Enorme choque entre los dos últimos campeones de Europa. Partido entre dos conjuntos plagados de estrellas y los más laureados de la historia, que suman 16 títulos (9 el Madrid y 7 los moscovitas). Con esas excelsas premisas amanecía el duelo. Laso ponía en pista como titular a Luka Doncic, cargando de galones al genio adolescente. Comienzo duro y trabado, con los dos conjuntos defendiendo fuerte. Al triple de Llull respondían los rojos con la entrada en bandeja de Vorontsevich. Primeras y rápidas rotaciones, entrando a pista Milos Teodosic.
Los dos conjuntos querían dominar el ritmo del partido, eran como caballos desvocados luchando por cada metro. Pero los blancos estaban dominando la guerra por los rebotes y serios en las marcas. Itoudis pedía tiempo muerto, pero el Madrid seguía totalmente centrado en el balance ataque-defensa. Tras el triple del veterano Maciulis la ventaja llegaba a un lapidario +13 para los capitalinos. Pese a ello, los moscovitas volvían a la pomada gracias a la aportación de Teodosic. Maciulis estaba on fire y enchufaba otro misil. El intenso primer cuarto culminaba 17-26.
Los moscovitas golpean primero
El segundo parcial comenzaba con un duro 7-0 a favor de los locales. Nando de Colo enchufó un misil que acercaba peligrosamente a los suyos, y exigía el tiempo muerto de Laso. El CSKA había entrado en modo killer, y los blancos no se estaban enterando de la película. Perdidos en la marcas defensivas, erráticos en los tiros y muy poco consistentes en los rebotes. Debido a la caraja merengue, los moscovitas tomaban la ventaja en el partido. El parcial aumentaba a un demoledor 16-0 durante más de seis minutos. Doncic lo rompía con la primera canasta madridistas en demasiado tiempo.
Después de un dominio inicial de los madridistas, los rusos le daban claramente la vuelta al duelo. Tomaban ventaja gracias a los buenos puntos exteriores de sus referentes Nando de Colo y Milos Teodosis (que siempre sale desde el banquillo para hacer sangre). Los pupilos de Laso parecían atenazados en los físico, llegando tarde a las defensas y no luchando por los rebotes. A la fiesta del CSKA se apuntaba el cañonero Fridzon desde el 6.75. Aciago final del segundo cuarto para los madridistas (49-38). Mucho que mejorar.
El Madrid vuelve a la guerra
Comienzo de la segunda mitad con los rusos percutiendo en la zona blanca con los puntos interiores de Kyle Hines. Las marcas defensivas más ajustadas que nunca y buenos puntos de veteranos como Khryapa. El Madrid intentaba reaccionar, pero no encontraba claridad en ataque. Sus únicos puntos eran los tiros libres de Sergio Llull. Punto de inflexión, y los madridistas que despertaban con la bomba de Jaycee Carroll y el triple de Llull. Los blancos limaban la diferencia a seis puntos (parcial de 0-8) y tiempo muerto de Itoudis.
Los moscovitas reaccionaban de nuevo ante las reprimendas de su entrenador, y aumentaban la ventaja al +10 tras el triple de Fridzon. La remontada se enfriaba frenta a la potencia de fuego rival. Ante los pocos desajustes defensivos del CSKA, el Madrid encontraba solo a Randolph para que se colgara del aro rival. Atisbos de los capitalinos, que querían luchar por el partido, pero tampoco se mostraban regulares. A base de pundonor los madridistas estaban vivos. Con la canasta a tabla de Othello Hunter sobre la bocina, el tercer parcial culminaba (73-68).
Intenso final
El último parcial fue una tremenda lucha en cada posesión. Los dos equipos metían puntos a tirones, basados más en la calidad individual que en las jugadas de estrategia. Los del CSKA aguantaban la ventaja basada en la sabiduría de veteranos como Teodosic, especialista en desquiciar a los rivales. A Anthony Randolph le caía una dudosa antideportiva, echando más leña al fuego. El triple imperial de Rudy Fernández ponía a los merengues de nuevo a cinco puntos. Todo era un tira y afloja entre dos auténticos pesos pesados. Tras el triple venenoso de Rudy los blancos se acercaban, obligando el tiempo muerto de los rusos.
Últimos compases de auténtico infarto. El Madrid se acercaba a tres puntos, remando cada posesión con tremendo esfuerzo. Carrusel de tiempos muertos en los momentos finales, con los dos técnicos moviendo sus respectivos banquillos. Dentro de la guerra de guerrillas, los rusos se llevaron el duelo de manera agónica, potenciada por los tiros libres de Kurvanov. La canasta final de Llull dejó todo en 91-90. El CSKA ratifica liderato en la Euroliga (6-0) y los merengues siguen en la lucha con 4-2.