Una frase reconocida en un equipo, en una persona. Diego Pablo Simeone la usa muy a menudo para su Atlético y su afición pero bien podría usarse para todos los seguidores al fútbol del mundo, sobre todo de los equipos pequeños, de los equipos sufridores. Y el Racing está entre ellos.
103 años de sufrimiento y de fidelidad
Porque en sus 103 años de vida no ha logrado ni un solo título oficial. Porque ensus 103 años de vida solo se ha clasificado una vez para competición europea. Porque en sus 103 años de vida ha sufrido para mantener categorías o para ascender. Porque en sus 103 años de vida ha tenido directivas vergonzosas, sobre todo en el último siglo. Porque desde Piterman, hasta Pernía, pasando por Ali Syed y Ángel Lavín 'Harry', han querido destruir el club. Pero la afición siguió creyendo. Nunca dejó de hacerlo.
En las adversidades es cuando se demuestra la fidelidad, la afición, la pasión. Pasión por unos colores que portan miles de sufridores que, sobre todo en los últimos tiempos, se han ganado el derecho a seguir creyendo. Descenso a Segunda y a Segunda B bajo el mando de Pernía, Harry y compañía. Con el equipo hundido en la miseria la afición no dejó de ir a El Sardinero, a protestar, a intentar derrocar a una directiva corrupta. Todo por y para su club.
Porque aquel 30 de enero de 2014, los creyentes lograron echar a todos aquellos que durante años y años malversaron, robaron, delinquieron y dejaron al club al borde de la desaparición. Pero se siguió creyendo. Peñas, afición, región, ciudad, exjugadores, plantilla, cuerpo técnico... todos creyeron y se logró: el Racing volvió a Segunda División. Solo un año en el infierno, pero quedaba mucho que remar.
La mala marcha del equipo y su dramático descenso a Segunda B, solo un año después del regreso, no hizo dejar de creer a la masa verdiblanca. Con decisiones correctas o incorrectas. Con mayor o menor favor en las mismas. Todos siguieron creyendo. Ni lo económico, ni lo deportivo, ni el apoyo del gobierno, ni los resultados... Pero siguieron creyendo.
Siguieron creyendo en ser líderes, por mucho que la remontada se alargara, por mucho que el drama de Ferrol amargara a los miles y miles de racinguistas que se vieron primeros, que tocaron la gloria para perderla sin poder agarrarla. Los mismos que llenaron El Sardinero creyendo, con fe ciega en la remontada, en la victoria del Racing, en la derrota del Racing de Ferrol, en el Atlético Astorga. No dejaron de creer.
Es por ello que la frase "nunca dejes de creer" es aplicable, y mucho, al Racing. Una comunidad, una afición, una ciudad, una plantilla que nunca dejará de creer. Y en ello se fundamenta la fase de ascenso. Más allá de fútbol, de goles, de defensas y de ataques, de estrellas... Subir o no subir será cuestión de creer, de seguir creyendo, de no venirse abajo ante las adversidades, de seguir siempre al lado del equipo. Y de eso, de apoyar, de animar, de creer, la afición racinguista, tiene de sobra. "Nunca dejes de creer".