Cumplir con los objetivos es siempre una satisfacción enorme, si además los superas, puede hablarse de una temporada para recordar. Esto es lo que ha ocurrido en El Madrigal, con el aditivo de que se ha logrado con bastante holgura. Desde el histórico liderato conseguido en la jornada 7, y su posterior crisis de resultados, el Villarreal ha hecho de la cuarta posición su lugar en la Liga. Los castellonenses han ocupado ese lugar en 23 de las 38 jornadas, de las que 21 han sido consecutivas.
Esto puede tener su parte mala en caso de que se tome como una comodidad. Si el equipo se relaja, los resultados pueden verse afectados, amenazando con tirar por tierra todos los éxitos conseguidos. No parece que este sea el caso de los de Marcelino, por lo menos durante el grueso de la temporada. Sin embargo, el final se ha ido acercando y la seguridad de terminar en puestos Champions ha crecido con cada jornada que pasaba. Además, el Submarino iba avanzando en su andadura por la Europa League y empezaba a concentrar sus esfuerzos en la competición continental, donde los riesgos se antojaban mucho más grandes.
De esta manera nos presentamos en la jornada 33, a tan solo seis del final de la Liga. El Villarreal visita la capital para enfrentarse a un Rayo Vallecano que afronta los últimos choques en una lucha desesperada con Getafe, Granada, Levante y Sporting por la permanencia. Los de Paco Jémez tenían la necesidad imperiosa de ganar en su estadio, y enfrente se encontraban con un once groguet muy poco habitual. El partido –en muchos momentos falto de ritmo- estuvo en manos de los locales, que con más corazón que cabeza consiguieron sacar los tres puntos.
Desde ese día hasta hoy han pasado ya cinco jornadas, en las que los amarillos tan solo han conseguido cuatro de los 15 puntos posibles. Curiosamente, todos ellos ante equipos que no se jugaban nada importante, como son la Real Sociedad (jornada 35) y el Valencia (jornada 36). Este último triunfo en el derbi supuso la obtención matemática del cuarto puesto, aún con dos partidos por disputar.
El Villarreal solo ha ganado dos de los últimos cinco partidos, ambos ante rivales que no se jugaban nada
Además de la ya mencionada derrota ante el Rayo, los de El Madrigal no consiguieron sacar ningún punto ante el Real Madrid en el Bernabéu ni ante el Deportivo de la Coruña en el feudo castellonense. Los blancos se juegan la vida en cada partido, ya que necesitan ganarlo todo para poder aspirar a aprovechar un fallo del Barça, algo que no se ve muy a menudo, y llevarse el título liguero. Por otro lado, los coruñeses aseguraron en El Madrigal una permanencia cuya consecución se estaba haciendo esperar demasiado. Es decir, las tres últimas derrotas del Villarreal corresponden a partidos ante rivales que necesitaban los puntos de una manera más vital que los groguets. Una falta de presión muy difícil de combatir que se ha traducido en solo cuatro de los últimos 15 puntos conseguidos.