Capítulo 3: Shaquille O'Neal, un pívot para dominarlos a todos

Son muchas las personas que sostienen la teoría de que hay gente creada para jugar al baloncesto. Como si la naturaleza hubiese predestinado a ese hombre a ganarse la vida con una pelota naranja. Quién no ha dicho alguna vez al ver un niño muy alto: “podrías ser bueno jugando al baloncesto”. Sin duda, esa teoría no va muy desencaminada. Shaq es un vivo ejemplo de que hay afortunados que están hechos a la medida del baloncesto. La principal razón: sus 2,16 metros de altura y sus 120 kilos de peso (más bien dicho de músculo). Como curiosidad, sus zapatillas eran de la talla 56.

Pero no sólo el físico llevó a O’Neal a liderar la NBA. Shaq es un hombre hecho al más puro estilo liga americana, es decir, unshowman. Los americanos aman a ese tipo de personas, y ese estilo no hace más que agrandar sus leyendas. Historias sobre el ‘34’ hay miles, algunas serán verdad, otras no, pero de lo que nadie duda es que era una persona especial. Además, durante toda su carrera ha dejado frases para la historia: “Estoy harto de que todo el mundo me hable de dinero, dinero y dinero. Mira, yo lo único que quiero hacer es jugar al baloncesto, beber Pepsi y calzar unas Reebok”. Otra que será para siempre recordada es la que dijo tras fallar 13 tiros libres en un partido: "No me lo explico, tengo que trabajar más si quiero ser Chamberlain. Ahora sólo estoy al nivel de Hakeem Olajuwon o David Robinson".  

Números de leyenda

Lo que está claro, es que alguien no se convierte en una leyenda diciendo frases graciosas. Shaq tiene uno de los mejores palmarés de toda la historia de la NBA. En sus gigantescos dedos descansan cuatro Anillos de Campeón, con triplete junto a Kobe a principios del Siglo XXI y uno que se llevó con los Heat de Wade. Por no decir que O’Neal era protagonista indiscutible de todas las finales (3 MVP’s de las Finales cosechó). Sus números en las finales con los Lakers son algo de otro mundo (35,7 puntos y 14,9 rebotes). 

Kobe y Shaq I Foto: NBA.com

El small-ball está dejando de lado a la figura del pívot

Dejemos de hablar de números. Los datos tienden a aburrir y no son capaces de captar todo lo que hace un jugador en una cancha. Además, si se trata de los números de Shaq, podría hacerse algo eterno. Shaquille tenía una dominación innata en una cancha de baloncesto. El daño que hacía a la pintura rival era algo nunca visto anteriormente. Por muchos es considerado el mejor pívot de toda la historia de la NBA. Cuesta saber esas cosas, como dicen, para gustos los colores. Aunque, todo el mundo tiene claro que ha sido el último gran pívot que ha dado dicho deporte.

Ahora la figura de persona dominadora de la pintura no está de moda en la NBA. Los pívots están en peligro de extinción, su figura está cerca de desaparecer. Los ojos de los aficionados de la NBA se han tenido que acostumbrar a ver gente como Cousins o Anthony Davis lanzar e incluso anotar triples. De ahí que vaya a ser Hall of Fame. Shaq fue el último pívot puro… La última bestia de la naturaleza.