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Lección al profesor

Aunque sea el maestro, es nuevo en el instituto, y el alumno aventajado del centro es la personificación de la veteranía. Así, un Osasuna perdido y abandonado al corazón desde el primer cuarto de hora de partido perdió un encuentro de la Ponferradina manejó a su antojo. Un golazo de Sobrino pasados 30 minutos de juego fue renta suficiente para llevarse los tres puntos de El Sadar ante un equipo sin identidad y mermado por las bajas. Los debutantes Vujadinovic y Olavide fueron expulsados en las postrimerías del partido. | Fotografía: Fernando Pidal [Navarrasport].

Lección al profesor
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Por Asier Ganuza

Para el aficionado medio, hablar de la Sociedad Deportiva Ponferradina suena amateur. Suena a equipo perdido en un grupo inhóspito de Segunda B, a campos de césped artificial —en el mejor de los casos— y a gradas de cemento no numeradas. En cambio, hablar de Osasuna es hacerlo de un histórico de Primera. Club con nombre y solera, de partidos para el recuerdo y retrasmisiones de Canal+. Sin embargo, el fútbol, como los planetas, está en constante movimiento y, aunque no nos demos cuenta, las cosas cambian tan rápido como las mareas. Y hoy la humilde Ponferradina ha dado una lección de organización y seriedad al veterano Osasuna.

Pero que nadie se equivoque, la Deportiva no es uno de esos caramelitos de la tabla. Para los aficionados nóveles y poco formados en la materia, jugar contra un Racing, un Mallorca o un Zaragoza será cosa seria, mientras que Lugo, Alcorcón o Ponferradina suenan a partido facilón. Y no. Basta con repasar la tabla para ver a los bercianos en puestos de Playoff, con 22 puntos tras la victoria de hoy y hazañas del tipo un 4-1 al Real Betis, o los empates ante Valladolid (0-0) y Las Palmas (2-2). Pero el dato más esclarecedor y que representa con mayor lucidez el porqué hoy día la Ponfe está futbolísticamente por encima de Osasuna es el famoso gol average. Los castellanoleoneses salen a casi un gol y medio por partido con 18 tantos en 13 encuentros, mientras apenas encajan un gol de media. Por su parte, los rojillos, que presumen de uno de los mejores ataques de la categoría, apenas tienen una diana más que los bercianos, pero el descalabro de los navarros viene en la casilla de goles encajados: 23, casi una decena más que su rival de hoy y los mismo que el Albacete (colista).

Nueve bajas en Osasuna, seis por compromisos internacionales

¿Quién es el equipo de renombre y cuál el recién ascendido? ¿Quién es el novato y cuál el profesor? Después de ver el partido apenas quedan dudas. Y no valen las excusas —que, por cierto, son muchas y justificadas—, pues por muy ciertas que sean, esto hubiera pasado sin bajas y sin expulsados. Y "esto" es que la Ponfe ha ganado el partido de El Sadar. Pero, vamos con las excusas: seis jugadores con compromisos internacionales (Nekounam, Ansarifard, Raoul Loé, Cedrick, Cadamuro y Mikel Merino) y tres en la enfermería (Lotiès, Oier y Unai García). Un total de nueve bajas que dejaban al equipo de Urban con apenas 12 fichas profesionales, de las cuales como mínimo siete debían estar en todo momento en el campo por normativa de la LFP. Cifra que, por cierto, se ha quedado en ocho —por los pelos— tras la expulsión de Vujadinovic en los minutos finales por entrar con demasiada fuerza al remate (¿?).

