La sensación de seguridad que transmite en la piscina se extiende a sus declaraciones. En un aeropuerto de Barajas que se vistió de gala para despedir a alguno de los deportistas olímpicos españoles, un chaval barbilampiño de 17 años parecía el más calmado de todos. Con aplomo y seguridad, Hugo González no eludió ninguna de las preguntas formuladas por unos periodistas entusiasmados ante la progresión de este nadador.
"Estar en Río me brinda mucha confianza y ganas para los próximos años". Y es que no se podía esperar una evolución tan abrupta del nadador balear: "Me da mucha confianza, no era ni siquiera el objetivo hace un año y ahora estar aquí es como un sueño", declaró Hugo que será de la partida en los 200 metros espalda.
Su nombre ha comenzado a sonar con fuerza después de haber firmado una gran marca, como es 1,57, rebajando en un segundo la mínima olímpica. "El apoyo de la gente ha sido muy bueno. Hasta ahora, todos con los que he estado me han apoyado siempre aunque tuviese competiciones malas. Así que estoy muy contento y me siento muy apoyado por todos". El miedo que se tiene es que su nivel de competitividad sea tan alto que no le permita disfrutar de la competición, y se autopresione demasiado: "Era un buen objetivo para el final de temporada, pero no era el máximo, así que tampoco hay mucha presión. Sólo quiero ir a hacerlo bien", señaló el español.
Respecto a las polémicas surgidos en las últimas semanas acerca del estado de las instalaciones en Río de Janeiro de la Villa Olímpica, Hugo fue cauto. "Se comenta un poco que la villa olímpica aún no estaba del todo terminada, pero no creo que sea un gran problema. Si vamos todos los países y toda la delegación, es porque se estará muy bien allí", declaró un hombre llamado a alcanzar grandes metas.