Con la fecha fijada desde hace más de un mes, Movistar Estudiantes tiene este domingo una prueba de fuego de cara a su futuro más inmediato. El duelo que enfrentará a los madrileños y a los burgaleses a partir de las 12:30 en el Palacio de los Deportes no es un choque más, sino quizá el más importante de toda la campaña a nivel moral para todos y cada uno de los jugadores e integrantes del cuerpo técnico de los azulones. Luchar con uñas y dientes por los PlayOffs o volver a sufrir lo indescriptible por mantener la categoría. Depende del resultado.
Está claro que no son momentos plácidos en la disciplina del Ramiro de Maeztu y menos aún con la última derrota cosechada en el Donostia Arena a manos de un dubitativo Gipuzkoa Basket, que metió nada más y nada menos que 100 puntos a pesar de no ser infinitamente superior en ninguna fase del encuentro. Además, la caída en tierras vascas se suma a las anteriores frente a Fuenlabrada y Unicaja de Málaga, por lo que son tres los partidos consecutivos perdidos en el mes de marzo desde que las ventanas FIBA entorpecieron la buena dinámica que estaba llevando el cuadro dirigido por un Salva Maldonado que quiere recuperar el ritmo de competición y las victorias sea como sea.
Sin embargo, a modo de circunstancia positiva, este momento y el futuro depende única y exclusivamente de Movistar Estudiantes. En sus manos está ganar el presente fin de semana a San Pablo Burgos en el Palacio de los Deportes, lograr la décima victoria de la temporada, demostrar que no están para nada muertos y que los PlayOffs sean el principal objetivo por el que luchar. De nada sirve volver a bajar los brazos como ocurrió en Guipúzcoa y cosechar otra derrota más, porque de ser así, estaría más cerca el descenso que la postemporada, lo cual trae consigo peores sensaciones aún de las que ya están puestas sobre la mesa. Y afortunadamente hay motivos para no creer que vaya a ser así. Todo pasa por que Sylven Landesberg, Goran Suton y Alec Brown vuelvan a encontrar sus mejores versiones y que la segunda unidad aporte como bien sabe. Y la actitud. Una actitud que no puede volver a desaparecer nunca más. Ahí está la clave.