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Máxima eficacia, mínimo esfuerzo

Osasuna acabó empatando un partido que tenía perdido (3-0) a los pocos minutos de comenzar la segunda parte. El partidazo de Roberto Torres (un gol y una asistencia) propició la consecución de un gran resultado para los rojillos de cara al partido de vuelta, para el que no estará Raoul Loé, que fue expulsado por doble amarilla con 3-1 en el marcador. Cerca del final, el malaguista Camacho también vio antes de tiempo el camino de los vestuarios por una dura entra sobre Lotiès. | Fotografía: EFE.

Máxima eficacia, mínimo esfuerzo
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Por Asier Ganuza

¡Ha vuelto la Copa! Un torneo con partidos de 180 minutos y que suelen dejarnos muchos goles para la galeria. La falta de concentración, propiciada por el escaso interés que muchos de los participantes tienen en el torneo del K.O., puede ser, en ocasiones, aliada involuntaria del espectáculo y, si bien el partido de La Rosaleda no tuvo momentos de gran fútbol —de hecho, fue un partido malo en cuanto al nivel de juego—, si llevó la emoción a los espectadores, sobre todo, en una segunda parte loca con expulsiones, ocasiones y, por supuesto, goles.

Y eso, a pesar de que los primeros compases del encuentro —por no decir la primera media hora—, no vaticinaba nada bueno. Desde el primer minuto, las faltas y las interrupciones marcaron el partido y, en una de estas, cuando apenas había empezado a correr el cronómetro de Gil Manzano (minuto 3), Raoul Loé veía su primera amarilla por una carga con el hombro en el centro del campo. "Es mi primera falta", le reprochaba el camerunés, que parecía conocedor de su destino. Tres minutos más tarde, en el 6, era Onwu quien veía la cartulina tras un forcejeo. El colegiado extremeño quiso demostrar su autoridad desde el pitido inicial, poniendo un listón bajísimo que marcaría el devenir del encuentro.

Puestos a declarar el papel dominador del encuentro en estos primeros minutos, parecía ser el Málaga quien, ejerciendo de local, llevaba la iniciativa del encuentro, pero la primera llegada de peligro la tuvieron los rojillos. Fenomenal jugada de Torres que termina con un envío magistral al segundo palo donde Armenteros, solo y casi en el área pequeña, no consigue rematar con claridad el envío de su compañero. Aparte de esta, apenas un tiro lejano de Camacho a las manos de Asier Riesgo y un golpeo alto de Onwu desde la frontal tras jugada de José García, que estrenaba titularidad.

Los boquerones sacaron el rodillo

El partido era soporífero. Los pocos espectadores que acudieron a La Rosaleda buscaban formas de entrar en calor, mientras perdían poco a poco la fe de calentarse con el juego de su equipo. La afición malaguista, muy descontenta con el rumbo de su equipo en Liga —despidieron a su equipo en su último partido como local con una sonora pitada y el cántico "Schuster vete ya"— empezaba a impacientarse con el juego inerte de su equipo cuando un genial golpeo de Pedro Morales desde el córner y un testarazo de manual de Sergio Sánchez ponía el 1-0 en el marcador. Un error defensivo en el marcaje permitió al central catalán adelantar a los suyos en la eliminatoria y confirmar, una vez más, las dificultades de los rojillos para defender jugadas a balón parado.

Era el minuto 30 y los locales parecían animarse. La banda diestra del lateral Jesús Gámez comenzó a monopolizar el juego de ataque malaguista y el cuadro rojillo, en lugar de lanzarse a por el empate, comenzó a replegar sus líneas ante la presión del rival. Con este panorama, no tardó mucho en llegar el segundo de los andaluces. A Osasuna le costaba mucho quitarse el balón de encima en su área y, fruto de ello, Armenteros cometía una peligrosa falta en la frontal en su intento de alejar la bola de la zona de peligro. El problema es que el Málaga tiene grandísimos lanzadores y, uno de ellos, concretamente Antunes, se encargó de transformar su lanzamiento en el 2-0. El portugués ejecutó con maestría el libre directo y la clavó por la escuadra izquierda de Riesgo, que poco pudo hacer para evitar el tanto del lateral (minuto 37).

