Dwight Howard, desde hace apenas unos meses nuevo jugador de los Atlanta Hawks, fue ingresado en el hospital a causa de la deshidratación. El pívot, que regresaba a Estados Unidos en un largo vuelo proveniente de China, fue dado de alta a la mañana siguiente.

Dwight Howard tiene una nueva anécdota en su amplio inventario. Después de un largo vuelo, el tres veces Defensor del Año de la NBA, se sintió enfermo para, pocas horas después, ser admitido en un hospital de Atlanta. Tras haber pasado la noche allí, fue dado de alta a la mañana siguiente.

Howard ha pasado las últimas semanas en China, donde aparte de patrocinar sus nuevas zapatillas, las “Be Gr8”, en español traducido: ‘’Ser grande’’ de la marca Peak –ha cambiado su tradicional 12 en la camiseta, por un renovado número 8- el pívot georgiano ha estado entrenando su punto débil: los tiros libres. Su intención es la de mejorar su pésimo porcentaje desde la personal (un 48,9% el pasado curso). Los lamentables promedios desde dicha distancia la última temporada, los peores de su carrera –en la que registra una media del 56,8% de acierto- han despertado el anhelo de Superman para mejorar en esta faceta del juego.

La llegada a la sureña Atlanta, su ciudad natal –ha firmado por 3 temporadas y 70,5 millones de dólares-, después de pasar 4 temporadas convulsas por Los Angeles Lakers (la 2012/2013) y Houston Rockets (la 2013/2014, 2014/2015 y 2015/2016), parece haber renovado el ánimo de un ya veterano Howard que “desea llevar el título de la NBA a Georgia’’. Una hazaña que los Hawks solamente han logrado una vez. Fue en el lejano 1958, y ante los Celtics del gran Bill Russel, cuando los primeros se encontraban aún localizados en la ciudad de Saint Louis, en el estado de Missouri.