Espectacular encuentro entre los dos últimos campeones de Europa, que a su vez son los que más galardones atesoran en la historia. Duelo por todo lo alto, que comenzó con ímpetu inicial por los locales (parcial de 8-2), que exigía el primer tiempo muerto de un enajenado Itoudis. Las marcas se reajustaban para apretar cada posesión con tornillos. Las canastas eran muestra de la gran calidad individual de jugadores como Reyes, o Higgins. Los dos conjuntos tenían defensa en zona y doblaban frecuentes balones buscando el pick&roll.
Primeras rotaciones en pista, y por los moscovitas cobraba protagonismo Milos Teodocic. El base balcánico lee el juego como pocos, y asistía con soltura. Respondía en la batalla de genios Sergio Llull. El de Mahón enchufaba un triple marca de la casa, desde ocho metros. El CSKA tiene jugadas aprendidas de memoria como el doble pase interior para que culmine Augustine. Los rusos aprovechaban el mínimo error de los capitalinos, y se llevaron el primer cuarto por un escueto (23-24).
Pulso de fuerzas
Seguía la guerra imperial en ambas pinturas. Doncic entraba en escena para enchufar un misil desde 6.75 espectacular. Pero el CSKA siempre vuelve, y ahora era Nando de Colo el que rompía la zona blanca con una gran bandeja tras ganar la puerta atrás. Los blancos encontraban canastas exteriores como la de Maciulis, y otras a los cinco metros protagonizadas por Randolph. La réplica la daba el gladiador Agustine, que conquistaba rebotes ofensivos y daba preciosas segundas oportunidades a los suyos.
Todo en un pañuelo, con tremenda alternancia en el marcador. Luka Doncic seguía demostrando se tremenda calidad, destrozando el aro rival con mate de concurso y forzando una antideportiva. Seguía la paridad en las marcas, los de Ituodis son guerreros férreos, pero Jonas Maciulis aparecía para inocular su veneno, grande el lituano. Pese a ello el CSKA hacía sangre buscando los cortes defensivos y la puerta atrás. Más cambios y Thompkins a pista. Sergio Llull aceleraba el motor con un triple y otra asistencia a Ayón. Tras la canasta de Kulagin in extremis, la primera parte culminó 50-46.
Mucha lucha, poco juego
La segunda parte amanecía con retraso, tras varios problemas con los marcadores del pabellón. Y lo hacía con un duelo de triples entre un caliente Maciulis (máximo anotador del Madrid) y un Khryapa siempre intenso. Tremenda defensa por parte de los dos conjuntos, destrozada por el triple de Llull desde ocho metros. De inmediato daba la réplica Nando de Colo poniendo el encuentro en el congelador. La intensidad subía por segundos, y le pitaban la técnica a un Itoudis demasiado efervescente.
La batalla era de enorme desgaste y le caía la 4ª personal a Felipe Reyes. Marcador muy ajustado, que tan solo se reactivaba ante genialidades como el triple de un Llull desatado. Las defensas eran tremendamente pegajosas, por lo que los puntos subían con cuentagotas al marcador. Demasiadas faltas en ataque la que les caían a los madridistas, que se estaban cargando en exceso. Tras el 2+1 de Randolph (tras un mate imperial), los capitalinos tomaban ligera ventaja. Final del tercer cuarto con 74-70 y todo por decidir.
Gran victoria blanca
El último parcial arrancaba con la lucha de triples entre un iluminado Maciulis (el mejor encuentro del lituano en Euroliga), y la respuesta de Teodosic. El Madrid estaba desatado, quería hacer sangre y el genio Doncic la huele como un tiburón. Gracias a otro triple del esloveno la ventaja se abría hasta un máximo de +8. Los moscovitas respondían volcando el juego a sus hombres interiores, pero los capitalinos notaban el picorcito. Claro ejemplo era el 2+1 forzado por Othello Hunter. A ello se sumaba que los rusos ya estaban en el bonus de personales, por lo que tocaba buscar el contacto cuerpo a cuerpo.
Minutos de la verdad, y el incríble Llull forzaba un 2+1 espectacular. De inmediato, tiempo muerto de Itoudis, un auténtico cicuta mix de los banquillos. Los segundos finales fueron apasionantes, con faltas en ataque y pérdidas de balón que fomentaban el desconcierto. Pero de nuevo Llull enchufando desde cinco metros y con dos libres cerraba la tremenda locura de partido. Sufrida y merecida victoria del Madrid (95-85), ante le líder de la Euroliga. Partidazo que permite a los blancos seguir muy arriba en Europa.