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La historia se repite: Urban o Martín

El día 20 está fechada la Asamblea de socios compromisarios, donde la junta gestora, con Ángel Vizcay a la cabeza, tomará posesión de los designios del club y cuya primera decisión será nombrar al nuevo entrenador rojillo. Suenan dos nombres: Enrique Martín Monreal y Jan Urban, dos hombres que derrochan osasunismo por los cuatro costados, dos hombres de la casa.

La historia se repite: Urban o Martín
Montaje de Asier Ganuza [VAVEL.com]
asierganuza
Por Asier Ganuza

Más que nada, por hablar de fútbol. En las últimas semanas, a orillas del río Sadar corre de todo menos la pelota. Las idas y venidas de personajes encorbatados y con dudoso toque de balón son hoy la actualidad de Osasuna. La directiva rojilla, más que sentenciada, sigue empeñada en alargar un poquito más su mandato —concretamente hasta el próximo viernes, cuando se presente del plan de viabilidad ante el Gobierno de Navarra— y la perrería de Archanco no hace otra cosa que alargar todavía más, si cabe, la agonía del aficionado navarro, deseoso de hacer borrón y cuenta nueva.

Lejos de poder olvidar el dramático descenso con la preparación de una temporada que podría ser ilusionante, el fiel seguidor osasunista tendrá que esperar hasta el día 20 de junio, como mínimo, para comenzar a leer informaciones de Osasuna más próximas al césped que a los despachos. Ese día tendrá lugar en el Hotel Iruña Park la Asamblea General Extraordinaria en la que el todavía presidente oficialice su dimisión y ceda la batuta del club a una junta gestora comandada por Ángel Vizcay, gerente del conjunto navarro desde 1990 y probablemente el hombre que mejor conozca los excesos de los mandatarios rojillos que han pasado por El Sadar desde entonces.

Martín y Vizcay, viejos conocidos

El gerente de Osasuna ya vivió una situación muy parecida en 1997

De hecho, a Vizcay ya le tocó lidiar con una situación semejante a finales de los noventa. En unos años marcados por la dificultades y la inestabilidad institucional, Juan Luis Irigaray se convirtió en presidente de Osasuna para intentar enderezar el rumbo de un club a la deriva y al borde del descenso a Segunda B; pero su mandato apenas duró un año y diez meses. El 17 de noviembre de 1997 la junta directiva en bloque presentaba su dimisión y nombraba una comunisión gestora para dirigir los designios del club en el tiempo entre directivas que se abría entonces. Y allí estaba Vizcay; y en el banquillo, Martín, el hombre que dio nombre al milagro.

Tras una temporada tempestuosa —por ser eufemísticos—, el de Campanas se hizo un sitio en la zona técnica de El Sadar a falta de apenas cinco jornadas. Antes que él, esa misma campaña, Rafa Benítez, Pedro Mari Zabalza y Miguel Ángel Sola ya habían intentado resucitar al muerto sin demasiada fortuna; pero fue Martín, haciendo gala de un osasunismo incontestable, quien se llevó la partida. O más bien partidas: el 0-1 frente al Badajoz, el 1-0 contra el Mallorca, la victoria a domicilio en Vitoria (0-1) y el gol de Palacios ante el Levante que prácticamente certificaba la salvación. Solo faltaba un punto y se consiguió a la rojilla: con sufrimiento. Mucho sufrimiento.

"El milagro Martín": cuatro victorias y un empate en las cinco últimas jornadas para evitar el descenso a 2ªB

Fue en Ipurua, frente a un Eibar en busca del ascenso, y se logró gracias a un gol de Víctor Morales en el 14 y tras aparcar el autobús delante de la portería de Edorta Ibarrondo durante los minutos restantes. Fabián De Freitas fue expulsado en el 26, Orbaiz en el 86 y Loinaz marcó el empate en el 87 para probar los corazones de la afición navarra. Pero, para alegría de la comunidad de cardiólogos de Pamplona, el marcador no se volvió a mover. Osasuna se salvaba y Martín Monreal obraba el milagro.

