Sub-21: en la noche de Muniain, la paciencia fue su ejemplo

La selección goleó de nuevo y no importó que su rival se pertrechara cambiando el guion de jornada anteriores. El atacante del Athletic, convertido ya en sorprendente capitán, guió la parcela anotadora y se mostró como prueba evidente de hacia dónde deberán conducir su juego algunos de los jóvenes más talentosos del grupo. Sergi Roberto fue la otra gran figura del encuentro, a base de equilibrio y recorrido para romper las líneas. (Foto: Cadenaser.com)

Sub-21: en la noche de Muniain, la paciencia fue su ejemplo
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Por Víctor Sancho Ferrer

Por diferencia de goles, España ya lidera el grupo de clasificación hacia la Euro de la República Checa. Una nueva goleada, en su segundo encuentro, ha reafirmado la apuesta más ofensiva de Julen Lopetegui. Con Rubén Pardo, como único pivote, y con dos interiores de lujo, como Oliver Torres y un incombustible Sergi Roberto, una Albania más cauta que en encuentros anteriores, sin abusar del conservadurismo, cayó con Iker Muniain como su principal verdugo.

La selección pudo hacer más goles, y realmente fue en la segunda mitad donde la fluidez alcanzó su máxima expresión, pero una de las notas destacadas del partido fue la actitud de su nuevo capitán. Muniain ya estrenó brazalete ante Austria, pero fue en Logroño donde pareció afirmarse la versión más sólida del jugador navarro y que a buen seguro en su club deberían disfrutar a no mucho tardar de una manera contidiana. La madurez empieza a asomar en el inquieto futbolista, y por sus coincidentes cualidades, algunos compañeros deberían atender a su proceso.

Al toque y con paciencia

El de la Txantrea fue el primero en anotarse una ocasión clara de gol. Tras una gran carrera del impulsivo Deulofeu por el costado, el del Athletic se asomó al área pequeña con un brinco casi al límite de sus posibilidades. Consiguió conectar con el balón y su remate de testa lo desvió ágilmente Strakosha, a ras de hierva. La selección había tardado más de un cuarto de hora en avisar claramente, pero en posesión era un monólogo absoluto.

Oliver Torres y Sergi Roberto se encargaban de dar volumen al juego, mientras que Pardo, salvo cuando regalaba algunos de esos magníficos pases en largo, sacrificaba su concurso por el equilibrio del equipo. El extremeño, siempre animoso, veía como la energía que aún duraba en los albaneses le impedía acciones de más lucimiento. Mientras, el catalán, más holgado en lo físico, aportaba continuamente en la salida y las recuperaciones.

Pardo, salvo cuando brillaba con sus pases largos, se sacrificaba por el equilibrio

En algunos casos, la Sub-21 presenta jugadores con dos años de diferencia, algo que en lo físico se puede notar todavía, pero que también es algo ya no va a cambiar en esencia. Pronto llegará el momento de asumirlo, y los jugadores más jóvenes deberán adaptar su complexión a sus cualidades, teniendo en cuenta la exigencia de los rivales. Lo que en sus inicios podía parecer de una manera, el futuro podría situarles en un lugar distinto. Muniain era un volcán en permanente erupción a los catorce años, que arrasaba a sus coetáneos gracias a su calidad y a un tren inferior más desarrollado.

La madurez de Iker

A partir de ahí, y a diferencia de otros jugadores que se desarrollan físicamente en la pubertad más avanzada, el del Athletic ha tenido que ir buscando un acomodo para su técnica en un entorno de auténticos atletas. Llegó antes que nadie a la élite y sus armas siguen siendo las mismas que entonces. A sus 20 años empieza a encontrar sus vías para predominar en el juego. Posiblemente no tenga las pretensiones de antaño y ha asumido que no puede entrar en un cuerpo a cuerpo continuo, en el que hace tiempo que ya no salía bien parado. Un proceso que debe servir de ejemplo a algunos compañeros de selección, para que no abusen de los recursos y entiendan que son unos privilegiados por estar en un entorno que facilita su desarrollo a partir del cuidado del balón.