Con una ventaja de dos goles a favor, el Málaga y la grada comenzaron a animarse. Los de Schuster se gustaban y, por momento, recordaron a aquel equipo que sorprendió a Europa con Pellegrini en el banquillo. Combinaciones, taconazos, velocidad, etc. Osasuna estaba sufriendo y los blanquiazules se gustaban. Solo les faltaba definición, como demostró Eliseu con un trallazo a las nubes tras una gran jugada de Morales. Los rojillos estaban perdidos y, el final del primer tiempo parecía la mejor noticia para los navarros.

Un gol metería de nuevo a Osasuna, no solo en el partido, sino, también, en la eliminatoria, teniendo en cuenta el valor doble de los goles fuera de casa. Pero, al parecer, la maquinaria Malaguista no se enfrió tras el paso por vestuarios. Cuando apenas llevábamos un minuto del segundo tiempo, un balón alto de Tissone a la espalda de la defensa rojilla propició el tercero de los boquerones de Schuster. El canterano Juanmi Jiménez, con un gran control de pecho orientado, conseguía ganarle la partida a Oier —hoy de central— y batir a Riesgo dentro del área: 3-0.

El partido parecía decidido y, lo que en principio iba a ser un respiro tras el 3-0 que los navarros encajaron en Mestalla, se estaba convirtiendo en un nuevo suplicio para los hombres de Javi Gracia. No solo su rival les estaba ganando con contundencia, sino que el equipo rojillo no parecía capaz, si quiera de mantener el resultado adverso.

No obstante, con tres goles de ventaja, el Málaga comenzó a relajarse. Por un lado, la línea ofensiva del equipo, que no se había visto en otra igual en lo que va de temporada, quería más, mientras que la zaga andaluza se replegaba atrás, aunque sin demasiada convicción. Esto provocó la partición del equipo albiceleste por el centro, un detalle que acabó por resultar determinante en el desarrollo del partido.

Roberto Torres como revulsivo y expulsión de Loé

Comenzó entonces el festival de Roberto Torres. El canterano ya había sido el mejor de los suyos en la primera parte y, en esta segundo se confirmó como el MVP de Osasuna. El pamplonica botaba una falta en banda derecha sin complicaciones para la defensa rival, pero en la salida de balón del Málaga, era el propio Torres quien interceptaba un pase y, sin pensárselo dos veces soltaba un chut lejanísimo que acabaría colándose junto al palo derecho de Willy Caballero. Su lanzamiento tocaba en un compañero trazando una trayectoria perfecta que, unido a un bote en área, hizo ineficaz la estirada del meta argentino: 3-1, minuto 56.

Osasuna recortaba distancias, aunque el tanto se antojaba más como un golpe de suerte que como un premio fruto del buen juego, ausente durante todo el encuentro. Los rojillos seguían perdidos sobre el verde y, solo la calidad de Torres disponía algo distinto sobre el tapete. De sus botas llegó, apenas 4 minutos más tarde, el 3-2. Damià sacaba rápido e inteligente una falta para el joven extremo rojillo que, tras driblar a un rival y llegar a línea de fondo por la derecha, se inventaba un centro precioso para su amigo Manu Onwu que, solo en el área, hizo lo más fácil: meterla.

Sin comerlo ni beberlo, Osasuna se había puesto a un solo tanto de diferencia y, ni una afición, ni otra, se lo podían creer. La grada malaguista comenzaba una sonora pitada dirigida principalmente al preparador alemán del conjunto andaluz. Osasuna parecía seguir sin fuelle —los dos goles llegaron de jugadas aisladas—, pero el partido estaba roto y, el Málaga, ahora, más. Incluso, los rojillos, dentro de su inoperancia, empezaban a creer en la remontada; pero, de nuevo, apareció la figura a Gil Manzano, que llevaba varios minutos alejado de las cámaras.

Raoul Loé: 3 faltas en todo el partido, dos amarillas.

