Golden State Warriors continuaba progresando adecuadamente. Habían sido los protagonistas del año anterior por el fichaje de Kevin Durant en la agencia libre y poco a poco, el alero de Maryland comenzaba a adaptarse al estilo del juego de Steve Kerr y a esa cultura ganadora que se había estado desarrollando durante los últimos años. Los Warriors comenzaban el 2017 como el mejor equipo de la Conferencia Oeste. Con un récord total de 28 victorias y cinco derrotas conseguían sobreponerse a sus rivales directos como San Antonio Spurs y Houston Rockets. Consiguieron finalizar la temporada regular como el mejor equipo en el Oeste, algo nada sencillo teniendo en cuenta que los Spurs apretaron mucho, e incluso consiguieron robarles la primera plaza en los últimos meses de la competición. Ni las rachas de derrotas debido a la lesión de Kevin Durant no consiguieron frenar a unos Warriors que se metieron en los Playoffs con ganas de hacer historia.

Y así fue, los de la Bahía consiguieron su segundo anillo en tres años y el quinto en la historia de la franquicia. Kevin Durant consiguió su pieza de joyería favorita, así como la primera de toda su carrera. Alzó el Larry O’Brien, ese por el que tanto había sufrido y había tenido que soportar innumerables críticas. Había merecido la pena, había llegado a los Warriors para proclamarse campeón y poner en duda ese título moral de mejor jugador del planeta que siempre había permanecido en las manos del alero de Cleveland Cavaliers, LeBron James. Firmó unas Finales perfectas y lideró a los Warriors junto con Stephen Curry a recuperar el trono, ese que no debería haber salido de la Bahía aquel día 19 de junio de 2016.

Los Warriors pusieron broche al 2017 con la consecución del Larry O'Brien. | Ronald Martinez/Getty Images

Por si entrar en los anales de la historia como uno de los mejores equipos que se recuerdan no fuera suficiente, firmaron un verano casi perfecto renovando a todas sus estrellas y consiguiendo mantener el núcleo intocable. Además, a las salidas de jugadores como Matt Barnes, James Michael McAdoo e Ian Clark, se sumaron jugadores como Nick Young, Omri Casspi y uno de los candidatos a ser el robo del Draft, Jordan Bell. En la Bahía se resignan a dar el brazo a torcer al resto de equipos que pelean por arrebatarles el trono. Quieren seguir siendo los reyes y en este 2017 han sido los grandes protagonistas de la NBA; y tiene pinta que en 2018 también darán mucho que hablar.

Un 2017 de altibajos, pero con premio

El año regular no fue un camino de rosas para Golden State Warriors. La lesión de Kevin Durant en Washington en los primeros días del mes de marzo, provocó un cambio completo de su sistema y se ponía en duda la participación del número 35 los Playoffs. Mientras tanto, su rival directo, Cleveland Cavaliers, se armaban hasta los dientes con incorporaciones de veteranos importantes como Deron Williams y Andrew Bogut. Su lesión afectó fuertemente al plan deportivo de los Warriors, que tenían pensado contratar a José Calderón para ocupar el puesto de tercer base que se había quedado descubierto en la plantilla. Sin embargo, tuvieron que recurrir a un viejo conocido de la afición de los Warriors, Matt Barnes, para poder paliar la lesión de Durant. Entonces, llegaron los malos resultados del equipo de Steve Kerr. Perdieron dos partidos consecutivos por primera vez en casi tres años.

Matt Barnes llegó para paliar la baja de Durant. | Kelley L Cox-USA TODAY Sports

Las dudas comenzaban a surgir, y los resultados no terminaban de llegar. La baja de Kevin Durant estaba afectando mucho más de lo esperado y el cuerpo técnico del equipo recurría constantemente a la paciencia y a la esperanza de que su nueva incorporación, que tanto bien les había hecho durante toda la temporada, pudiera estar de vuelta para el momento más importante del año. Todas estas derrotas llevaron a perder el liderato de la Conferencia que cayó en manos de San Antonio Spurs. Mientras tanto, otros equipos como Boston Celtics, Minnesota Timberwolves, o los propios Spurs, se beneficiaban de esta circunstancia. Entonces, cuando los Warriors parecían aceptar esa segunda plaza, se produjo el despertar de Stephen Curry a su modo MVP al que nos tenía acostumbrados. El base de Carolina del Norte volvió a tomar los mandos del equipo y a mostrar esa versión que le convirtió en el mejor jugador de la liga de manera unánime.

