Emilio, César Cruchaga, Yanguas, Mateo, Alfonso, Pablo Orbaiz, Iban Pérez, Álex Fernández, Ángel Luis, Alfredo e Iván Rosado. Esta es la alineación con la que salía Osasuna aquel 4 de junio de 2000 en El Sadar, fecha en la que el conjunto dirigido por Miguel Ángel Lotina conseguía el último ascenso rojillo hasta la fecha.
Como en sus grandes remontadas, Osasuna comenzó el partido perdiendo. Un tempranero gol de Bodipo adelantaba a los onubenses, y los resultados del resto de partidos no acompañaban la situación de los rojillos. Sin embargo, el primer balón que ganaba por alto Iván Rosado iba a acabar en un penalti transformado por Pablo Orbaiz. Era el 1-1 y la afición rojilla soñaba ya con el ascenso. La alegría rojilla se hizo esperar, pues el colegiado anuló un gol de Alfredo por mano previa.
De tierras polacas llegó a Osasuna un jugador que, con su tercer gol en liga, anotaría uno de los goles que pasarían a la posteridad. Trzeciak, que había salido sustituyendo a Iban Pérez, anotaría el 2-1 tras un saque de esquina. Ese partido no solo supuso el ascenso rojillo, sino que también certificaba el descenso andaluz a la categoría de bronce.
A día de hoy, Osasuna está liderando la Segunda División y la mayoría de los aficionados empiezan a ver más allá de la frontera de los 42 puntos que marcan la salvación en la Liga Adelante. Hay quienes sueñan con el ascenso, de la misma manera que lo hicieran hace 15 años.
Aquel Osasuna marchaba en novena posición tras ganar en la decimotercera jornada de liga por 0-1 en Badajoz. Hoy le vemos en el ático, como lo denomina Martín, sin nadie por encima. Si en la temporada 1999-2000 se remontó y se consiguió ascender, ¿por qué este año no iba a ser igual?