Por mucho tiempo se recordará lo sucedido esta noche en El Madrigal. El Villarreal ofreció una lección magistral de fútbol y barrió del campo a una impotente Real Sociedad a la que no le salió absolutamente nada. A ritmo de crucero, los de Marcelino fueron superiores en todas las facetas del juego y no dieron ninguna opción a un rival que sólo las vio venir.

Con esta rotunda victoria, el Villarreal supera al conjunto txuri-urdin en la clasificación antes de verse nuevamente las caras el jueves en la Copa del Rey, y rompe de la mejor forma posible la mala racha de más de dos meses sin ganar en su estadio.

Primera parte para enmarcar

Desde el primer minuto, el Villarreal imprimió al juego una velocidad y una verticalidad que la Real no supo contrarrestar y frenar en ningún momento. El conjunto vasco se vio desarbolado por el ciclón de fútbol ‘groguet’ y fue un invitado de lujo a una auténtica exhibición. El primer gol fue una evidencia de la diferente intensidad que tuvieron ambos equipos. Mario no dio un balón por perdido y se tiró al suelo para evitar que un envío de Moi Gómez se marchara por la línea de fondo. Ese acto de fe se convirtió en una asistencia magnífica que Gio no desaprovechó para inaugurar el marcador, ante la pasividad de la defensa donostiarra.

Xabi Prieto tuvo en sus botas la opción de empatar el partido, pero no supo materializar un fantástico pase entre líneas de Carlos Vela. Sin embargo, del hipotético 1-1, se pasó rápidamente al 2-0. Una preciosa jugada colectiva del Villarreal acabó en un centro al segundo palo de Gio que Uche, en plena racha goleadora, empalmó a la perfección e introdujo el balón al fondo de las mallas.

La máquina ‘grogueta’ no paraba de generar fútbol y no dio tregua alguna. Antes de que la Real tuviese tiempo de despertar de su letargo, otra buena internada de un gran Mario sirvió para que Gio anotara el segundo en su cuenta anotadora. Así pues, el Villarreal fue durante la primera mitad un vendaval que se llevó por delante a una Real Sociedad desbordada.

45 minutos de calvario para los donostiarras

Arrasate sustituyó en el descanso a unos desaparecidos Griezmann y Rubén Pardo y dio entrada a Zurutuza y Mikel González para tratar de contener y frenar el huracán amarillo. No sólo no consiguió una mejora en su juego, sino que el Villarreal aún continuaba con sed de sangre y perforó dos veces más la portería txuri-urdin. Una perfecta asistencia de Gio dejó a Uche solo ante Bravo para que el nigeriano definiera a placer y subiera el cuarto al marcador. Para completar la ‘manita’, Moi se apuntó a la fiesta y envió a la red un gran centro de Jaume Costa. 5-0.

A partir de ahí, Marcelino empezó a hacer cambios pensando en el importante partido del jueves y dio la opción de debutar al joven Nahuel, de tan sólo 17 años. La Real aprovechó esta pequeña tregua para acercarse tímidamente a la portería de Asenjo y, en una de sus pocas aproximaciones, Agirretxe marcó el gol de la honrilla para los suyos. Un partido para olvidar de los vascos, que deben pasar página rápidamente, mientras que el Villarreal brilló en su máximo esplendor y cuajó un partido sublime, que será recordado por mucho tiempo en las gradas de El Madrigal.