El Real Madrid de baloncesto se ha acostumbrado a ganar. Es un hecho que desde que Laso llegó al club hace ya seis años la tónica ha cambiado, y se han sumado hasta doce títulos, por lo que la exigencia sigue siendo máxima. Por eso, si tiempo atrás se dijera que este año 2016 ha ganado la Liga y la Copa del Rey los blancos se estarían frotando las manos y celebrando como locos. Y eso no deja deja de ser así, pero se ve en cierto modo minorado, porque el anterior año se ganó literalmente todo: Liga, Copa, Supercopa, Euroliga e Intercontinental.
Por eso, este 2016 ha sido de nuevo año de buena cosecha, pero algunos le ponen pegas a la eliminación europea, o a no haber llegado a la final de la Supercopa de España. De todas formas, se trata de un proceso normal de adaptación y cambios, puesto que ha habido muchas altas y bajas en la plantilla. Sobre todo cambios en la dirección del juego (un duro golpe la marcha de Sergio Rodríguez a la NBA), y en la zona interior (remodelada en lo referente a los pívots).
Revalidando la Copa
El primer reto de los madridistas durante el 2016 fue la Copa del Rey disputada en La Coruña entre el 18 y el 20 de febrero. En el cuadro tocó enfrentarse en cuartos al Fuenlabrada en un derbi madrileño. Los periféricos estaban disputando un buen baloncesto, guiados por cañoneros como Popovic o Paunic, pero los capitalinos salieron enchufados desde el primer momento y arrasaron en el partido inicial (101-84). Los merengues lograron el récord de asistencias (26) y de valoración en la Copa, siendo muy superiores al Montakit. Enorme potencia de fuego para demoler al oponente.
En semifinales esperaba un ogro como el Laboral Kutxa. Este partido si que fue mucho más sufrido, de hecho se llegó con enorme tensión hasta los compases finales.
Los vascos pusieron a los capitalinos contra las cuerdas. En sus filas estaba el ex-madridistas Bourousis (que luego sería MVP de la Liga), y que lo dio todo para meterse en la final. Duelo igualado, duro, con mucha paridad en las marcas defensivas y los porcentajes de tiro. La victoria se la llevaron los merengues gracias a la genialidad de un Sergio LLull que metió los últimos seis puntos de su equipo, venciendo 80-86.
De manera sorprendente, por la otra parte del cuadro habían sido eliminados dos favoritos claros como el FC Barcelona Lassa y el Valencia Basket, y el que llegaba a la gran final era un Herbalife Gran Canaria ilusionante, y que ya había disputado la final de la Eurocup, por lo que tenía experiencia. Finalmente el Madrid venció con mucho esfuerzo (81-85). Los de Aíto García Reneses no se rindieron jamás y lucharon hasta el último segundo. Duelo muy igualado, cada vez que los merengues abrían ligera ventaja los amarillos respondían. Los madridistas fueron superiores en rebotes ofensivos, que fueron claves. Gracias a ello levantaban su tercera Copa del Rey consecutiva, algo que llevaban décadas sin conseguir.
Duro golpe en la Euroliga
En la "perfect season" del 2015, los madridistas habían vuelto a convertirse en Reyes de Europa, y se tenía la ilusión de mantenerlo. Pero el nivel de exigencia era máximo, casi extremo. Se pasó muy mal ya para poder sobrevivir en la primera fase de grupos. De hecho, en los tres últimos partidos tenían que ganarlo todo o estaban fuera. Así, tirando de casta pudieron alcanzar la siguiente fase. Este segundo grupo era aún más selectivo, y de nuevo se sufrió mucho para aguantar. Pese a estar entre los clasificados, por primera vez en los últimos años no se conseguía la ventaja de campo. El resultado fue que en el cruce tocó el mortal Fenerbahçe de Zeljko Obradovic, que venía como una moto. Y lo cierto es que no le dieron opciones a unos cansados merengues.
El primer partido en tierras turcas lo perdieron 75-69. Encuentro tremendamente intenso, con mucha fuerza en las marcas y rotaciones tácticas. Los otomanos llegaron a tener ventaja de +14, pero los de Laso respondieron en el tercer parcial con mucho pundonor. En los momentos finales todo estaba en un puño. Por lo tanto, en el primer asalto en Estambul se dio una gran imagen, y parecía que la serie podía ser larga y disputada, incluso que conseguir una victoria allí podría cambiar las tornas de la eliminatoria.
