El tenis argentino está pasando por un momento de renovación, ya las viejas costumbres de entrenamiento y de contención de jugadores no son efectivas. Por ello los nuevos jugadores y hasta los mismos entrenadores salen del país a buscar centros de rendimiento que les mejore la calidad de su juego y su preparación.

Por ello en nuestro tenis hoy tenemos una enorme diferencia entre dos jugadores y el resto, Juan Martín Del Potro y Diego Schwartzman están muy por encima del nivel de la camada de jugadores que viene detrás de ellos, eso lleva a replantearse muchas cosas en nuestras estructuras.

Porque arranca así la crónica, porque el único argentino que podía ganarle ayer a Ferrer era Delpo, no había otro, no existía por como jugó el español en la actualidad otro argentino. Y no estamos hablando del mejor Delpo, sino estamos hablando de alguien que arranca las temporadas en quinta y después a mitad del año mete sexta y es demoledor.

Por eso ayer solo su mano pudo ganar el partido, y si con eso le resta para ganarle al guerrero estamos hablando de un crack, se diga lo que se diga es así. Porque el español siempre creyó que lo podía ganar al partido y hasta en sus peores momentos cuando el argentino ya lo tenía contra las cuerdas.

El partido no tuvo dueño, fue vibrante y el primer set fue muy raro ya que al Juan Martín solo le bastó con ganar seis puntos con el saque de Ferrer para quebrarle el saque y quedarse con el parcial. Y ahí estuvo la diferencia entre ambos, porque el español tuvo cinco oportunidades de quiebre y no pudo aprovechar ninguna.

Esa fue la diferencia escasa que existió entre uno y el otro, no hubo otra y esa diferencia solo la tienen los grandes jugadores. Y fue así que en el segundo set, el coraje de Ferrer lo puso en partido nuevamente, Delpo sin primeros saques padeció la presión el español sobre el segundo y logró ganar solo 5 puntos de 19, algo que hizo que el argentino no pudiera sostener su servicio y todo se vaya al tercer set.

En el tercero se jugó la batalla final, los dos tiraron todo el físico al placer del espectáculo y de Dominc Thiem que lo esperaba descansado en el hotel, mientras estos dos monstruos se mataban. El tandilense logró el quiebre en el sexto juego y luego con cara de póker logró sostener el saque y quedarse con este durísimo partido, luego de salvar dos bolas de rotura en el noveno juego.

Gran partido de Juan Martín, no por su nivel, sino por como afronto los obstáculos que le puso Ferrer durante todo el partido, ganarle al español cuando juega en modo garra es un logro que solo pocos lo pueden hacer. Por ello Del Potro ayer volvió a estar Delpomunal.