Osasuna saltaba al terreno de juego del Sadar con la intención de dejar atrás la mala racha que le precedía, y es que había perdido sus cinco últimos encuentros (ante Levante, Málaga, Barcelona, Sevilla y Rayo). La Real Sociedad, por su parte, necesitaba la victoria para no perder la estela europea, ya que era su mejor oportunidad de dar un paso adelante tras los tropiezos de sus rivales más inmediatos.

Tal y como habían acordado por las redes sociales, los aficionados rojillos estaban listos desde antes de que el colegiado pitara el comienzo para animar a sus jugadores. No obstante, el campo no presentaba el lleno que solía acostumbrar otras temporadas ante la Real. El ‘Riau-Riau’ daba el comienzo a una intensa pero frágil primera parte de Osasuna. No había pasado ni un minuto cuando el exrojillo Vela ya había gozado de su primera gran ocasión. Su remate con la izquierda desde el lado derecho del área se marchó ligeramente desviado.

La pasividad navarra en los primeros minutos era más que evidente. Algo que sus vecinos ‘giputxis’ no dejaron escapar, ya que en el minuto siete de juego llegó el gol ‘txuri-urdin’. El Chory Castro remató con la izquierda desde el centro del área la asistencia de Vela. Andrés Fernández nada pudo hacer para frenar el chut. En ese momento, los hombres de Gracia se metían en puestos de descenso.

Osasuna no reaccionaba al gol y parecía que a la Real le servía la victoria, ya que en los posteriores minutos no se dedicarían a jugar al fútbol. Falta tras falta los jugadores caían al suelo, sin haber claras ocasiones de gol.

La primera oportunidad navarra de empatar llegó en el minuto 25, cuando Riera remató al poste derecho tras un saque de falta. Un minuto después, fue turno para que los guipuzcoanos tuvieran su réplica. Esta vez fue Agirretxe el que remató el balón, que finalmente se marcharía por la línea de fondo.

El resto de la primera mitad fue una auténtica superioridad para los de Arrasate. Osasuna solo se dedicaba a deambular por el césped, sin ser consciente de su situación. Los córners llegaban uno tras otro para la Real, aunque la zaga rojilla conseguía despejar todas las acciones. A la media hora del partido, Vela vio la primera amarilla del encuentro, algo que a la poste, desesperaría a la afición allá presente, puesto que debió ver la segunda en más de una ocasión.

Inyección de moral

La segunda mitad comenzó tal culminó la primera, con ocasión de gol para Zurutuza. Su remate con la izquierda se marchó rozando el palo. Ante la empanada local, la afición fue quién tiró del carro, para hacer espabilar a los jugadores, como siempre pasa en estos casos. Los esfuerzos de la grada hicieron su efecto y milagrosamente, el juego y la intensidad del equipo fue creciendo exponencialmente, de la misma manera que la Real comenzaba a desvanecerse.

Poco a poco Osasuna comenzaba a crear más juego, y conseguía enlazar tres pases consecutivos. Diez minutos después de la reanudación llegó la primera ocasión clara para los locales. El remate de Torres no llegó a entrar a puerta y se marchó a escasos centímetros de la puerta de Bravo. Esa jugada fue tan solo un aviso, y es que Oriol Riera, por fin, y después de seis jornadas sin conseguirlo, logró marcar el gol del empate. La alegría estallaba en el Sadar y equipo y afición volvían a reencontrarse.

Todavía quedaba media hora para el final, pero los intentos de gol se sucederían con habitualidad, especialmente en los diez últimos minutos. Griezmann lo intentaba en el 82, pero un destacado Andrés Fernández detenía el tiro. Seguidamente, era Silva el que tenía ocasión de deshacer el empate, pero su chut se fue rozando el palo.

En el tiempo de descuento llegó la locura. Con la afición totalmente entregada, los córners caían como churros para Osasuna, pero sus delanteros no conseguían rematar al fondo de la red ninguno de ellos. La Real, mientras tanto, solo se dedicaba a defender el gol logrado en la primera mitad. De esta manera se llegó al final, y en la que el punto repartido no favorece a ninguno de los dos conjuntos.