El arranque del Aurinegro definitivamente no fue el que todos sus hinchas esperaban. El conjunto bahiense mostró clarísimos signos de debilidad colectiva, un equipo en formación y una casi inexistente actitud agresiva y convicción de ganar. Todo estos elementos, hicieron un cóctel perfecto, para que los de Cristian Díaz, retornen a su ciudad sin ningún punto bajo el brazo y con más dudas que certezas. 

Y es que, más allá de que cambiaron 9 de los 11 nombres que conformaron la formación inicial, que el técnico cosechó la gran mayoría de los puntos que su equipo disputó desde que se puso al mando de la plantilla y de que se contó con casi dos meses de preparación, en una de las pretemporadas más largas de los últimos tiempos; nada de esto alcanzó para evitar que apenas pasado el minuto 20 del primer tiempo, el local se pusiera por delante en el marcador 1-0, gracias al gol de media distancia del delantero Federico Anselmo.

Solo a partir de ese momento, los bahienses mostraron un poco de reacción y ganas de ir a buscar un empate que nunca llegó a cristalizarse. Este punto en concreto, es un mal que afecta a Olimpo desde hace varios torneos y parece ser que, independientemente de los actores, la función termina siendo siempre la misma.

Por el lado del local (que venía invicto desde las últimas siete fechas del torneo pasado), supo hacer valer su condición y con un trato de balón mucho más fluido y natural, se puso en ventaja cuando aún no habían pasado ni 30 minutos de juego. Luego de este quiebre en el marcador, tuvo la tranquilidad y sabiduría para saber manejar el ritmo de juego y la visita culminó el primer tiempo con muchas ganas, pero ninguna idea.

Comenzada la segunda parte, Olimpo tomó definitivamente las riendas del encuentro, supo tener más de una ocasión para igualar el marcador. Pero, nuevamente, perdió la pulseada frente al reloj y los nervios.

El Aurinegro volverá a jugar dentro de dos semanas, cuando sea el turno de recibir  al último campeón del fútbol argentino; Lanus.