La que fuera una de las rivalidades más enconadas de la NBA durante los años 90, nos ofreció ayer un nuevo capítulo en el Bankers Life Fieldhouse de Indianápolis. Esta vez pero, el duelo estuvo muy alejado, tanto en intensidad como en vistosidad, de aquellas batallas épicas entre Reggie Miller, Pat Ewing, John Starks y compañía. Pacers y Knicks ya no pelean por el Campeonato de la NBA como sucediera hace 20 años. En la temporada presente, ambas franquicias luchan para ganarse un lugar en los Playoffs, un objetivo para el que ambos equipos tienen plantilla de sobras.

Los Knicks llegaban al partido en caída libre, necesitados de un buen resultado, ya que habían perdido 6 de los últimos 7 partidos. En cambio los Pacers, envueltos en una dinámica mucho más positiva -4 victorias consecutivas-, intentarían sumar otro triunfo como locales para así consolidarse en zona de Playoffs.

El primer cuarto empezaba con ambos conjuntos ofreciendo un nivel de juego muy parejo, y con un considerable intercambio de canastas a lo largo de los minutos iniciales. Durante estos primeros compases el base de los Pacers, Jeff Teague, que a la postre sería el mejor jugador del partido, prometía emociones fuertes al añadir siete puntos y cuatro asistencias a su casillero particular. A partir de la segunda mitad del primer cuarto, los de Indiana conseguían abrir brecha en el electrónico para colocarse a una distancia de siete puntos –máxima del período-. Un triple a la desesperada –y con algo de suerte, para que negarlo- de Willy Hernangómez cerraba un primer cuarto igualado (29-33).

El segundo cuarto marcó el devenir del partido. Los de Indianapolis, con un parcial de 14 a dos, ponían el 31-47 en el marcador. El atascado ataque de los Knicks -12 perdidas en lo que llevaban de partido-, y las molestias de Carmelo Anthony, estaban condenando a los de la Gran Manzana. Y por si no fuera suficiente, la segunda unidad de los Pacers liderada por Al Jefferson, Monta Ellis y CJ Miles, asediaba sin cesar la canasta de los Knicks. Mientras tanto, Jeff Teague seguía a lo suyo -12 puntos, tres rebotes y seis asistencias-. El descanso llegaba al Bankers Life Fieldhouse con un 43 – 63 en el electrónico: la efectividad de los Pacers y la poca armonía, tanto en ataque como en defensa de los Knickerbockers, ya estaban marcando el encuentro.

El veterano Carmelo Anthony parecía ofrecer otra cara al inicio de la segunda mitad. La insistencia del número 7 de los Knicks le valía para convertir cinco puntos durante los primeros minutos del tercer cuarto. Pero poco duró la alegría para los de Nueva York: un alley oop para Myles Turner abría un buen parcial ofensivo de los Pacers, que con el paso de los minutos se acomodaban hasta firmar los 26 puntos de ventaja.

El último cuarto daba el pistoletazo con un brillante, y a la vez alocado, Brandon Jennings. El ex de los Bucks daba esperanza a unos pobres Knicks con tres triples y un 2+1 de lo más circense. Sin Melo, y sin Rose –que a día de hoy, no es ni una sombra de lo que llegó a ser en Chicago- los neoyorquinos supieron aprovechar la relajación en las filas de los Pacers y acortar distancias en el marcador. Los Kincks llegaron a situarse a 11 puntos a falta de 5 minutos para el final, pero Indiana fue capaz de mantener la compostura durante los compases finales, y así poder sumar la quinta victoria consecutiva (109 – 123). Parece que Nate McMillan –actual entrenador de Indiana Pacers- ha dado con la tecla que hace funcionar a su equipo. Por su contra los de Nueva York, pierden su 7 partido de los últimos 8 choques y se hunden momentáneamente en la clasificación de la Conferencia Este.