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A 4 años de una final histórica, e incompleta

El 12 de diciembre de 2012, Tigre jugaba en el Morumbí la final de la Copa Sudamericana, ante San Pablo. perdía 2-0 y no salió a jugar el segundo tiempo por la agresión de la policía brasileña. Sin embargo, eso no opacó la gran campaña copera del Matador.

A 4 años de una final histórica, e incompleta
No dejaron que sea una fiesta del fútbol (Foto: Mundo D)
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Por Nicolás Diz

El año 2012. Quizás, el año más prestigioso de la historia del Matador. Subcampeón del Clausura 2012, realizando una campaña increíble, ya que tenía la soga al cuello con el tema de los promedios y logró salvarse de la Promoción en la última fecha, con chances de campeonar paralelamente (cosas del fútbol argentino). La corona fue para Arsenal, pero Tigre mostró un fútbol vistoso y contó con Carlos Luna, el goleador de ése certamen con 12 dianas.

El Vasco Arruabarrena luego se marchó por malos resultados en el Inicial 2012; tomó la posta Néstor Gorosito y ése equipo se remontó en el torneo y, sobre todo, en la Copa Sudamericana.

Javi, Orban y el Flaco festejan el 4-0a Dep. Quito (Foto: Montevideo Portal).
Javi, Orban y el Flaco festejan el 4-0 a Dep. Quito (Foto: Montevideo Portal).

El Matador disputaba su segundo torneo internacional en 2012, tras su experiencia en la Sudamericana 2009. En 2012, a raíz del segundo puesto en el Clausura, el cuadro de Victoria volvió a participar de éste prestigioso certamen. Se comenzó la segunda fase ante Argentinos Juniors, con goleada 6-2 en el global. Se siguió en octavos de final, ante Deportivo Quito: derrota 0-2 en la altura y gran remontada en Victoria, por 4-0, lo que fue el debut de Pipo Gorosito. En cuartos de final, un histórico copero, Cerro Porteño, que en Asunción ganó 1-0, pero en el Coliseo, el Matador goleó 4-2 y obtuvo su pase a la semifinal. En esa instancia, tocó Millonarios: igualdad 0-0 en casa y empate 1-1 en El Campín de Bogotá, con el gol de Mariano Echeverría que le dio el pasaporte a la final al Matador.

El gol en Bogotá que silenció a Millonarios y Tigre, a la final (Foto: Mundo D)
El gol del Flaco en Bogotá que silenció a Millonarios y Tigre, a la final (Foto: El Tiempo).

La final fue contra San Pablo, tricampeón de la Libertadores y de la Intercontinental, uno de los gigantes de Brasil y América. La ida se jugó en La Bombonera, dado que la Conmebol no permite que las finales coperas se disputen en estadios con menor capacidad a 40.000 espectadores (el José Dellagiovanna llega a 27.000). La Boca se tiñó de azul y rojo. En un partido disputado, fue 0-0 (sin valor el gol de visitante en una final) y se definió todo en el Morumbí. Una multitud tigrense acompañó al equipo a San Pablo, que de local, impuso su categoría y en un lapso de 5 minutos, por medio de Lucas Moura y Osvaldo, se ponía arriba 2-0, aunque vio la roja su lateral Mirandaal cabo de los primeros 45minutos .

Finalizó el primer tiempo, comenzó la disputa entre ambos conjuntos. El plantel y cuerpo técnico, en el vestuario, fueron insólitamente agredidos por la policía brasileña. Golpes, empujones y confusión invadieron los camarines .Luego de varios minutos de confusión, con Néstor Gorosito a la cabeza, decidieron no salir a disputar el complemento por falta de seguridad. Las autoridades de la Conmebol dieron el encuentro por finalizado y le entregaron la copa a San Pablo, ganador por primera vez de éste torneo.

La cara de Galmarini lo dice todo (Foto: Web).
La cara de Galmarini lo dice todo (Foto: Web).

Nadie sabe qué hubiera pasado si se jugaba el complemento, pero esa noche del 12 de diciembre de 2012 siempre se recordará de cómo le negaron al cuadro de Victoria terminar una final a la cuál llegó con muchos menos recursos que el equipo paulista, pero con garra y hambre de gloria. La medalla de subcampeón sudamericano le dio el pasaje al certamen internacional más prestigioso de todos, la Copa Libertadores 2013, un hecho histórico para el club de la zona norte. Un premio a un equipo que mostró hidalguía, que contaba con una generación dorada compuesta por referentes, como el Flaco Echeverría, Ramiro Leone y el capitán Pato Galmarini, con su goleador, el Lechuga Maggiolo, y con la joya, Rubén Botta. Un equipo que logró remontar series adversas y que rozó la gloria. Que los 45 minutos que no se jugaron no eclipsaron una campaña que quedó para los libros y que Tigre pasó de pelar por el descenso a tener prestigio internacional, en menos de un año.

Los incidentes en el Morumbí