El paso de Serge Ibaka por Orlando no fue lo deseado por los involucrados. El interno congoleño-español, que venía de un equipo como Oklahoma City Thunder en el que el título estaba a la vuelta de la esquina, decidió reforzar las filas de los Magic para borrar un pasado cercano sin pena ni gloria. La franquicia, por su parte, hizo lo posible para contratarlo, con las esperenzas de que esto sucediera. Pero el hecho de que, pocos meses después, Ibaka vista la camiseta de Toronto Raptors indica que nada de eso ocurrió.

La zona en la que se desempeña Ibaka estaba superpoblada. El entrenador Frank Vogel, pese a contar con jugadores de pintura como Aaron Gordon, Bismack Biyombo y Nikola Vucevic, decidió que contratarlo era lo mejor para el equipo. Sin embargo, los nombrados no compartían ese pensamiento. La idea de perder minutos de protagonismo, algo que luego sucedió,  no les resultaba agradable, lo que avala su felicidad por la ida del jugador a los Raptors. 

La llegada del escolta Terrence Ross, parte del intercambio para que DeMar DeRozan y compañía se queden con Ibaka, alivia un poco las presiones de Vogel al escoger a quienes actuén en en las áreas. 

Aunque, los numeros del ex Real Madrid en Orlando no decepcionaron (promedió 15 puntos por partidos, con un 86% de efectividad en tiros de campo), los resultados no acompañaron su travesía. Eso, junto con el poco tiempo vivido con los Magic y la indiferencia mutua con sus compañeros, harán que tanto él como ellos poco se acuerden de sus días en Orlando.

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