Medellín, 2 de diciembre del 2014. Atlético Nacional se prepara para enfrentar el primer asalto de la final por la Copa Sudamericana frente a River Plate de Argentina. El profesor, Juan Carlos Osorio, atiende la rueda de prensa en la que un periodista le pregunta “como está motivando al grupo para encarar esta final”. Algunos sostienen que se juega como se vive, que el fútbol es estado de ánimo más que físico o, incluso, calidad técnica. No es raro encontrar, en la historia del deporte rey, jugadores limitados técnicamente, pero con un corazón enorme y una entrega absoluta al servicio de la victoria.

En aquella rueda de prensa, el ‘Mister’, parafraseando, respondió que "al jugador de fútbol no debería tener que motivársele antes de jugar una final; el hecho de ser campeones es suficiente para despertar motivación en la totalidad del grupo, incluso, jugar contra los grandes rivales, es suficiente aliciente" y que, a él, personalmente, "siempre le preocupó mas el estado motivacional del grupo en partidos contra rivales de menor categoría, porque los jugadores pueden sentirse muy superiores, sobrar el partido y llevarse una sorpresa desagradable", es decir, una derrota.

A falta de una fecha para terminar la fase del todos contra todos de esta Liga Aguila 2019-I, es momento de hacer retrospección y analizar el rendimiento del verde paisa a lo largo del torneo. Hay factores extrafutbolísticos que han influido en el correcto rendimiento y desarrollo de Nacional: la sanción del TAS, la austeridad económica, las convocatorias a selección sub-20, las constantes lesiones, la juventud de la plantilla y el inicio de un nuevo proceso administrativo. Puntos clave que han influido de manera negativa en el correcto andar del equipo.

El hincha empieza a cuestionarse sobre la verdadera razón que causa los constantes altibajos en el rendimiento y los resultados del equipo. Personalmente, no creo que exista una sola causa para justificar el cambio dramático en el rendimiento entre el partido ante Libertad y luego Unión Magdalena; Millonarios y Cúcuta y luego Pasto y Tolima; Junior y luego Rionegro; América y Medellín y luego Envigado; Nacional hasta se dio el ‘lujo’ de parecer dos equipos distintos en un mismo partido, ante Cali. El verdadero hincha entiende y conoce todos los factores en esta ecuación y, en este momento de reestructuración, apoya incondicionalmente. Lo que la hinchada no va a aceptar, no va a negociar ni alcahuetear, es la falta de actitud y, contra Envigado, hubo falta de actitud; contra Pasto hubo falta de actitud; en el primer tiempo ante Cali, hubo falta de actitud.

Resta un solo partido ante el colero de la Liga, Santa Fe. Nacional está obligado a ganar para asegurar su puesto en los cuadrangulares finales, sin depender de resultados ajenos. La hinchada, siempre incondicional, va a apoyar y a jugar su propio partido, en el cual, CON ACTITUD, alentará 90 minutos sin descanso, sin guardarse nada. Señores, la actitud y la entrega no se negocia. La camiseta del 'MAS GRANDE del país' se suda hasta que las piernas revienten. En Nacional siempre debe existir el compromiso y el objetivo de ser campeones y este torneo no es la excepción. Esto es fútbol y podemos llegar a ser superados por un mejor equipo, quedar eliminados y no lograr la estrella, pero hay que vender cara la derrota, siempre.

El buen fútbol, siendo fieles a nuestra manera de vivir y sentir este deporte, debe primar por encima de todo, pero cuando ‘la tocata verde’ no aparece, la actitud debe suplir y soportar el equipo y su rendimiento. A partir de ahora, no existen segundas oportunidades. A partir de ahora, "por la camisa del verde hay que matar o morir".