Jakobsson, omnipresente durante los sesenta minutos pero un tanto venido a menos durante los últimos minutos.

Finalmente, la subcampeona olímpica consiguió alcanzar a su adversario (23-23, minuto 46). A la igualdad le sucedieron dos pérdidas, que fueron aprovechadas por un Reichmann esencial que transformó los contraataques. Tollbring devolvió la igualdad gracias a su precisión desde el punto crítico (25-25, minuto 51). Un parcial 4-1 de los alemanes, protagonizado por Riechmann y los primeras líneas, establecieron una ventaja para su equipo que a la postre fue definitiva (26-29, minuto 55).

No hubo ya opción para una reacción final. Pese a la buena actuación nórdica, estos desaprovecharon las oportunidades de mandar en el luminoso al precitarse en los momentos clave, por lo que Alemania comienza su trayectoria en los Juegos de Río inaugurando su casillero y mostrando sus credenciales para alcanzar las medallas gracias al buen juego demostrado.