Su gesta no era fácil de olvidar y, durante la estancia de la junta gestora en la temporada 1997/98 —poco más de dos meses—, una de las pocas cosas que no se tocaron fue el contrato de Martín. De hecho, tras conseguir Javier Miranda la victoria en las elecciones el 28 de enero de 1998, el nuevo presidente de Osasuna ratificaría a Martín en su puesto. Seguiría lo que quedaba de año y una campaña más, para dejar definitivamente su sitio en manos de Miguel Ángel Lotina, quien conseguiría el ansiado regreso a Primera durante su primer curso en el banquillo rojillo.

Hoy por hoy, Martín es el principal candidato al banquillo de Osasuna

Pero hoy, la triste casualidad ha querido volver a juntar en el entorno del club navarro a Vizcay y Martín. De nuevo envueltos en problemas, de nuevo en Segunda. El primero será el máximo mandatario, como mínimo, hasta septiembre —aunque el mismo ha aconsejado en declaraciones a EITB que la comisión gestora permanezca hasta mayo de 2015—; el segundo, está por ver. De momento, es el director del fútbol base y máximo responsable de la parcela deportiva junto a Petar Vasiljevic, pero su nombre suena en todas las quinielas para recuperar el puesto que perdió en 1999.

En medio de una crisis, no solo económica y deportiva, sino indentitaria, como la que atraviesa el club rojillo, Martín es un seguro de compromiso y osasunismo. Navarro y de la casa. Ha pasado por prácticamente todos los niveles deportivos del club tanto de jugador como de entrenador y pocas personas han demostrado en los últimos años tener los valores de Tajonar tan arraigados como él. Sin embargo, su vuelta al banquillo no convence a buena parte de la parroquia. Y es que, aparte de ser la apuesta de Archanco —lo que resta confianzas en un buen sector de la afición—, la figura de Martín no solo está cubierta de milagros.

Martín también protagonizó el anterior descenso a Segunda División (1993/94)

En su primera experiencia como entrenador rojillo, tras sustituir a Zabalza tras 16 jornadas de la temporada 1993/94, Martín no consiguió levantar su carácter y energía el vuelo de un equipo condenado abocado al fracaso. El 15 de mayo, misma fecha en que este año Osasuna certificaba su descenso a Segunda tras 14 años en Primera, el equipo rojillo certificaba su descenso a la división de plata —también tras 14 cursos en la máxima categoría— con Martín en el banquillo.

Martín en su etapa como entrenador durante la 93/94. Diario de Navarra

Jan Urban: osasunismo desde Polonia

Aquella temporada, la 1993/94, sería la penúltima de un jugador que marcó una época en Pamplona: el delantero polaco Jan Urban, máximo goleador extranjero de la historia de Osasuna con 45 goles. El hombre del hat trick en el Bernabéu, el hombre del doblete ante el Sttutgart. Pero, por aquel entonces, Urban afrontaba sus últimos años como jugador; pero no de fútbol. Tres años después de su salida de El Sadar rumbo a Valladolid, el delantero polaco volvería a Pamplona, esta vez como entrenador.

Empezó como asistente en uno de los juveniles de Osasuna, pero pronto se convirtió en el primer entrenador del equipo de División de Honor, con el que se proclamó campeón de la liga de la categoría en 2001, un éxito sin precedentes en la historia del fútbol base navarra. Su meteórico ascenso como técnico, unido al cariño que todavía despierta entre todos los osasunistas, le llevó en 2003 a dirigir al Promesas durante dos temporadas, antes de pasar a la secretaría técnica del club. Sin embargo, en 2007, los caminos de Osasuna y Urban se volverían a separar.

En la temporada 2012/13 Urban consiguió el doblete con el Legia de Varsovia

La trayectoria como técnico del polaco no pasaba desapercibida en su país natal y en julio recibió la gran oportunidad: el Legia de Varsovia, uno de los equipos punteros de la Ekstraklasa, la primera división polaca. En el equipo de la capital logró dos subcampeonatos de Liga y una Copa en 2008, hasta ser destituido en marzo de 2010. Sin embargo, no tardaría en regresar al Stadion Wojska Polskiego; esta vez, para completar la faena. Sería en la temporada 2012/13, cuando se volvería a hacer con la Copa de Polonia y se proclamaría, por fin, campeón de Liga.

