Sin recursos contra el muro

El Tenerife no fue capaz de superar a la Ponferradina, a la que le bastó con un trempanero gol de Sobrino que acabó siendo definitivo. Los chicharreros, pese a la falta de ideas futbolísticas, tuvieron ocasiones de sobra para darle la vuelta al choque, pero estuvieron muy imprecisos a la hora de definir.

Sin recursos contra el muro
Foto: LFP.
aitordarias
Por Aitor Darias Oruezabala

Diego Armando Maradona dijo por junio de 2010 a modo de ironía, aunque el paso de tiempo demostró poco después que había sido un comentario desacertado, que si las porterías estuviesen en los laterales España sería campeón del mundo. No es mal día pero coger aquella cita y parafrasearla diciendo que si en el fútbol se viviera de centros el Tenerife se habría coronado hoy como el mejor del planeta, pero por desgracia para los chicharreros la realidad muestra que hacen falta más recursos que ése para ganar un partido, y los de Cervera hoy no los tuvieron. Ni once contra once, ni once contra diez, ni diez contra diez; hoy se vio un equipo totalmente falto de ideas.

Dicho esto, habiendo visto el encuentro parece imposible que el resultado sea de 0-1. La Ponferradina ganó uno de esos partidos de llegar una vez, meterla y dedicarse a ver cómo el rival se estrella y falla una tras otra. A veces no hace falta más, pero al Tenerife hoy sí le hizo falta y no fue capaz de encontrar la manera.

Sobrino y poco más

Apenas habían pasado 15 minutos cuando la Ponferradina se adelantó. Cervera había posicionado a los suyos muy arriba para ahogar a los bercianos en su salida de balón, y eso había permitido a los blanquiazules recuperar varios balones en campo ofensivo, pero en una de éstas Pablo Infante y Acorán combinaron a la perfección, el extremo tinerfeño condujo el balón durante 50 metros y asistió a Sobrino para que la empujara en el área pequeña. Rápido y eficaz. El Tenerife ya perdía.

Infante se marchó expulsado a la media hora de juego

Los chicharreros intentaban ir a por el gol, pero no sabía cómo. A balón parado llegaban las únicas aproximaciones, pero ninguna fue especialmente peligrosa, pero hacia el minuto 30 Pablo Infante cometió un error que les podría las cosas un poco menos cuesta arriba. El jugador burgalés, que ya había sido amonestado antes por un agarrón a Suso, realizó una dura entrada sobre Vitolo que le hizo ver la segunda amarilla y tener que irse expulsado. Se abría una ventana para los locales.

En este contexto la Ponferradina optó por echarse atrás y prácticamente renunciar al ataque, y el partido se jugó en una sola mitad del terreno de juego. Todos los jugadores salvo Dani Hernánez estaban en campo berciano, y las ocasiones, si bien poco claras, comenzaban a llegar. Una volea de Aitor Sanz que se marchó alta, un centro chut de Moyano que envió Kepa a córner... Lo buscaban los de Cervera.

Fue Aridane quien tuvo la más clara, enviando al poste un cabezazo que estuvo a centímetros de cambiar el curso del partido, pero la suerte no estaba con el delantero grancanario. Así se llegaba al descanso, pero la cosa no iba a ser muy distinta en los siguientes 45 minutos.

Apareció la polémica

Ya en la segunda mitad fue González Fuentes quien fue poco a poco poniéndose en el punto de mira. En el minuto 50 Ifrán fue derribado por un claro empujón de Sobrino cuando buscaba rematar un centro de Suso, pero el árbitro no vio nada punible. Fue de esos que rara vez se pitan porque tienen lugar mientras el balón va por el aire, pero ello no quita que mereciera ser sancionable. Comenzaban las protestas.

No obstante, esta no fue la acción que más quejas trajo en la grada contra la actuación arbitral. En el minuto 57 Javi Moyano cortó una contra berciana con una entrada sobre Acorán, y el colegiado se llevó la mano al bolsillo, pero cuando todo el mundo esperaba una cartulina amarilla el asturiano optó por expulsar al lateral blanquiazul. Volvía la igualdad numérica, pero eso no iba a impedir que el Tenerife siguiera volcándose cada vez más en busca de la igualada.

Los centros al área eran el único recurso que encontraban lo blanquiazules, pero pese al juego tan previsible las ocasiones se iban sucediendo. Diego Ifrán se encontró en el minuto 63 con un rechace en el área pequeña que las prisas le hicieron mandar a las nubes, y poco después Carlos Ruiz aprovechó una incorporación para obligar a la zaga a enviar su disparo a córner. Pero no había manera de que el balón acabara dentro.

Guarrotxena pudo cambiarlo todo

Las ocasiones se sucedieron, sin gol

Ante la necesidad del empate Cervera optó por dar casi media hora al extremo vasco, que volvió a ofrecer la versión vertical y peligrosa de principios de temporada, pero que siguió con el mismo problema: la falta de gol. El canterano del Athletic de Bilbao fue sin duda el más peligroso de los chicharreros en todo el choque, pero una y otra vez sus ocasiones acababan en eso, en ocasión, y no en gol.

El Tenerife insitía una y otra vez por la banda de Suso, y el tacuense hizo lo que sabe, desbordar y centrar. Aridane e Ifrán monopolizaban la marca de la zaga berciana en estas acciones, lo que dejaba a Guarrotxena muchas veces solo en el segundo palo, pero el vasco no fue capaz de aprovecharlo. En el minuto 75 no conectó bien su disparo y se marchó alto, y dos minutos después tardó demasiado en ejecutar su remate y éste pudo ser taponado cuando la grada ya cantaba gol. Le falta acierto de cara al gol, y tendría muchos más minutos para demostrarlo.

Sobrino recordó tras un contraataque que la Ponferradina no se había olvidado de atacar, pero el partido se jugaba ya en una sola portería. Un remate de Aridane que atrapaba Kepa volvía a dejar a los blanquiazules con la miel en los labios, y de nuevo Guarrotxena, que fue sin duda el más activo de los suyos, perdonó por partida doble el empate cuando ya quedaban cinco minutos. No había manera, y por mucho que Suso e Ifrán lo intentaran con sendos remates en el último minuto que, ya fue por escasos centímetros o por la intervención de Kepa, se quedaron cerca de ser el gol, el 0-1 parecía destinado a confirmarse como inamovible.

Al final el Tenerife volvió a perder, y los jugadores volvieron al túnel de vestuarios entre pitos a la directiva y el cuerpo técnico. La derrota era totalmente inmerecida, pero igual de palpable era la ausencia de recursos para hacer daño al rival a través del juego combinativo que había lastrado a los blanquiazules. Al final, otra derrota, otra mala impresión, y una situación cada vez más preocupante.