Empate, tarjetas y nada más

En un partido sin nada de juego ni calidad, el punto para cada equipo y las tarjetas fueron lo más destacados en un encuentro para enterrar.

Empate, tarjetas y nada más
El Villarreal salió vivo del Nuevo San Mamés. (Fotografía: lfp.es)
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Por Francisco José Oliva Pérez

En la segunda vuelta, conseguir una victoria presenta un plus de dificultad añadido. Los equipos ya se conocen entre sí tras diecinueve jornadas y eso aumenta las dificultades a la hora de conseguir los tres puntos. Y ya, cada partido, presenta ciertos toques de dramatismo o de trascendencia, según los objetivos de cada equipo. Y el partido entre Villarreal y Athletic, cuarto de la temporada entre amarillos y rojiblancos, peca de lo segundo.

En la primera vuelta, el Villarreal superó a los leones en El Madrigal por tres goles a unoRivales directos, una victoria de los de Marcelino García Toral en el Nuevo San Mamés serviría para, además de tomarse fríamente la venganza por la eliminación en Copa del Rey a manos del cuadro vasco, alejar al conjunto de Ernesto Valverde a 13 puntos del cuarto puesto, lugar que ocupa el Submarino Amarillo y meter más presión a la terna de rivales que tiene el cuadro groguet por el último billete liguero con destino a Champions. A parte, aumentaría la espectacular racha amarilla, la cual se sitúa en nueve jornadas sin conocer la victoria.

El Athletic lleva tres encuentros consecutivos ganando al Submarino como localSin embargo, el contendiente del Villarreal no le anda a la zaga. El conjunto vasco ha ido in crescendo a lo largo de la temporada en juego, materializándose en resultados hasta situarse en sexto lugar. Tras dos victorias consecutivas ante Eibar y Getafe, el verdugo de los amarillos en el torneo del KO intentará acogerse a su fortaleza como local y a su intenso ritmo de juego y alta presión para lograr el triunfo, asestar un golpe directo a un rival directo por los puestos europeos y para apurar sus opciones de luchar por la cuarta plaza de la tabla.

Así, Marcelino García Toral, sabedor de la importancia del choque, no se guardó nada en el banquillo y salió con su once de gala, poniendo como dupla de ataque a Roberto Soldado y Cédric Bakambu, con Jonathan Dos Santos y Denis Suárez como escuderos en tareas ofensivas y la dupla Bruno-Trigueros como comandantes del centro del campo amarillo. El de Villaviciosa, con su alineación, demostró que hoy había en juego más que tres puntos.

Mientras, su homólogo vasco, Ernesto Valverde, realizó varios cambios con respecto a la jornada pasada, destacando la vuelta a la titularidad de Aritz Aduriz, máximo goleador de los bilbaínos. Además, también fue novedad la inclusión de Laporte y Bóveda por Gurpegui y De Marcos y la entrada en el once de Susaeta por Sabin.

El partido comenzó con ambos rivales intentando imponer desde el principio un intenso ritmo de juego y el Villarreal, al minuto, ya se acercó a la meta de Iraizoz pero el chut de Soldado fue atajado fácilmente por el cancerbero vasco. Sin embargo, la ocasión más clara en los primeros minutos la disfrutó el Athletic.

En el minuto ocho, un control perfecto en área chica de Iñaki Williams fue seguido de un chut del extremo rojiblanco que llegó a Aduriz que mandó al palo de la portería de Areola. El Athletic pareció entrar algo mejor que el Submarino en el encuentro y, dos minutos después, Williams armó desde la frontal su chut con la diestra, marchándose a córner.

Tras un cuarto de hora, el Athletic se hizo dueño de la posesión, impidiendo que el Villarreal pudiera robarle el esférico e hilar dos pases seguidos con criterio y empujándolo atrás. Sin embargo, las continuas acometidas bilbaínas no culminaban en claras ocasiones de gol.

El paso de los minutos calmó las aguas en el Nuevo San Mamés y el partido dejó de obsequiar a los asistentes las incursiones ofensivas de los primeros minutos, llegando el balón de área en área pero sin que los arqueros tuvieran que intervenir. Los locales seguían disfrutando de la posesión, aunque estéril, y los amarillos intentaban disfrutar del esférico con más asiduidad para construir la ofensiva.

A medida que el primer tiempo se acercaba a su conclusión, el Villarreal se encontraba más asentado en el tapete amarillo, circulando mejor el esférico y sacudiéndose el dominio rojiblanco. Sin embargo, el primer tiempo claudicó con todo por decidir en unos primeros cuarenta y cinco minutos llenos de temores y con ambos equipos tratando de asegurar la fortaleza atrás y errando en la circulación del pase y del juego.

La segunda parte no trajo el cambio de aires deseado para la parroquia local. El Athletic seguía disfrutando de más posesión aunque las ocasiones más peligrosas llegaban por parte visitante al contragolpe.

Los minutos pasaban y el encuentro seguía el guión insulso y sin picante ni calidad que había predominado hasta entonces. Sin criterio a la hora del pase, sin un mínimo ápice de buen juego, el partido estaba fallando a las expectativas creadas y el espectáculo visto en el Nuevo San Mamés fue, cuanto menos, decepcionante para el espectador.

A siete minutos del final, el Villarreal dibujó un rayito de luz entre la oscuridad del juego mostrado hoy en el coliseo bilbaíno. Así, una pizca de buen fútbol y una buena jugada colectiva sirvieron para que Iraizoz empequeñeciera la portería a Soldado y evitar que el conjunto castellonense se adelantara en el marcador.

Esto zarandeó el ritmo del encuentro, bastante estático e impreciso, y el Submarino Amarillo pareció animarse levemente e intentaba aprovecharse de los huecos que dejaba el Athletic con un Denis Suárez y un Samu Castillejo muy activos por banda y con incursiones que llevaban el temor a la zaga rojiblanca.

El colegiado cerró el encuentro con dos expulsionesSin embargo, el partido no quería cerrarse sin dejar un hecho destacado para recordar. Así, el incesante ritmo tarjeteador de Mario Melero tuvo su recompensa y Williams dejó a su equipo con uno menos en el descuento del segundo tiempo. Sin embargo, el Villarreal tampoco se escaparía al colegiado malagueño y Bonera fue mandado a los vestuarios antes de tiempo.

Finalmente, el partido terminó y ambos equipos dieron sobre el césped del Nuevo San Mamés un ejercicio de como no hay que hacer fútbol. Sin emoción, sin intensidad, sin juego, sin criterio y sin nada. Un partido sin sustancia en el que las expulsiones, las tarjetas (diez amarillas y dos rojas) y el empate conseguido es lo más destacado y del que el Villarreal salió más beneficiado al mantener la ventaja y ganar el gol-average a un conjunto, el de Ernesto Valverde, que tiene muy difícil pelear por la cuarta plaza.

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Sobre el autor
Francisco José Oliva Pérez
Nacido en Huelva en enero de 1993 y Periodismo en la Facultad de Comunicación de la Universidad de Sevilla. Redactor en Villarreal VAVEL y Recreativo VAVEL. Además, cubro la información relacionada con el filial del Recreativo de Huelva en el periódico Viva Huelva.