Han pasado 31 años, en la cancha de Ferrocarril Oeste se establecía la marca récord de público visitante. Más de 30 mil hinchas del Rojo agotaron todas las entradas disponibles para ver al equipo dirigido por Jorge Solari, que podía consagrarse campeón esa tarde soleada ante el humilde Deportivo Armenio, que finalizó descendido.

En la memoria de la parcialidad roja, ese campeonato quedó grabado, ya que 31 años después el recuerdo enfoca en el máximo ídolo del club: sería el último campeonato con Ricardo Enrique Bochini -el 10 eterno- en el verde césped.

Con partidos inolvidables como los dos clásicos ante Boca Juniors,ambos ganados por 2-1 y con goles de Bochini en las dos oportunidades, o el clásico ante el River dirigido por Menotti (que pintaba como el gran candidato) en el Monumental, también ganado por 2-1; o un empate sin goles frente a Racing (que era un equipazo y venía de ganar la Supercopa), culpa de ese monstruo del arco llamado Ubaldo Matildo Fillol que defendía la valla de la Academia; aunque en la definición por penales, Independiente ganó 4-1.

Bochini siguió regalando su magia algunos años más, aunque con esa estrella de hace 30 años, cerraba el ciclo más importante de los últimos tiempos en el club de Avellaneda.

Aquel 25 de mayo de 1989 no hubo tanto celeste y blanco. Fue el Rojo el que copó las calles. De Caballito, de Avellaneda. Y de toda esa patria sin territorio que es un club de fútbol, que configura la identidad de tantos miles (o en algunos casos millones) de patriotas voluntarios.