En Oakland volvían a sonreír, y las victorias se sucedían una tras otra. Para concluir la temporada, consiguieron una racha de 14 victorias consecutivas que les sirvieron para recuperar la primera plaza del Oeste y llegar a la postemporada en un nivel físico tremendo. La mejor noticia llegaba en los últimos partidos la temporada regular, y es que Kevin Durant había conseguido recuperarse de su lesión de rodilla y estaría disponible para disputar los Playoffs. Golden State llegó al gran baile de la NBA a un nivel tremendo. Los buenos resultados durante el último tramo de la competición permitió a Steve Kerr hacer rotaciones para sí reducir el cansancio de los suyos y permitir que llegasen totalmente descansados. Y así sucedió, no encontraron rival durante su camino hacia el anillo y solo un pequeño tropiezo en el cuarto partido de las Finales les separó de conseguir finalizar el año con un récord perfecto de 16 victorias y 0 derrotas en la postemporada; algo que nunca antes se había hecho.

Primero fue Portland, después Utah y por último San Antonio sus víctimas que no consiguieron ganar ni un solo partido frente a ellos. Estos Playoffs también nos dejaron la polémica acción de Zaza Pachulia sobre Kawhi Leonard; para muchos, factor determinante de esta serie. No obstante, los Dubs continuaron con su paso triunfal hacia las Finales donde esperaban unos Cavaliers que intentarían revalidar el título ante el gran “Juggernaut”. Los cinco últimos partidos de la temporada, fueron dominados de manera completa por los chicos de Steve Kerr a excepción del cuarto partido.

Golden State dominó en las Finales sobre Cleveland. | Foto: NBA.com

Kevin Durant firmó sus finales soñadas, promediando 35.2 puntos por partido para derrocar a su gran rival, LeBron James, quien le robó sus primeras Finales allá por el 2012. Se puso fin a un cuento de hadas con mucho sufrimiento detrás. Muchísimas críticas tras cada mínimo error recayeron sobre una plantilla que muchos entrenadores desearían poder tener. Lograron dejar atrás los individualismos y luchar todos juntos por un único objetivo. Golden State Warriors grabó su nombre en los libros de historia de la NBA, y se consagraron como un equipo para el recuerdo. Pero todavía les queda mucha cuerda, quieren seguir luchando en este 2018 y en los próximos años para intentar hacer realidad el sueño de mantener el Larry O’Brien en la Bahía de San Francisco.

Un verano de campeón

Tras la resaca del anillo, los Warriors se pusieron manos a la obra para llevar a cabo un verano de campeón. Los vigentes ganadores del título de la NBA, tenían la difícil tarea de renovar a su gran núcleo siendo los nombres más importantes los de Stephen Curry, Kevin Durant, Andre Iguodala, Shaun Livingston, David West, Zaza Pachulia y JaVale McGee entre otros. Algunas renovaciones como la de Stephen Curry y Kevin Durant fueron bastante sencillas, y es que ambos jugadores se posicionaron a favor de mantenerse en el equipo durante las próximas temporadas. Así sucedió también con Shaun Livingston, cuyo objetivo era permanecer en el equipo que había reavivado su carrera profesional. Sin embargo, la renovación de Andre Iguodala fue probablemente la más complicada.

El veterano alero, que ya había conseguido su segundo anillo así como un MVP de las Finales en 2015, tenía en mente cambiar de aires y probar suerte en una nueva franquicia que le ofreciera un poco más de dinero. Los salarios iban a ser un problema para los Warriors que tenían que mantener una plantilla económicamente imposible para otros propietarios, pero que contaron con la ayuda de numerosos contribuyentes; así como ayudas por parte de las marcas publicitarias partidarias a este proyecto, véase el caso de Rakuten como sponsor en sus camisetas. Iguodala estableció conversaciones con equipos como Houston Rockets y San Antonio Spurs, pero un gesto tan sencillo como el llanto de su hijo al conocer las noticias, le decantaron a elegir de nuevo el pasar varios años más de su carrera en la Bahía.

Los Warriors cerraban un verano de renovaciones complicadas con final feliz. Stephen Curry recibía el dinero que tanto se merecía, convirtiéndose en el jugador mejor pagado de la plantilla y en el mejor de toda la NBA hasta ese momento. Kevin Durant realizó un gran gesto rebajándose su sueldo para que todas esas renovaciones se hicieran posibles. Más tarde, llegarían las de David West, Zaza Pachulia y JaVale McGee. Sin embargo, el verano todavía no había terminado para los Warriors. A pesar de no contar con ninguna elección en el Draft de 2017, Bob Myers se movió la perfección para hacerse con uno de los candidatos a ser robo del Draft. Jordan Bell, pívot procedente de la Universidad de Oregon, se unía a la plantilla tras pagar esos 3.5 millones de dólares a Chicago Bulls que dejaron pasar a un jugador que puede marcar una época en San Francisco.

Jordan Bell ya es una pieza importante del equipo. | Thearon W. Henderson/Getty Images

El poderoso se hizo más fuerte aún; una postemporada jamás vista en un campeón que conseguía mejorar incluso su plantilla. Esto se consiguió gracias a las incorporaciones de jugadores como Nick Young y Omri Casspi. Golden State se convertía en un rival más peligroso si cabe.