Sin embargo, tras el segundo duelo todo parecía un espejismo. Se perdió de manera muy rotunda por 100-78. Espectacular el encuentro del Fenerbahçe, que impuso un ritmo infernal desde el primer minuto. Muy acertados en ataque e incisivos en defensa, volvieron a mostrarse muy superiores en los porcentajes de tiro y los rebotes. Los blancos no supieron reaccionar a la terrible presión y velocidad en pista de los otomanos. La ventaja llegó a superar los 30 puntos. Partido para olvidar.
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Y llegaba el tercer encuentro, el primero en el Palacio de los Deportes, con el agua al cuello. Pero mientras hay vida hay esperanza. El Madrid era el vigente campeón, y se esperaba que fuera el comienzo de una épica remontada. Pero ni mucho menos, los turcos asaltaron el Barclaycard Center (que por cierto luego ha cambiado a Wizink Center ya esta temporada), y se llevaron el encuentro por 63-75. Los blancos lo dieron todo, pero se vieron faltos de gasolina y les pesaron las piernas en la segunda mitad. Los de Obradovic volvieron a presentar un partido perfecto y tremendamente exigente. Final al sueño de revalidar Euroliga.
Juego, set y partido en Liga Endesa
Desde ese momento, los madridistas se centraron totalmente en la competición doméstica. estaban haciendo una buena regular, pero lo cierto es que el FC Barcelona Lassa se había hecho con la primera plaza y no había forma de desbancarle. De hecho, quedaron primeros, por lo que tuvieron la ventaja de campo en la Final. El camino hasta llegar a la misma de los madridistas no fue fácil. En cuartos lucharon frente al UCAM Murcia, equipo muy activo en ataque y que tenía al cedido Campazzo a los mandos. El primer duelo lo ganó el Madrid de manera ajustada. Pero es que en el segundo disputado en Murcia, los locales dieron la sorpresa y forzaron el tercero. Ganaron 91-87, y entró el miedo en algunos aficionados. Pese a ello los capitalinos cerraron la serie 2-1.
En semifinales esperaba otro clásico que ya se ha enfrentado al Madrid en playoffs en los últimos años, y que siempre da una guerra tremenda. El Valencia Basket desplegaba su físico y amplia plantilla para plantar cara a los de Laso, y realmente los cuatro partidos que disputaron fueron dignos de ver. En el primer duelo en el Palacio vencieron los madridistas 82-57. Fue sin duda el más desequilibrado, pero también porque los blancos hicieron un último cuarto imperial que infló la diferencia. En el segundo volvió a ganar el Madrid, pero esta vez 97-88, con muy alta anotación.
Marchaban así a la Fonteta. Los merengues parecía que tenían la serie resuelta, pero entonces obró el milagro Guillem Vives. Ambiente asfixiante en la pista valenciana, una olla a presión. La épica se venía arriba llegando a la prórroga, con los equipos fundidos. Y allí Vives fue el héroe que la enchufó sobre la bocina ganando 87-86. Los capitalinos tomaban de su propia medicina y todo se calentaba. Pese a ello, pudieron cerrar la semifinal 3-1, gracias a su victoria en el siguiente duelo en la ciudad del Turia.
Y llegaba a la gran final. Con el Barcelona con ventaja de campo. El primer partido fue de nuevo increíble. Estaba todo muy igualado durante los cuarenta minutos, con los dos conjuntos marcándose muy bien y mostrando respeto. Pese a ello el Madrid llegaba con ventaja de un punto a falta de apenas dos segundos. Y en esa última jugada Navarro dobló un balón a Perperoglou que lo decantó todo. 1-0 para el Barcelona. Fue un golpe muy fuerte, pero los blancos reaccionaron como auténticos campeones. En las horas previas al segundo duelo presionaron mucho, el propio Nocioni dijo que estaba convencido de que lo iban a ganar. Y así fue, esta vez de manera más desahogada, demostrando que habían llegado mejor a los momentos claves de playoffs.
Y con 1-1 se marchaban al Palacio, si el Madrid ganaba ambos encuentros era campeón, pero todo el mundo esperaba que los catalanes dieran alguna sorpresa. Pese a ello, el Madrid levantó de nuevo el ansiado trofeo. Efectivamente derrotó al rival en ambos duelos y se llevó la final 1-3. Allí tuvo importancia además de la plantilla el propio Laso, que le dio un baño táctico a Xavi Pascual, le buscó los puntos débiles y explotó las virtudes blancas. Además, tuvo paciencia y lógica para recuperar a Rudy en el momento oportuno y no forzarle antes. Con ello el Madrid repetía el doblete, algo que no había ocurrido en los últimos 22 años.
