Durante muchos años se criticó que en el circuito profesional no aparecían jóvenes capaces de pelear por cosas importantes, que el peso del tenis caía en los más veteranos y ahora el jugador que llegó a tres de las cinco finales de torneos Masters 1000 (que se llevan jugadas este año) tiene tan solo 21 años. Sucedió tan rápido que no nos dimos cuenta y de un momento a otro el mundo del tenis se encontró con Alexander Zverev instalado en la elite del circuito.

El alemán en este torneo debía cumplir con su primer gran responsabilidad como profesional, la de defender los puntos de un torneo importante y vaya que ha cumplido, si bien debe ganar mañana para poder defender el título, el haber llegado a la final es muy meritorio puesto que es su primer torneo en el que juega bajo la presión de saber que si pierde, perderá una gran cantidad de puntos.

En frente, Marin Cilic, un rival con experiencia y con un juego similar en aspectos de saque y potencia, y fue por ahí por donde se planteó el partido. Los puntos los determinaba el que sacaba, Zverev con golpes potentes desde el fondo de cancha y Cilic intentando tomar la red en cada ocasión que podía. El croata aprovechó la dificultad del alemán para subir a la red (cuando lo obligan) y mediante golpes de sensibilidad pudo ganar varios puntos.

Los dos fueron capaces de conservar su servicio durante el primer set, Zverev dispuso de un break point en el quinto game y de una triple chance de quiebre en el undécimo, pero el campeón del US Open en 2014 logró mantener su saque en ambas ocasiones.

El primer parcial se decidió por tie break, en donde hubo una infinidad de errores, incluyendo un error de un juez de línea que cantó como mala una pelota de Zverev que no se había ido, y la corrección del juez de silla hizo que se repitiera el punto cuando Alexander lo había ganado y se había puesto 9-8 arriba, lo cual hizo explotar de ira al joven y la que pagó caro el precio fue su raqueta. Finalmente, el set se lo llevaría el alemán cerrando un larguísimo tie break el cual terminó 15-13. El primer set duró una hora y 14 minutos y solamente el tie break tuvo una duración de 23 minutos.

Luego de finalizado el primer parcial Zverev recibió atención de su fisioterapeuta por molestias en el hombro y parece que eso lo relajó, quizás demasiado, porque al comenzar el segundo set cedió rápidamente su servicio y se mantuvo muy errático durante algunos juegos más, pero el problema claramente no era su hombro ya que sus saques seguían superando los 200 km/h.

Un momento importante del set fue durante el tercer game, donde Zverev, aún errático, pudo remontar ese juego luego de ir 0-30. A partir de allí el alemán reaccionó y no cedió nunca más su saque. No se puede decir lo mismo de Cilic que a pesar de haber hecho un buen partido, su nivel en ambos sets fue disminuyendo. A tal punto que en el octavo game Zverev tomó fácilmente su servicio en la séptima oportunidad de quiebre para el alemán en el partido.

Ya en el duodécimo game Zverev se encontró con dos match points con el saque de Cilic. El croata fue capaz de salvar uno, pero no pudo evitar que el joven de 21 años alcanzara otra final más en el circuito, la número 13 en la carrera del alemán.

Final de lujo en el Foro Itálico, el primer preclasificado contra el segundo, el rey del polvo de ladrillo contra el que está llamado a ser el mejor cuando Federer y Nadal se retiren. El de mañana será el quinto partido que disputarán Zverev y Nadal, será una prueba importante para el campeón defensor ya que aún no le ha podido ganar al actual número dos del ranking, que puede volver a ser uno si gana el domingo. Sus dos encuentros en polvo de ladrillo terminaron con victorias holgadas para el español: en Montecarlo el año pasado y en la Copa Davis esta temporada.

Ambos consiguieron este año un torneo grande sobre polvo de ladrillo, Nadal ganó Montecarlo y Zverev se consagró en Madrid, ahora se enfrentan en Roma. ¿Será esta final la antesala de lo que veremos en Roland Garros?

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