Un inicio dudoso pero firme

Tras un verano excelente, los Warriors debían poner a prueba su nueva plantilla. No obstante, las cosas no sucedieron según lo esperado. El comienzo de temporada para Golden State Warriors llegó plagado de dudas y problemas. Los dos anteriores campeones de la NBA no conseguían entrar en ritmo. Desde dentro de la franquicia, se le echó la culpa de este problema a la corta pretemporada que disputaron y a los largos desplazamientos debido a ser los grandes protagonistas del cartel de los Global Games en China. La defensa no funcionaba al igual que la temporada anterior y las pérdidas de balón eran las grandes protagonistas. Un inicio de temporada muy complicado para ellos pero que consiguieron solucionar gracias al gran trabajo de Steve Kerr, que consiguió poner a cada uno en su sitio.

Las continuas derrotas en el inicio de temporada, sirvieron para despertar a la plantilla que decidió ponerse manos a la obra y recuperar el nivel de campeón que poseían la temporada anterior. Poco a poco, fueron encontrando su estilo y encajando a la perfección las nuevas piezas que se habían unido la plantilla. Los resultados comenzaban a demostrar la realidad este equipo aunque una lesión de Stephen Curry, les llevó paradójicamente al buen juego que están desplegando actualmente. Decidieron ser más cautelosos con su juego y renunciar a lo bonito y a lo vistoso. De esa manera, llegó la racha de victorias de 11 partidos que terminó antes del encuentro del día de Navidad en el Oracle Arena.

Para finalizar el año, pusieron el broche final con una victoria frente a Cleveland Cavaliers que no consiguieron frenar a los Warriors incluso sin Curry. Con Jordan Bell, Draymond Green y Kevin Durant como grandes protagonistas, los Warriors volvieron a reclamar su superioridad frente al resto de equipos, y afrontan así un año 2018 que no será nada sencillo para ellos. Rivales muy duros como Houston Rockets, Boston Celtics, Oklahoma City Thunder o incluso los propios Cavaliers aguardan, y la tarea de defender el título le será mucho más complicada que el año anterior.

Kevin Durant, el protagonista del año

Si hay un hombre que ha marcado el año 2017 para Golden State Warriors, ha sido Kevin Durant. Su incorporación el verano anterior puso la Liga patas arriba y todas las franquicias siguen buscando una manera de derrotar a estos Warriors. Su aportación al equipo fue impresionante. Candidato al MVP de la temporada en un año en el que Russell Westbrook lo ganó desde que comenzó a promediar esos triples-dobles increíbles. Pero no fue el Kevin Durant que conocíamos en Oklahoma; jugar en los Warriors le permitió poder ampliar su repertorio y dedicarse a otras facetas de su juego como la defensa. La pasada temporada vimos pequeños destellos de lo que puede llegar a ser si se centra en su juego defensivo, y durante la presente campaña nos está demostrando que quiere ser candidato al premio de mejor jugador defensivo del año.

Kevin Durant ha sido el personaje del año en la NBA. |  Ken Blaze, USA TODAY Sports/Reuters

Determinante en el papel de protección del aro, reboteando igual de bien que siempre y taponando más tiros que nunca. Ha conseguido darse cuenta de que el ataque se inicia pasando por una excelente defensa y él está siendo el encargado de poner sobre la mesa ese gran nivel al otro lado de la cancha. Cuando debe ser el líder y el anotador, está cumpliendo su papel con creces. Ante las ausencias de jugadores importantes en el equipo, ha dado un paso adelante y ha demostrado ser uno de los mejores jugadores del planeta si no el mejor. Ese debate lo tendremos sobre la mesa durante los próximos años, sobre todo, viendo esos enfrentamientos con LeBron James en los que ha salido victorioso últimamente.

Kevin Durant ha sido el encargado de convertir a estos Warriors en un superequipo que ha devuelto la alegría a la Bahía, esa alegría que tanto se merecían después de casi 40 años en los que parecían haber sufrido una maldición. Durant ha sido el personaje del año en la NBA y quiere seguir siéndolo conduciendo a los Warriors junto con sus otros tres monstruos hacia el tercer anillo en cuatro años y el sexto en la historia de la franquicia.

Conclusión

El 2017 ha sido un año perfecto para los Warriors. Después de decepcionar a todos en el 2016 con tantos récords y pocos campeonatos, decidieron darle la vuelta a la tortilla brindando a los espectadores un equipo que quedará en el recuerdo. Parece que tendremos Warriors para rato y podremos seguir siendo testigos de cómo esta plantilla sigue batiendo todos los récords existentes y haciendo historia en una competición que sigue creciendo a pasos agigantados. No esperan nada más que un 2018 lleno de éxitos, y si es con un título bajo el brazo, mejor.