Ambiente espectacular en la antes llamada Sala Pionir de Belgrado. Una olla a presión para recibir un duelo clásico. Por los blancos causaban baja sus dos aleros: Maciulis (problemas de rodilla) y Rudy Fernández (que acaba de ser padre). El encuentro comenzaba con un triple imperial de un Doncic en plena forma. Respondían los serbios con tiros de media y larda distancia, con Jovic jugando a la perfección el pick&roll. Con las ausencias de los otros aleros, Taylor entraba en escena aportando puntos y defendiendo duro a su marca.
Pocos puntos y transiciones estáticas, por lo que dominar la lucha de los rebotes cobraba gran importancia. Taylor seguían enchufando desde el 6.75 y ayudando a lanzar las contras. En la pintura Mitrovic le estaba ganando la batalla a Reyes, demostrando que tiene calidad y buen físico. Primeros cambios y Draper a pista. Los balcánicos también tienen banquillo, y salía el cañonero Wolters para conectar un misil. Llull inyectaba su velocidad extra y le saltaba las tuercas a su defensor dejando bandeja. Pero los locales aguantaron el tipo. Final del primer cuarto (20-19).
Empanada blanca, ventaja local
El segundo cuarto amanecía con un brutal from coast to coast de Llull, que daba ligera ventaja a los capitalinos. De inmediato el técnico Radonjic pedía tiempo y le metía una bronca importante a sus pupilos. El Madrid tiene el segundo mejor ataque de Europa (sólo por detrás del CSKA), y dejarles correr es pegarse un tiro en el pie. El Estrella no se complicaba la vida en ataque, hacía dobles bloqueos con sus hombres altos y buscaba las penetraciones de los rápidos como Jovic o Mitrovic. A Llull le caía la segunda personal y tenía que marchar al banquillo. Entraban a pista Doncic y Carroll. Ello propició una electrocución en defensa, y los madridistas encajaron parcial de 7-0.
Horribles minutos del Madrid, que cometía faltas absurdas en ataque y perdía balones. La ventaja local subía a +8. Además, los serbios lanzaban contras veloces y al cortarlas, les caían antideportivas a los merengues. El parcial seguía aumentando a un contundente 13-0. Entraba en pista Anthony Randolph intentando cambiar el panorama. Los de Laso estaban ya en el bonus, y poner en la línea de libres a un balcánico es sentencia de muerte. Taylor rompía la terrible sequía, pero de inmediato respondía Simonovic con otro triple. Final de la primera mitad (43-35), y los blancos con mucho que mejorar en el balance ataque-defensa.
No llega la reacción
El Madrid salió mucho más serio en defensa de vestuarios. Marcando como chicles y cerrando mejor los rebotes. Ello, sumado a los puntos de un clarividente Taylor (ya atesoraba cuatro triples), y las entradas a canasta de Llull, rebajaban la diferencia a tan sólo tres puntos. La pésima noticia fue la lesión de Luka Doncic. El genio adolescente se resbaló y estiró la pierda en mala posición. Salía de la pista sin poder apoyar y con claros gestos de dolor. La remontada no terminaba de materializarse, puesto que los balcánicos volcaban a su juego interior, intentando asegurar canastas cercanas.
Llull intentaba acelerar la máquina merengue, y entraba en la zona rival cual kamikaze, pero salvo en brillantes canastas individuales, era imposible romper la férrea zona 3-2 de los serbios. De hecho, con los triples consecutivos de Jovic y Lazic volvía una ventaja local cercana a los diez puntos. Laso surtía de minutos a Randolph, pero su baluarte en otros partidos se mostraba falto de ritmo, por lo que llegaba tarde a las marcas y cometía demasiadas personales. Un dato era relevante, los madridistas sólo habían repartido 12 asistencias y habían perdido diez balones. El triple de Guduric echaba más leña al fuego. Final del tercer cuarto (62-51).
Taylor y poco más
No paraba el martillo pilón de los balcánicos, y la desventaja se aumentaba hasta los 16 puntos. Laso cambiaba a zona abierta, pero tampoco funcionaba la estrategia y los rivales enchufaban desde lejos sin piedad. Factor importante estaba siendo el rocoso Marko Guduric, que se partía la cara en la pintura. El Madrid estaba fuera del partido, no tiraba convencido y tampoco reaccionaba cerrando el rebote. Perdían todos los uno contra uno, algo anómalo teniendo en cuenta la calidad de la plantilla. El cansancio acumulado y las bajas de Maciulis y Rudy (especialistas en calentar los partidos), se notaban demasiado.
Laso probaba combinaciones anómalas, medio buscando el milagro, medio dando descanso a algunos jugadores. Por ejemplo se pudo ver durante minutos un quinteto sólo formado por jugadores norteamericanos. Taylor era el mejor del Madrid de largo, y sumaba su séptimo triple, pero no era el día de los capitalinos, tras una tibia mejora le caían sendas técnicas a Pablo Laso y Andrés Nocioni. Esto terminó de desestabilizar a los visitantes. Tras mucho tiro libre y jugadas deslavazadas el partido terminó (82-70). Esta Euroliga es tremendamente dura e igualada.