El mismo guión que hace una semana, dominio con llegadas a la puerta rival, pero el primer disparo a portería del equipo contrario se convierte en gol. Este fue el resumen del encuentro que enfrentó al Racing y al Valladolid. Para afrontar este partido, Paco Fernández alineó de salida a su único delantero centro disponible, Mariano, y también dio entrada al canterano Fede San Emeterio en el centro del campo.

Los primeros minutos discurrieron con un Racing muy valiente, sin dudas, bien plantado y decidido a llevar la iniciativa del encuentro. Fruto de esta actitud, el Racing provocó tres saques de esquina que, a punto estuvieron de dar un disgusto a la afición vallisoletana, pero en todos los casos, no hubo ningún tipo de consecuencia para ambos equipos.

El tiempo corría y no había movimiento en el marcador pese a la insistencia del Racing, el Valladolid, por su parte, esperaba su momento para adelantarse, y su espera tuvo sus frutos, ya que, cuando se habían superado los 35 minutos de partido, Álvaro Rubio puso un balón en el área que Óscar, inexplicablemente libre de marca, remató a la red. Primer tiro, primer gol para el equipo rival, en esos momentos los de Paco Fernández estaban viviendo un deja vu. 

En los minutos previos al descanso, el conjunto montañés estuvo cerca de conseguir el empate en una ocasión que protagonizó Fede San Emeterio, pero su disparó se perdió á poca distancia de la portería de Javi Varas. De esta forma se llegó al descanso.

En la reanudación, el Real Valladolid sólo necesitó 120 segundos para aumentar su ventaja en el marcador, con un potente disparo de Óscar Díaz que entró en la portería de Mario después de golpear en el larguero. Este gol sí que fue como un jarro de agua fría para el equipo racinguista, que veía como el partido se le escapaba de las manos. En esos instantes se vieron los mejores minutos del Valladolid y los peores del Racing, que era un juguete en manos de los locales.

Durante esos minutos, Mario impidió dos acciones de ataque del Valladolid con dos buenas intervenciones, aunque en la tercera no tuvo el mismo éxito y Roger establecía el tercero en el marcador tras rematar con comodidad entre los dos centrales cántabros. Faltaban 20 minutos para la conclusión del partido y el Racing era  como un toro moribundo que yacía en la arena esperando a recibir la puntilla.

En el transcurso de un tiempo que se antojaba como intranscendente para ambos equipos, sucedió lo que nadie esperaba, el Racing volvió a respirar. Javi Varas agarró a Concha cuando se disponía a marcar y le derribó. Penalti claro y expulsión. Javi Soria, el habitual, asumió la responsabilidad y no falló. Puso el primero en el marcador y aún quedaba tiempo para soñar. 

Precisamente en ese momento llegaron los mejores minutos del Racing, que estrelló dos balones en los postes e hizo méritos para haber conseguido algo postivo en Valladolid, pero no era el día, al igual que el sábado pasado, el destino caprichoso decidió que el balón debía ir a la madera y no al fondo de la red. Así se llegó al final, nueva derrota para los cántabros, que no terminan de mostrar su iniciativa en el marcador.