En una jugada embarullada cerca del área rojilla, Raoul Loé metía su interminable pierna para intentar corta el avance de un rival, que caía al suelo derribado. Desde el minuto tres, los malaguistas llevaban buscando la segunda amarilla del galo de nacimiento y fue aquí, en el minuto 63, cuando lo consiguieron. Gil Manzano señala el camino del túnel de vestuarios al centrocampista rojillo que había visto dos tarjetas en un total de tres entradas —ninguna de ellas de especial dureza o en situación comprometida— en todo el partido. Osasuna se quedaba con uno menos, como viene a ser costumbre esta temporada y, con Loé, parecía marcharse a la ducha la esperanza de remontar.

Lotiès se hizo con el centro del campo y Osasuna con el empate

Rápidamente, Javi Gracia hacía entrar a Jordan Lotiès en lugar de José García. El corpulento central francés entraba para reforzar el centro del campo, en un puesto en el que todavía no había jugado con el equipo navarro —no así en su anterior club, el Nancy—. De hecho, el galo sorprendió a propios y extraños en esa posición, haciendo suyo el espacio que los centrocampistas del Málaga habían abandonado tras la partición del equipo tras el 3-0. Es más, apunto estuvo de convertirse en el héroe del partido de no ser porque Manu no consiguió meter el balón entre los tres palos tras jugadón y pase de la muerte espectaculares de Lotiès.

Schuster, que lleva ya unos años en esto, se dio cuenta al instante de la situación táctica comprometida en la que se había metido su equipo e introdujo al costamarfileño Blobey Anderson y al portugués Duda para intentar hacerse con el control del partido en la medular. Por su parte, el técnico visitante, advertido ya de la facilidad de amonestación del colegiado extremeño, quitó a Onwu, que llevaba ya una amarilla, para meter a Oriol Riera, a ver si el espigado delantero tenía la suerte de cazar alguna buena pelota por alto.

No le salió del todo mal la jugada al técnico navarro pues, una jugada por banda del catalán acababa en los pies de Armenteros que, en su segundo remate, conseguía batir a Willy Caballero y devolver el empate al marcador 50 minutos después y con apenas 10 por jugar: 3-3. Osasuna no se lo creía, el Málaga, menos. Por si fuera poco, los rojillos lo había conseguido, no solo jugando un mal encuentro, sino con uno menos, aunque lo cierto es que poco más le duraría la superioridad numérica a los andaluces.

Arreón final del Málaga, también con diez

De nuevo, Jordan Lotiès se llevaba con potencia un balón en la medular tras driblar a un rival. Tras su última jugada, que apunto estuvo de acabar el gol, Ignacio Camacho se apresuró en parar al francés, pero lo hizo de una forma poco ortodoxa y algo alejada de los límites establecidos por el reglamento. Una planta por detrás consiguió frenar el avance del francés, pero se llevó de recuerdo la roja directa de Gil Manzano.

No obstante, Osasuna no se fiaba más de su suerte y se replegó atrás para mantener un resultado más que bueno para el partido de vuelta —sobre todo, teniendo en cuenta el desarrollo del partido—. El Málaga, herido en su orgullo, no tenía más remedio que poner toda la carne en el asador para intentar llevarse, al menos, el partido e intentar calmar los ánimos de una afición enfurecida. Primero fue Portillo quien, tras una gran jugada personal, sacó un lanzamiento a las manos de Riesgo, pero quien realmente llevó el peligro por el bando local fue Juanmi Jiménez.

El autor del tercer gol tuvo hasta tres ocasiones de adelantar de nuevo a los suyos, pero en todas ellas se encontró con Asier Riesgo. El meta guipuzcoano volvía al once tras muchos partidos en el banquillo y cumplió con un partido muy serio bajo los palos. Si en los goles malaguistas no pudo hacer nada, en la recta final del encuentro hizo varias paradas salvadoras, especialmente al delantero malagueño. De hecho, una intervención suya ante un tiro desde la frontal de Portillo marcaba el final del encuentro.

Osasuna lograba un resultado bastante favorable para afrontar con garantías el partido de vuelta. Gracias al valor doble de los goles, el empate le valdría a los rojillos para pasar de ronda, mientras que el Málaga está obligado a marcar en El Sadar para tener alguna opción de clasificarse para octavos de final y jugador ante el vencedor de la eliminatoria que enfrenta al Olímpic de Xàtiva con el Real Madrid, precísamente, el próximo rival de los navarros en Liga.