Vujadinovic y Olavide debutaron con expulsión

El jugador serbio debutaba hoy en el lateral zurdo con la camiseta rojilla y, a pesar de todos los pesares —pocos entrenamientos con el equipo y una posición que no es la suya—, cuajó un partido bastante aceptable. De hecho, él fue el jugador que más peligro llevó sobre la portería de Prieto, pudiendo empatar el partido en el último minuto de la primera mitad y en el último de la segunda. Pero el espigado defensor balcánico no fue el único debutante hoy en El Sadar; y tampoco fue el único debutante expulsado en El Sadar. El joven canterano Miguel Olavide entró en el minuto 67 pasado de revoluciones. A los tres minutos ya tenía su primera cartulina amarilla como profesional y, tras varias jugadas de mérito en las que demostró su potencial, se marchó a la ducha antes de tiempo por soltar el codo en un rifirrafe con un jugador visitante. Ambos demostraron lo que hoy fue Osasuna, un equipo con potencial, capaz, pero inmaduro, frente a una Ponferradina bien organizada, seria y con su estilo de juego metido entre ceja y ceja.

Partido roto, terreno de la Ponfe

López Amaya pitaba puntual el inicio del partido y Osasuna, con un once improvisado, echaba a rodar con la victoria puesta en el horizonte. Los tres puntos ante el Betis y el empate ante el Numancia daban la oportunidad a los de Urban de reengancharse a la zona noble de la tabla; y de la misma forma que se ganó a los andaluces, se intentó doblegar a la Ponfe. Apenas un minuto de juego y primera falta lateral que era botada por Torres y despejada con dificultad por un defensor blanquiazul cuando David García se armaba para el remate.

Primeros minutos de igualdad

Osasuna recogía la bola y empezaba a jugar. Los del Bierzo, replegados, esperaban atrás a su rival. Tomaban los navarros el papel de favorito, rol al que no se terminan de adaptar, y los de Manolo Díaz se hacían la víctima; pero eran ellos, con buenas contras, rápidas y directas —frente al juego pesado y lento de Osasuna— quienes parecían más peligrosos de cara a la portería rival. Así, Pablo Infante ponía un balón idéntico al de Torres en el primer minuto pero contra el área rojilla y desde la otra banda. La zaga navarra despejaba sin contemplaciones y los visitantes ilustraban la igualdad efectiva del partido: ¿te acercas? Me acerco.

Y entonces Osasuna tuvo una ocasión. Nino ponía un balón por alto a la carrera de Torres y el canterano aguantaba el bote hasta pegarla de volea desde fuera del área y obligar a Prieto a meter la manopla para enviarla a córner. Y vuelta a la máxima del partido: ¿que tienes una ocasión? Yo también. El saque de esquina era despejado por la defensa visitante y la contra de Sobrino acaba en un disparo al lateral de la red de Alcorán cuando Santamaría ya parecía fusilado.

Roberto Torres tuvo la primera ocasión del partido. Fotografía: Fernando Pidal [Navarrasport].
Roberto Torres tuvo la primera ocasión del partido. Fotografía: Fernando Pidal [Navarrasport].

Entre unas cosas y otras se cumplía el primer cuarto de hora de juego y el partido comenzaba a cambiar. Pablo Infante obligaba al portero rojillo a despejar de puños tras un lanzamiento de libre directo centrado y con efecto, pero el gran cambio de rumbo solo se apreciaba con el balón rodando sobre el verde. A Osasuna le duraba poco el balón y la Ponfe lo jugaba rápido, con criterio y al primer toque. El partido se rompía. Las líneas comenzaban a separarse, las posesiones a acortarse y los huecos a crearse. Y en una mezcla de las tres llegó el gol.

Sobrino marcó el único gol de partido a la media hora

Rubén Sobrino tiraba la contra desde la derecha cuando Osasuna todavía no se había recolocado. El canterano del Real Madrid tiraba potente la diagonal hacia el interior mientras Berrocal hacia el desmarque por el lateral diestro del área rojilla arrastrando defensores. Uno, dos y tres. Sobrino fue dejando atrás con la simple inercia de su carrera a defensores navarros hasta que, un pasito por delante de la frontal, encontró el tiempo suficiente para disparar y, con la zurda, fusiló a Santamaría, quien hoy no tendrá que quitar él mismo las telarañas de su escuadra derecha. Minuto 33: 0-1.