De atrás hacia adelante

Así, la selección elaboraba con paciencia hasta encontrar el momento para poder abrir el marcador. Los minutos pasaban y el balón se movía ágilmente de derecha a izquierda. Oliver y Roberto intercambiaban posiciones, y la pelota llegaba indistintamente a Munian o Deulofeu. El navarro, a pierna cambiada, giraba hacia el centro o provocaba el espacio para la subida de Alberto Moreno; el jugador cedido en el Everton era más descarado y tiraba de alardes con la potencia de su carrera. Antes de una de esas, el esférico había sido raseado desde Amat y pasando por el portero Pacheco hacía la banda derecha. La paciencia; el toque; el sello. Allí, Carvajal vio el desmarque de Deulofeu. En su estado de ebullición, el hombre de banda vio el gran movimiento de Muniain hacia el segundo palo. Éste último había encontrado una autopista libre que le dio todas la facilidades para abrir el marcador.

En el gol, el balón fue raseado desde Amat hasta el movimiento de Muniain

La segunda mitad se inició con un mensaje que iba a abrir más caminos a España. Éste llegó del técnico albanés. Dejó que un delantero más se liberara de ese 1-4-5-1 y abrió la distancia entre las líneas. Con este panorama, la victoria pasaría de rango a ser goleada, a favor de la selección, y con un Sergi Roberto convertido en dueño de todo el pasillo central, sembrando terror en cada una de sus arrancadas. Algo similar a lo que sucedía en el costado cuando Deulofeu templaba sus ansias.

Los mejores momentos

El ocho de la Sub-21 avanzó pleno de jerarquía desde la línea de tres cuartos para que Muniain hiciera su doblete con una comba magnífica. Las ansias de Morata también tendrían premio minutos después. De nuevo, conexión madridista, al igual que sucediera frente a Austria. Pase al espacio y el eléctrico y espigado atacante definía cruzado. La mano del portero albanés no pudo impedir que el tiro del nueve acabara en el fondo. En siete minutos España anunciaba la goleada.

Y es cierto que pudieron ser bastantes, pero la selección solo materializó uno más, tal vez el más bello, como concreción de un estilo. Lopetegui dio entrada a Jesé por el protagonista, Muniain, y Carles Gil, el valenciano que lleva la pelota cosida a su bota izquierda, debutaba como internacional en partido oficial. A ellos se les unió Oliver Torres, antes de su salida del campo. Los tres formaron el triángulo definitivo a una jugada que había nacido en los pies de Pacheo, y tras 22 toques, en algo menos de un minuto, finalizó en la portería de Strakosha. De su visión y frescura, Oliver desprendió de primeras hacia Jesé, que la pegó a su bota. Un regate elástico y hacia fuera, y dejada para Gil. El del Elche la devolvió de sutil pared y el canario definió con la frialdad que le caracteriza. Un golazo y certificación del goce.

Carles Gil debutó con una asistencia como internacional en partido oficial

Llegaron más oportunidades. Deulofeu busco el suyo en una fulgurante carrera más allá del medio campo. Sarabia, ya en campo, tiró cruzado y esta vez sí se lució Strakosha. Y el del Everton lo volvió a intentar con una rosca muy lejana y espectacular. La selección terminó disfrutando, a sabiendas de que queda recorrido, en esa senda que la lleve hasta junio de 2015. De momento, diez goles a favor en dos partidos, y tan solo dos en contra. Son meras cifras, pero ya suman un tanto más que la generación anterior a estas alturas (la campeona en Israel había disputado sus dos encuentros ante Georgia).

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Sobre el autor
Víctor Sancho Ferrer
Digamos que soy un periodista, especialista en fútbol, de dentro a afuera. Soy un ojeador global del balón pero conociendo primero mi propio medio: desde las categorías inferiores al fútbol de élite, y así luego me abro al mundo. Creo que si no eres capaz de valorar lo que tienes al lado, la opinión que te formes de lo que veas más allá de tus fronteras no será tan real.