Antes de que se jugase el partido en la jornada de hoy, este Roland Garros ya era un torneo histórico para Diego Schwartzman, ya que era la primera vez que el porteño llegaba a jugar la segunda semana en París, y se encontraba ante una gran chance puesto que su rival, Kevin Anderson, se desempeña mucho mejor en canchas rápidas.

El actual número siete del mundo había ganado los dos duelos previos contra el argentino, pero era la primera vez en poco más de dos años que se veían las caras y la actualidad del “Peque” marcaba que Anderson no podía confiarse.

El partido comenzó con el saque del sudafricano, y en ese primer juego Diego contaría con su primera oportunidad de quiebre, pero el gran servicio de Anderson se haría presente y le quitaría la posibilidad de arrancar arriba del marcador. En el game siguiente sería Anderson quien contaría con chances para quebrar, y el sí las aprovecharía, poniéndose 2-0 rápidamente.

Inmediatamente, en el tercer juego, Schwartzman tomaría el saque de Anderson, ganándole los cuatro puntos del game a la torre de dos metros, un comienzo de partido muy atípico. A partir de allí sería todo para el último finalista del US Open, el número siete del ranking jugaría un tenis fantástico, no solo en ese primer set, en el cual ganaría todos los juegos restantes, sino también en el segundo, donde se quedaría dos veces más con el saque de Diego. 

Para resumir brevemente los dos primeros sets: Anderson fue Nadal. No le dio ninguna oportunidad a Schwartzman, llegaba a todas las pelotas y todo lo que tiraba, entraba. Esos dos primeros sets fueron una pesadilla para el “Peque”, el resultado reflejó fielmente el desarrollo del partido, es más, incluso el resultado del segundo podría haber sido más holgado para el sudafricano.

El nivel que mostró Anderson fue superlativo, no es normal que un jugador de 2,03 metros y que pese 93kg se desplace sobre polvo de ladrillo de la forma en que lo hizo el sudafricano. La pregunta era cuanto tiempo más iba a ser capaz de sostener esa intensidad, porque indudablemente ese nivel iba a bajar, y bajó.

El tercer parcial comenzó con un Anderson más “humano” y un Schwartzman que de a poco se acostumbraba a la velocidad de la pelota de su rival. Las primeras oportunidades de quiebre en el set llegaron por el lado de Anderson en el quinto game, pero Diego logró salvar los dos break points. En el sexto sería el “Peque” quien dispondría de tres oportunidades para quebrar, pero nuevamente el saque del número siete del ranking le negaría adueñarse del juego.

Tras haber perdido esas oportunidades, Schwartzman cedió su servicio en el séptimo game y todo el esfuerzo puesto en aquel tercer parcial parecía no haber servido para nada. El argentino volvió a disponer de dos oportunidades para quebrar, pero en ese momento volvió el Anderson del segundo set y le ganó un punto increíble para salvar su servicio.

En el décimo juego Anderson sacó para llevarse el partido en lo que hubiese sido una paliza sin precedentes para Schwartzman, pero el sudafricano ya no estaba tan preciso como antes, y cuando el “Peque” ponía la pelota en juego lo complicaba, por eso había sido capaz de crear tantas situaciones de quiebre. En este game Diego dispondría de otra chance y, tras una derecha larga de Anderson, se quedaría con el juego y empataría las acciones.

El quiebre le cayó mal a Anderson, porque en su siguiente game de saque, el cual debía ganar para forzar un tie break, cometería dos doble faltas que le darían set point a Schwartzman, quien aprovecharía el regalo, dejando el tercer set de su lado.

El cuarto set comenzaría de forma muy inusual, en los tres primeros games, tres quiebres, dos por parte de Anderson y uno de Schwartzman. El sudafricano, sumando el set anterior, había cedido tres veces seguidas su servicio, ya estaba lejos de ser el de los primeros sets. Aun así, fue él quien logró sostener primero un game con su servicio en el tercer parcial, salvando tres break points en el cuarto juego, en el cual cometió tres doble faltas.

Ambos jugadores mantendrían su servicio hasta el décimo game, donde Anderson volvió a encontrarse sacando para el partido, pero esta vez fue todo mérito del argentino que jugó de manera agresiva y se adueñó del saque del sudafricano sin perder puntos. Luego ambos jugadores lograrían mantener su servicio e irían al tie break.

En el desempate Anderson confirmó que su momento en el partido ya había pasado, a Diego le bastó con jugar a una velocidad media para provocar errores en el juego de su rival. Finalmente, un contundente 7-0 llevaría las acciones al quinto set. Algunos números relevantes del partido: 18 errores no forzados fueron los que cometió Anderson en los dos primeros sets, 55 entre el tercero y el cuarto.

El quinto parcial asomaba muy favorable para Schwartzman, un rival cansado y desmotivado que además cedió su servicio en el primer juego, parecía historia resuelta. Pero habría que esperar un poco para festejar. Al igual que en el set anterior ambos tenistas estaban muy inseguros con su servicio, Diego perdería su saque en el segundo game, pero volvería a quebrar en el tercero, y lo propio haría Anderson en el cuarto. Aunque se lo viese al argentino más sólido, realmente no se sabía que pasaría.

A partir del quinto juego el “Peque” comenzaría a sellar la historia. Anderson tuvo cuatro oportunidades de ganar su turno de servicio, pero los errores dijeron presente otra vez, primero una derecha larga y luego un revés ancho le darían a Schwartzman una ventaja que no abandonaría más en el partido.

Diego logró mantener su saque en el sexto game, el primero en lograrlo en el último set, y Anderson no opuso más resistencia. Otro quiebre más y Schwartzman se dispuso a sacar para partido ante un rival casi inmóvil. En cero y con un ace el “Peque” cerró la que sin dudas es la victoria más importante de su carrera, hasta ahora.

El argentino ya había alcanzado los cuartos de final en el abierto de los Estados Unidos el año pasado, donde cayó con Pablo Carreño Busta. ¿Logrará seguir superando sus límites cuando enfrente a Nadal el miércoles?