El Madrid y Randolph avisan al Panathinaikos

El Real Madrid ganó al Brose Baskets en un partido donde los ataques fueron superiores a las defensas.

El Madrid y Randolph avisan al Panathinaikos
Randolph durante el partido | foto: euroleague.net
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Por Alvar Gutierrez

El Real Madrid ganó al Brose Baskets de Bamberg (106-86) en un partido en el WiZink Center que se presentaba de una forma atípica. Minutos antes concluyó el choque entre el Olympiacos y Zalgiris. La victoria en los últimos instantes de la prórroga sumada a la victoria el día anterior del Panathinaikos condenaba al Madrid a la quinta plaza. Los blancos tenían la opción de elegir rival en cuartos, pero con el factor cancha siempre en contra. Ante esta situación, el Madrid respondió ganando con un ataque apabullante.

Ayón fue titular por primera vez desde su larga lesión y la primera jugada expuso sus problemas de defensa en el bloque de cabecera. Randolph fue el primero en anotar con tres canastas consecutivas. La primera fue un triple y la segunda y la tercera sendos mates en dos contraataques en solitario. Los dos fueron a una mano, el que puso el 7-0 en el marcador fue un gran molinillo realmente bonito estéticamente. Tres robos del americano se convirtieron en canastas fáciles al comienzo del encuentro. Brose empezó a conseguir canastas de una forma más simple y el marcador se colocó en 15-13 cuando quedaban cinco minutos. Esa reacción alemana vino provocada por las continuas pérdidas de balón locales. El peso anotador de los blancos pasaba por Randolph y él lo sabía. El público le ovacionó cuando salió de la pista.

La defensa en la zona del Madrid brillaba por su ausencia, pero fue una transición rápida de Hackett la que puso a los alemanes por delante. El marcador al final del primer cuarto fue de 27-28. El segundo comenzó con un error en una bomba de Doncic. Tras un par de posesiones el esloveno fue sustituido por Randle. El ambiente en el pabellón era extraño. La afición animaba como siempre, pero también había quienes celebraban las canastas rivales. Los madrileños, irónicos, parecía que habían decidido protestar indirectamente. Cada decisión controvertida de los árbitros sí era castigada con más dureza por parte de la grada. El segundo cuarto fue muy parejo gracias a un Rudy Fernández que se dedicó a anotar de tres. El electrónico se movía entre las ventajas reducidas de ambos conjuntos y el empate. El equipo dirigido por Pablo Laso se fue al descanso por encima (53-50).

El tercer cuarto comenzó con dos canastas seguidas de Brose. Los de Bamberg se pusieron nuevamente por encima en el marcador hasta que Doncic anotó una canasta más adicional. El escolta y Randolph seguían destacando como los mejores jugadores merengues. El ala-pívot seguía destruyendo el ataque rival y generando el suyo propio. Finalmente, consiguió tener un gran partido de verdad tras su lesión. Su intensidad en la pista esta vez sí le ayudó a ser un jugador total cuyas acciones arrancaban los aplausos de todos los madridistas. Sus grandes jugadas se juntaron con las ganas que tenía la gente de verle al nivel excepcional que mostró antes de diciembre. Las canastas de los de Laso seguían llegando y la defensa les valió para ganarse una renta de diez puntos.

Gustavo Ayón fue encontrando su sitio en ataque. Pese a que sigue sin aportar mucho en el lado defensivo, el mexicano suple sus carencias con una gran calidad cuando tiene el balón en el poste o encara la canasta. Con el 82-69 se llegó al final del tercer periodo. El último cuarto comenzó con una canasta de Hackett y otra de Randle, que sigue gozando de más minutos gracias a la ausencia de Campazzo. Olinde aprovechó dos situaciones claras para anotar desde la línea de tres. La ovación para Randolph fue atronadora, el hambre se juntó con las ganas de comer, como se suele decir, y el resultado fue una de las mejores actuaciones del ex jugador de la NBA con la camiseta del Real Madrid. En los últimos diez minutos, Carroll fue el máximo puntal del equipo. Al Madrid le costó más de dos minutos y medio anotar la canasta que les puso por encima de los cien tantos. A falta de un minuto, la afición avisó a Panathinaikos: “¡Llull, Llull, Llull!”.