Contundencia, seguridad, anticipación e inteligencia. Virtudes todas ellas que se asocian y definen a una buena defensora. Una de las jugadoras que cumple a la perfección esos requisitos es Rocío Gálvez, central del Real Betis y de la selección española sub 17. La cordobesa ejerció como una de las capitanas del conjunto entrenado por Jorge Vilda en Costa Rica y resultó fundamental en el histórico subcampeonato cosechado en tierras costarricenses, siempre atenta y jamás perdiendo el sitio.

Rocío, que recuperó la titularidad con el combinado nacional en el segundo partido del Mundial tras haberla perdido en el pasado Europeo, ha atendido a Vavel.com para explicar cómo vivió la aventura mundialista y qué ha significado para ella y para el grupo la consecución de una medalla de plata en el evento mundial más importante en categoría sub 17.

El Mundial femenino de Costa Rica ha sido el más seguido históricamente a nivel nacional, con televisiones y periódicos haciéndose eco del paulatino éxito de las jóvenes internacionales. Para Rocío, el gran triunfo del equipo se basó en que “estuvimos todas juntas, fuimos una piña”. “La unión es super importante en un equipo porque si no la hay, después no se demuestra en el campo”, prosiguió.

Aunque “como en todas las selecciones, hay momentos buenos y malos” para la andaluza, en Costa Rica hubo muchos más positivos que negativos. “Los momentos buenos eran cuando estábamos todas juntas en piña y, como no, quedar subcampeonas del mundo“, recordó la central. “Momentos malos fueron pocos, como por ejemplo, el primer partido contra Japón”, encuentro inaugural que se perdió de manera justa por el cansancio, el tiempo y el cambio horario, ante una potente selección nipona que posteriormente se convertiría en campeona del mundo rompiendo todas las estadísticas.

Rocío: "Estuvimos todas juntas, fuimos una piña"

Tras disputar cinco partidos, Rocío se enfrentó a muchas rivales de diferentes partes del mundo, destacando como más complicadas de frenar a “dos jugadoras de Japón” y, sobre todo, a la delantera italiana Martina Piemonte. “Era muy alta, corpulenta, bajaba bien el balón y era difícil, pero no imposible, de defender”.

España solo encajó cinco goles en todo el campeonato, convirtiéndose en la segunda selección menos goleada del torneo. Rocío fue una de las partícipes fundamentales de tal éxito, formando con Silvia Mérida una pareja de centrales de altos quilates. Precisamente, la capitana definió a su compañera de posición como una jugadora que “va muy bien por arriba, cuando hay que tirarse se tira, se anticipa a todas, y lo da todo en los partidos”.

La medalla de plata cosechada en el Mundial será guardada como oro en paño por todas las integrantes de la selección sub 17. La cordobesa tiene muy claro a quién le dedica el premio. “Se lo dedico a la gente que me ha estado apoyando siempre, sobre todo a mis familiares”.

Con un futuro inigualable por delante, una de las zagueras más prometedoras del fútbol español espera continuar su proyección para llegar a lo más alto. Cualidades no le faltan, acumulando ya pese a su edad dos medallas de plata y otra de bronce en eventos continentales y mundiales.

Fotos del cuerpo: UEFA.com, diariodecórdoba.com y minuto90.com.

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