Los más de 36.000 espectadores que asistieron al Monumental de Palmaseca fueron testigos del poder ofensivo que exhibe Atlético Nacional, incluso cuando está fuera de casa. Movilidad, pases entre líneas y desbordes de los extremos fueron algunas de las alternativas de las que dispuso el conjunto paisa para intimidar la seguridad de Ernesto Hernández, guardameta al servicio del Deportivo Cali que terminó por eregirse como la figura del juego.

La actuación del uruguayo, sin embargo, encontró en los dirigidos por Reinaldo Rueda la complicidad justa para destacarse. Y es que el elenco visitante se comportó como una araña: tejió y tejió pases, creó una red de situaciones de gol, pero no pudo dar la puntada definitiva. Ni siquiera cuando, al cierre del tiempo regular, Jéfferson Duque tuvo en sus pies la ventaja en la serie, pero se la regresó a los brazos a Hernández, quien atajó su disparo de pena máxima.

Foto: Colprensa

En principio, el Verde de la Montaña se adueñó del balón y controló el ritmo del partido. Macnelly Torres comenzó a pesar en el medio campo, con certeros pases entre líneas que completaban las diagonales de Yimmi Chará y de Jonathan Copete. Desde allí se vio la imprecisión de un equipo cuyos extremos se movían bien entre la defensa contraria, pero no lograban dejar al centrodelantero en una posición clara para definir.

Tampoco pudo hacer valer Nacional su superioridad en la pelota quieta, la cual trabajó con solvencia estando en fase defensiva. Al término de la primera mitad, Alexis Henríquez pescó en el área un rebote que dejó Óscar Murillo tras ganar un duelo aéreo, pero su disparo se fue arriba del travesaño, siendo esta la chance más clara desde el primer cuarto de hora, cuando Chará y Copete fueron incapaces de capitalizar dos habilitaciones del diez Verdolaga.

Luego del descanso, la escuadra local tomó la iniciativa y buscó adelantarse en el marcador con balones en profundidad que, en líneas generales, fueron resueltos por la zaga nacionalista. El rendimiento de Andrés Felipe Roa creció y fue evidente en los azucareros, que no habían generado mayor peligro para el arco custodiado por Franco Armani hasta entonces.

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El ingreso de Sebastián Pérez le devolvió al club antioqueño el dominio que había perdido en casi la mitad de la segunda parte. Así, los últimos 20 minutos mostraron de nuevo al Nacional que arrancó el choque: un equipo explosivo, con una intención ofensiva del centro hacia las bandas, pero con falencias en cuanto a la finalización de sus opciones. Mérito también de la pareja de centrales del Cali, que dejó sin espacio a Duque en cada jugada y le arrebató la posibilidad de hacer su trabajo. 

Así transcurrió el trámite del encuentro, hasta el minuto 88, cuando Chará recibió un contacto entrando a las 16 con 50 y selló, histrionismo de la caída aparte, el aporte individual más significativo de todo el partido. Aunque este solo durase un instante, pues el goleador del torneo desperdició el penal y el protagonismo volvió a cambiar de bando. Hernández se agigantó, Nacional perdonó y la serie quedó expectante por quién logrará imponerse en el Atanasio Girardot.