Quién hubiese dicho en aquella fatídica eliminatoria frente al Groningen holandés que poco más de tres meses más tarde, a falta de cuatro partidos por disputarse tras diez ya superados, Movistar Estudiantes iba a estar liderando su complicado grupo al vencer a pesos pesados como Reyer Venezia, AEK Atenas y, esta misma semana, Estrasburgo, con mucha superioridad.

El triunfo del presente martes en Torrejón de Ardoz frente al conjunto francés por 81-65 ha supuesto que los pupilos de Salva Maldonado encabecen un duro grupo al que aún le quedan cuatro batallas para establecer la clasificación definitiva. Y es que solo la mitad de los ocho participantes pasarán a la fase final de la competición continental, un premio muy posible para los madrileños gracias a las fantásticas sensaciones que están consiguiendo en los últimos encuentros.

No hay motivos para no soñar. La victoria ante el cuadro galo sacó la versión más óptima de Omar Cook con 12 asistencias, Goran Suton con 10 rebotes y Sylven Landesberg junto a Alec Brown, ambos anotando 14 puntos para conducir a los del Ramiro de Maeztu hacia la victoria que les pone como líderes absolutos del Grupo C.

Es decir, más que un simple partido ganado, pues es una inyección de moral extraordinaria de cara a los siguientes duelos contra Petrol y Bayreuth, dos escuadras a priori inferiores mediante los cuales el equipo de la capital puede, no sin un trabajo y esfuerzo como el habitual, hacerse con los puntos necesarios para ir a las citas con Reyer y Banvit un tanto más confiado.

Sin embargo, en oposición, Salva Maldonado no quiere hacer cuentas. Así lo expresó en la rueda de prensa posterior a la victoria en cuestión frente a Estrasburgo: “No es momento de ponernos a realizar cálculos. Debemos seguir ganando y solo pensar en eso, en ganar. Así sólo dependeremos de nosotros mismos y estaremos más tranquilos”. Y si lo dice el experimentado técnico catalán es con fundamento. Habrá que hacerle caso.