Babacar, la esperanza africana

Pese a su juventud, el nuevo fichaje del Racing es una de las jóvenes promesas más cotizadas de Europa. Llegó a Europa con 14 años y su historia está marcada por el sacrificio, la humildad y el afán de superación.

Babacar, la esperanza africana
Babacar, la esperanza africana
josemazing
Por Jose María Castillo

Muchos racinguistas mostraban su desencanto con el recién anunciado fichaje de Babacar. En apenas unas horas se han podido escuchar frases como "ya nos traen al que no quería nadie" o "¿este a qué viene?". No sabemos si Babacar va a triunfar en este Racing, lo que si podemos contar es que no es un 'don nadie', ni mucho menos.

Como tantos otros jugadores africanos, llegó a Europa con la ilusión de hacerse un hueco en el difícil fútbol del viejo continente. Las cosas en su país natal no fueron fáciles para él. Despuntó en el Rail senegalés, pero Baba, como le llaman sus compañeros en la Fiorentina, era consciente de que si quería vivir del fútbol y convertirse en una estrella tenía que salir de África. Así es como en el año 2007, con tan solo 14 años, comienza su aventura. Su meta, convertirse en el nuevo Didier Drogba.

Su primera parada fue en Fuerteventura. Allí se encuentra la European Football University. La escuela se dedica a formar jóvenes jugadores con el fin de que puedan dar el salto a alguna cantera importante. El fundador de la escuela es Franco Rondanini, ex jugador de la Serie A y entrenador. El italiano, ya curtido en mil batallas (tiene casi 80 años) se enamoró de Baba. Vio en él un diamante en bruto y se centró en tratar de hacerle mejorar. Dos años después de su llegada, en 2009, le llegó su momento.

Rondanini se lo llevó al torneo de Viarregio, un torneo internacional al estilo Arona. En su primer partido mete dos goles. En la grada está Corvino, ojeador de la Fiorentina italiana, que había acudido ante la insistencia de Rondanini. Corvino se enamora del joven. Es rápido, fuerte, trabajador, inteligente y goleador. No se lo piensa ni un instante y lo ficha. 

Babacar comienza jugando en las categorías inferiores del equipo toscano (Fiorentina Primavera). Tan solo le hace falta un año para dar el salto definitivo. Prandelli es el entrenador en ese momento de la Fiorentina. El equipo necesita de jugadores jóvenes, aire fresco. El técnico italiano es consciente de que el joven Baba aún tiene 16 años, pero aún así decide convocarle para un partido de Copa frente al Chievo. Ante la sorpresa de todos, Baba sale de titular. Juega sin complejos, se ofrece, encara a sus rivales y se mueve de un lado a otro del ataque. Prandelli está satisfecho con 'su' chico, pero decide que es el momento de sustituírle. Pero Baba lo tenía claro, no quería marcharse del partido sin dejar su impronta.

La Fiorentina pierde por 1-2 y dispone de una falta a favor en la frontal del área. Baba se incrusta entre la barrera, desvía el balón y lo envia al fondo de la portería. Primer partido, primer gol. Ahora sí, se retira del terreno de juego con una gran ovación desde la grada. Aquel día, los aficionados violas entendieron que estaban ante una futura estrella de la entidad. Otros equipos como Real Madrid, Manchester United, Chelsea o Milan llegan a preguntar por el jugador.

Desde entonces, parece que el jugador africano no acaba de encontrar su sitio en el conjunto italiano. No goza de los minutos necesarios para conseguir ser un jugador importante. Es un jugador con capacidad para bajar una pelota, retenerla y soltarla en uno o dos toques, se mueve con inteligencia por todo el flanco de ataque, tiene potencia para rematar por alto, es rápido y posee la juventud y el desparpajo de un chico de 18 años con ganas de comerse el mundo.

Es un perfil que apenas se ha visto en el Racing de Santander. Un tipo de jugador que no abunda en el fútbol español y que puede funcionar como una buena solución en ataque para los cántabros. En Italia le llaman 'el nuevo Drogba', pero él prefiere ser conocido como Baba, el niño africano al que el fútbol hizo hombre demasiado pronto. Bienvendio a Santander, Baba.