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Dolorosas bajas
Tras vencer en la Liga, una ingente cantidad de internacionales blancos marcharon para disputar los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Todos mostraron enorme nivel y ratifiaron su calidad con sus selecciones, pero llegaron de nuevo cansados al comienzo de campaña. Muchos cambios en el equipo. Hubo bajas significativas, siendo la más destacada la de Sergio Rodríguez, que fichó por los Philadelphia 76ers. Su marcha se dejaba notar. Llevaba en el Madrid seis años (desde la última temporada de Messina). Se entendía a la perfección con Laso, que gusta de juego rápido, de mucho bloqueo que permite pick&roll, asistencias a los hombres que doblan. Además le dejaba tirar.
También se marchó Willy Hernangómez, otro tentado por la NBA. Al final de la temporada pasada (y también con la Ñ), el joven de la cantera había demostrado que está creciendo mucho. Aportaba músculo, intimidación e intensidad en la zona. De hecho, su progresión se sigue notando con los New York Knicks, ha entrado con fuerza en la rotación y está convirtiéndose en uno de los favoritos del siempre exigente público de la Gran Manzana.
Caras nuevas
Pese a ello, los refuerzos de la plantilla han sido muy importantes. Destacar a Anthony Randolph, el fichaje estrella. Un ala-pívot de 2.11 y enorme envergadura, con experiencia NBA y que el año pasado se salió en el Lokomotiv Kuban ruso que llegó a la Final Four pasando por encima del FC Barcelona Lassa. Randolph es un multi-tarea. Sabe anotar con soltura, tanto bajo el aro como a media distancia. Tiene buena muñeca y ataca bien el rebote. Está dejando algunas jugadas de ensueño, como sus terribles mates, pero todavía le falta meterse más en la dinámica de grupo, da la sensación de que quiere hacer la guerra por su cuenta.
También importante es la incorporación de Othello Hunter. Un pívot puro, que pese a medir poco (2.03 cm), es un auténtico gladiador. Tiene ciertas características similares a Felipe Reyes, como pelearse a muerte por todo balón rebotado. Además es muy poderoso en lo físico y con gran potencia de salto vertical. Pero no sólo eso, está sorprendiendo puesto que junto a trabajo, también está demostrando muñeca para poder tirar de gancho e incluso media distancia, algo que le viene bien para sacar a los rivales de la pintura.
Cerrando el año
Los merengues no pudieron revalidar el título de Supercopa de España, los culés se tomaron pequeña venganza por el agravio de la Liga y eliminaron a los madridistas, pero luego a su vez cayeron ante un magnífico Herbalife Gran Canaria (por fín alguien rompía la tiranía de títulos de los dos grandes). Inmediatamente después, como un huracán tropical ha llegado la tremenda vorágine de partidos que supone sumar a la Liga Endesa el nuevo formato de Euroliga. Ahora que hay un grupo único llamado "regular season", en la que los 16 equipos se enfrentan a muerte desde el principio (30 partidos casi seguidos), no hay nada de descanso. De hecho, hay semanas que se juegan tres partidos en menos de siete días, y con viajes largos, por lo que esto empieza a asemejarse a la carga física de la NBA.
Los blancos han demostrado que tienen una gran plantilla y están aguantando el tirón. De hecho, actualmente son líderes en solitario de la Liga Endesa, y marchan en los puestos de cabeza de la Euroliga. Pero últimamente han notado ya el cansancio. Están tocados Maciulis, Llull, Doncic, Rudy, Thompkins... Ninguno de gravedad, pero se van perdiendo partidos. De hecho, los blancos concatenaron dos derrotas consecutivas, lo que es muy raro en ellos, aunque volvieron a la victoria ante el Anadolu Efes. Impera terminar el año lo mejor posible.
El camino sigue siendo largo y exigente, puesto que el primer día del 2017, el Madrid de baloncesto volverá a tener el objetivo de conseguir todos los títulos grandes, revalidar los patrios y reconquistar el europeo. En definitiva, acaban el año con la misma obsesión que abrirán el siguiente: seguir sumando, seguir ganando.