Y Osasuna tranquilo. Los rojillos parecen haberse creído eso de que los partidos en El Sadar son encuentros locos con muchos goles y que el cruyffismo —céntrate en marcar un gol más que tu adversario— realmente tiene cabida en Pamplona. Pues no. Los rojillos no se pusieron nerviosos tras el gol. No tiraron de rabia, ni se echaron como perros en celo al ataque. Hubo un pequeño amago —Kodro no llegó por poco a un balón de Torres, Echaide probó con un centro-chut—, pero nada. Tampoco es que la Ponfe intentara aprovechar su momento. Ellos tenían muy claro a lo que venían y no se pusieron nerviosos: siguieron con el plan establecido.

Vujadinovic mandó un cabezazo a la madera en la última jugada de la primera parte

Fue en los minutos finales de la primera cuando la cosa se animó un poco. Un tiro de Kodro desde la frontal tras dejada de Torres era desviado a córner por un defensor, y un chut desde fuera del área del propio Roberto era repelido con dificultad por Prieto y despejado por Alán Baró a saque de esquina. Y fue en esa oportunidad a balón parado cuando llegó la más clara de Osasuna, obra de Vujadinovic, sobre el crono de la primera mitad: centro de Torres desde el banderín derecho y remate poderoso del serbio que pegaba en la parte exterior de la escuadra derecha de la portería visitante.

Solo 10 minutos de fútbol en la segunda mitad

El partido volvió a animarse en el minuto 70

Y de nuevo la cosa se quedó en amago. Tras el pitido final de la primera parte, el partido tardó en reanudarse unos 40 minutos: 15 del descanso, más 25 hasta que les dio por empezar a jugar al fútbol. Entre tanto, tarjetas, balones de portero a portero, entradas de las asistencias, jugadas sin peligro, etc. Osasuna no tenía mordiente y, para colmo de males, la defensa de la Ponferradía parecía inexpugnable. Gran partido de Andy y el exrojillo Alan Baró en el eje de la zaga berciana.

En vistas de una preocupante falta de vitalidad, Urban dio entrada a Olavide, un jugador de tres cuartos de campo que destaca por su movilidad y control eléctrico del esférico; y lo cierto es que, sea o no por el canterano, el partido se animó. Corría el minuto 70 y la defensa volvía a cruzarse en la trayectoria de una bola pegada por Kodro en la frontal. Para entonces el jugador bosnio ya había abandonado la banda derecha para colocarse en punta junto con Nino y volver al 4-4-2.

Vujadinovic pudo empatar en el tiempo de descuento

Durante diez minutos el partido se convirtió en un toma y daca del que Santamaría salió renovado. El portero navarro realizó varias paradas de mérito y de todos los colores: blocando abajo, palomita, saliendo con los pies, etc. La Ponfe respondía a la presión rojilla echándose al ataque en busca del segundo. El partido volvía a romperse y, esta vez, eso beneficiaba a Osasuna, que tiró de 'camachismo': dice ser aquel estilo de juego basado ofensivamente en un goteo constante de centros al área sin sentido. De las decenas de balones colgados sobre la portería de Prieto en los últimos minutos, solo uno encontró rematador: nuevamente Vujadinovic, colocado a la desesperada como delantero centro, remataba abajo un centro de Torres desde la izquierda, pero Prieto salvaba con una intervención providencial la victoria de la Ponferradina.

El partido moría prácticamente con aquella ocasión en el descuento. Segundos antes Olavide veía su segunda cartulina amarilla en una pugna de balón en el centro del campo y, segundos después, era el propio Vujadinovic quien era expulsado de forma confusa y con roja directa tras entrar con potencia al remate. Una pequeña tangana después de que De las Cuevas intentara levantar a Sobrino —tendido sobre el césped por enésima vez—, ponía el punto y final a otro partido para olvidar. Una vez más, la opción de meterse en la pelea por los Playoff se desvanecía, dejando el descenso a apenas tres puntos cuando el Racing, equipo que marca los puestos calientes de la tabla, todavía no ha jugado.