Jan Urban con el Legia. Foto: Ekstraklasa.wp.pl

En aquel momento Osasuna conseguía in extremis la salvación con el zapatazo de Puñal ante el Sevilla, pero después de una temporada nefasta, la continuidad de José Luis Mendilibar, inquilino en el banquillo rojillo, pendía de un hilo. Fue entonces, el pasado verano, la primera vez que sonaba con fuerza rotunda el nombre de Urban para volver a Pamplona por la puerta grande. Sin embargo, el polaco vivía un momento dulce con el Legia. “Osasuna es mi casa, mi hijo es entrenador ahí y con un Urban en el club es suficiente”, dijo el polaco por medio de su hijo Piotrek.

Pero las cosas han cambiado. El pasado mes de diciembre, un cambio en la dirección del Legia, unido a la eliminación del equipo en Copa, desembocaba en el cese de Urban —y su segundo, el navarro Kibu Vicuña— cuando marchaban líderes de liga con cinco puntos de ventaja sobre el Gornik Zabrze. Desde entonces, el polaco se encuentra sin equipo y, desde que Javi Gracia confirmara su salida de El Sadar, el nombre de Urban a vuelto a saltar a la palestra, para alegría de buena parte de la afición.

Vizcay: "Jan Urban no va a ser"

Aunque el propio Vizcay haya dejado claro que el polaco no será el entrenador de Osasuna la próxima temporada — "Aunque se ha especulado que Jan Urban va a ser el próximo entrenador de Osasuna, no hay nada de eso. No va a ser", dijo en una entrevista a Diario de Navarra—, el polaco se niega a cerrar por completo la puerta de su regreso. En una entrevista para la agencia EFE, Urban reconoció haber dicho no a otros equipos de su país porque sabía que podía haber una oportunidad en Osasuna, lo que asegura, le haría "mucha, mucha ilusión".

"Yo me marché a Polonia a entrenar porque sabía que era uno de los caminos para tener más opciones de dirigir en el futuro a Osasuna, y fue un acierto porque he adquirido experiencia, jugado en competiciones europeas, entrenado a jugadores de diferentes partes del mundo y ahora me siento más preparado", aseguró el ex delantero, que aprovechó la entrevista para dar pistas de sus intenciones si llegara a ser entrenador rojillo.

Urban, que durante su estancia en Pamplona acabó interiorizando los valores clásicos del club, asegura que se ha perdido "el equilibrio", por lo que hay que recuperar la combinación entre "un cierto número de jugadores de casa con otros de fuera". "Es cierto que hoy todo está globalizado, pero tiene que haber cierto equilibrio para ser lo que siempre fue Osasuna: un club vendedor, y para eso hay que tener paciencia, cuidar la cantera y sacar algún futbolista para poder vender", afirma el polaco en su entrevista.

A pesar de las rotundas palabras de Vizcay, Urban y toda la legión de partidarios que están surgiendo en los últimos días, se aferran a la coyuntura de duda que circula en torno al futuro deportivo del club, en standby hasta la Asamblea y la designación del entrenador. "En cualquier caso, los técnicos del club serán los que decidan esta cuestión. Yo no me voy a meter para nada en esa elección", declaró Vizcay para Diario de Navarra, de cuyas encuestas se desprende que solo un 24% de los rojillos vería con buenos ojos la apuesta por Martín Monreal.

Todo está por decidirse. Vizcay no se mete, Urban no tira la toalla y Martín, incluso, asegura tener una oferta de otro equipo de Segunda. Tres de los hombres que estuvieron metidos en situaciones similares a la actual durante la década de los noventa vuelven a copar la actualidad rojilla en tiempos de crisis. Quizá finalmente sea otro el que acabe ocupando la bacante en el banquillo de El Sadar, pero todo parece indicar que entre el polaco y el de Campanas quedará la cosa. Afortunadamente, ambos tienen como deseo principal la estabilidad de Osasuna, la limpieza interna y la recuperación de los valores perdidos. Y los aficionados lo que desean es volver a hablar de fútbol.