Durante el pasado 16 de enero se dio a conocer la triste noticia sobre el fallecimiento de Joseph Henry White, más conocido como Jo Jo White. Con 71 años se fue una leyenda del baloncesto, todo un Hall of Fame, un jugador que tuvo la enorme capacidad de hacer todavía más grande a la franquicia de los Boston Celtics.

Y es que los verdes venían de poner fin a su etapa más gloriosa. Al final de la temporada 1968/69, Bill Russell se retiró y cerró un ciclo de 11 anillos en 13 años. También hizo lo propio uno de sus más fiables escuderos, Sam Jones, que sumando su marcha a la del pívot dejaron claro que se cerraba una etapa y, por ende, la sombra de la incertidumbre acechaba sobre la parroquia Celtic.

Entonces, en la campaña 1969/70 llegó un novato llamado Jo Jo White. Fue elegido como pick 9 por los Boston Celtics, aunque también fue drafteado por los Dallas Cowboys y los Cincinnati Reds. Una elección que no estuvo exenta de polémica puesto que el jugador debía cumplir dos años de servicio militar obligatorio. Lo cumplió por un breve periodo de tiempo, pero el genio de los despachos, Red Auerbach, intervino y consiguió que pudiera debutar en 1969.

Bill Russell, el señor de los anillos y uno de los mejores defensores interiores de la historia | Foto: NBA.com
Bill Russell, el señor de los anillos y uno de los mejores defensores interiores de la historia | Foto: NBA.com

De esta manera, se inició una etapa de reconstrucción en Boston. Durante el primer año de White se quedaron con un récord de 38-48, el primero con balance negativo desde 1950. Aun así, Jo Jo logró entrar en el All-NBA Rookie Team, donde compartió honores junto a Bob Dandridge (Bucks), Mike Davis (Bullets), Dick Garrett (Lakers) y Kareem Abdul-Jabbar (Bucks).

Pero hasta aquí llegó la reconstrucción. En la siguiente temporada se superó esa situación con las llegadas de Dave Cowens (vía Draft) y Paul Silas (vía trade), que a partir de ese momento acompañarían a White y al veterano John Havlicek como referencias del equipo. Además, en el banquillo pasó a sentarse Tommy Heinsohn, entrenador con el que ganarían sus dos siguientes anillos.

Sin embargo, el primero de ellos no llegó hasta 1974. Ahí derrotaron a los míticos Bucks de Abdul-Jabbar y Robertson por 4-3. Lo hicieron con Havlicek como principal referencia, promediando 27 puntos por partido a lo largo de los playoffs. Mientras, en esas Finales Jo Jo White dejó unos números de 16’6 puntos, 3’9 rebotes y 7’0 asistencias. Aunque el MVP fue a parar a manos del veterano alero que ya tenía 33 años.

Los Celtics de White y Havlicek contra los Bucks de Robertson y Abdul-Jabbar | Foto: NBA.com
Los Celtics de White y Havlicek contra los Bucks de Robertson y Abdul-Jabbar | Foto: NBA.com

Ya en el segundo anillo, el logrado en las Finales de 1976 frente a los Suns (4-2), fue cuando White se consagró como líder de los Celtics. En esos seis partidos firmó una hoja estadística de 21’7 puntos, 4’3 rebotes, 5’8 asistencias y 1’5 robos. Números que le valieron para ser MVP y dejar claro que él era el heredero del equipo que había dejado huérfano Bill Russell.

Además, en esas Finales se disputó el que se considera como uno de los mejores encuentros de la historia. Fue en el quinto partido, el cual necesitó tres prórrogas hasta la victoria de los Celtics por 128-126. Un duelo memorable en el que Jo Jo White se salió con 33 puntos, seis rebotes, nueve asistencias y dos robos. Una locura que llegó justo cuando la eliminatoria estaba empatada a dos. Sin duda, indispensable para la consagración de White como leyenda de la NBA.

Y es que por aquel entonces ya era toda una superestrella que encadenó siete participaciones consecutivas en el All-Star (desde 1970 hasta 1977) y que, aparte, estuvo entre los diez máximos asistentes entre 1973 y 1977. Un auténtico líder al que solo las lesiones pudieron parar.

Jo Jo White era lo que se conoce como un iron-man player. Jugó los 82 partidos de liga regular durante cinco temporadas consecutivas. Gracias a ello, disputó 488 encuentros de manera seguida. Una cifra que en la actualidad sigue siendo récord en los Boston Celtics, franquicia de la que se despediría en la temporada 1978/79, poco después de que se rompiera la racha. Era un jugador incansable que llegó a promediar más de 40 minutos por partido pero que, sobre todo, subía sus prestaciones en los partidos de postemporada.

Pero en la 77/78 fue víctima de las lesiones y jamás llegó a recuperarse del todo. Nunca regresó a su mejor versión y, mediado el siguiente curso, fue traspasado a los Golden State Warriors a cambio de una primera ronda (Larry Demic). Allí estuvo un año antes de poner fin a su etapa como jugador en los Kansas City Kings, donde se retiró a la edad de 34 años ya sin la brillantez de antaño.

De esta manera, puso fin a una carrera trascendental para el equipo de su vida. Los Celtics temieron lo peor tras el adiós de Bill Russell, pero Jo Jo White fue uno de los encargados de salvar el legado del pívot de los 11 anillos. Su reconocimiento llegó con la retirada de su dorsal ‘10’, el cual cuelga en todo lo alto del TD Garden en lo que supone el símbolo eterno de esta leyenda. Un jugador que vivió por y para los Celtics, un excelente defensor que se dejaba el alma en cada jugada por la camiseta que más amó.

Como se suele decir en estos casos: once a Celtic, always a Celtic. Hasta siempre Jo Jo, porque tu leyenda siempre permanecerá en la historia verde.