Si hay una palabra que identificó a la dinastía de los San Antonio Spurs, ella era estabilidad. Una franquicia ordenada, con líderes claros en todas sus áreas y poco propensa a hacer grandes modificaciones en su estructura. R. C. Buford en los despachos, Gregg Popovich en el banquillo y el trio que parecía eterno en la cancha, compuesto por Tim Duncan, Manu Ginóbili y Tony Parker. Esa fue la columna vertebral de una de las franquicias más exitosas  del siglo XXI en cualquier deporte de conjunto.


Pero el 11 de julio de 2016 comenzó la era de los cambios. Tim Duncan le anunciaba al mundo que se retiraba del básquet. Así sin más, sin despedidas multitudinarias ni homenajes en varias ciudades, sino con el bajo perfil que siempre lo destacó y lo llevó al Olimpo de la NBA, como uno de los mejores internos de la historia. Y con el anuncio, comenzaba una serie de cambios que llevaría a reestructurar parte de una plantilla que batió records pero que inexplicablemente se quedó sin nafta en Playoffs.


Persiguiendo records en temporada regular


El año 2016 comenzó de gran manera para los Spurs, ya que sus primeras diez presentaciones terminaron con victoria. Su racha fue interrumpida brutalmente cuando los históricos Warriors les ganaron por 30 puntos en el Oracle.  Pero lo que caracterizó al equipo de la temporada 2015/2016 es que quedarán en la historia de la franquicia por varios motivos. Fueron los mejores Spurs en temporada regular de la historia con un balance de 67 victorias y solo 15 derrotas, y lograron igualar el récord de los Celtics de Bird y compañía con 40 victorias como local en una misma regular season.


Siendo el segundo mejor récord del Oeste y de toda la NBA, llegaban a la postemporada con la etiqueta de candidatos silenciosos que año tras año tienen. Duncan, en sus 19 temporadas como miembro del equipo jamás se perdió unos Playoffs, lo cual hace tomar dimensión de la dinastía de la franquicia texana.


En primera ronda, les esperaban unos Memphis Grizzlies llenos de lesionados, pero que estaban dispuestos a jugar con la misma intensidad y pasión que son su marca registrada. Sin Marc Gasol, Mike Conley ni Brandan Wright por ejemplo, y con varios jugadores provenientes de la D-League o de los descartes de otros equipos, a los de Memphis los dos primeros partidos se les hicieron muy cuesta arriba. 32 y 26 puntos de diferencia como locales en encuentros donde se notó la diferencia clara de jerarquía dejaba la serie a punto. 

LaMarcus Aldridge acelera y los Spurs barren a Memphis (USA Today)
LaMarcus Aldridge acelera y los Spurs barren a Memphis (USA Today)


Sin embargo  los Osos querían tener algo que decir. En el tercer encuentro, los locales llevaban la delantera al entrar al último cuarto, pero un espectacular Kawhi Leonard con 31 puntos ponía las cosas 3-0 y match point para los de Popovich, que terminarían liquidando la serie al siguiente cotejo y barriendo a unos Grizzlies muy dignos pero no a la altura del poderío del equipo.


Unos viejos conocidos eran la siguiente parada. Tres eliminatorias de Playoffs en las últimas cinco temporadas los habían enfrentado, con duelos que pasarían a la historia. Los Oklahoma City Thunder de Russell Westbrook y Kevin Durant (antes de partir a los Warriors) eran el escollo de los texanos. Y la serie comenzaba bien, ya que el primer partido lo ganaron por 32 puntos, con una autentica paliza. Con el nivel del partido anterior, la dinámica que atravesaban los Spurs y sumado a que jugaban en el AT&T Center, nada hacía pensar que los Thunder sobrevivirían a los 41 puntos de Aldridge y se llevarían una victoria por un punto, con un final para el infarto y tan solo 48 horas después de ser humillados por el mismo rival. 


Con el trámite abierto, era hora de trasladarse a Oklahoma City para definir al rival de los Warriors en las Finales de Conferencia, que se encontraban venciendo a los Trail Blazers en el otro cruce. En el tercer partido de la eliminatoria, los Spurs se repusieron y ganaron por 100-96, recuperando a ventaja de campo. Y allí llegó la debacle. Lo inexplicable. Un equipo que parecía ir directo rumbo a batirse con Golden State colapsó y los Thunder no perdonaron. Tim Duncan se quedó sin anotar por primera vez en su carrera en los Playoffs y los Spurs cayeron en el cuarto partido. En el quinto y en casa, un último cuarto para el olvido hacía que Westbrook y compañía ganen nuevamente en San Antonio (habían perdido solo un partido en la temporada como locales) y en el sexto partido perdieron por 14 puntos luego de maquillar un horrible primer periodo. Una nueva temporada llegaba a su fin. Y sin saberlo, esa derrota fue la última función de Duncan.

Kevin Durant saluda a Tim Duncan luego del 4-2. Sería el último partido del 21 (Getty Images)
Kevin Durant saluda a Tim Duncan luego del 4-2. Sería el último partido del 21 (Getty Images)


Una etapa de cambios


La postemporada de los San Antonio Spurs comenzó más movida de lo habitual. Dejounte Murray fue seleccionado en el Draft y Gregg Popovich iniciaba la planificación de una nueva temporada. No había noticias aun de los futuros de Tim Duncan (que tenía contrato vigente) y de Manu Ginóbili (que se marchó a jugar los Juegos Olímpicos con Argentina) y si se podían llegar a retirar. 


Ya en julio, muchos jugadores del roster quedaron sin contrato, y tocaba comenzar a moverse en el mercado. El primer movimiento de los Spurs llamó la atención para muchos, ya que Boris Diaw (campeón en 2014 y pieza fundamental de la segunda unidad) era traspasado a Utah para conseguir más espacio salarial. Y si esa noticia sorprendía, la que llegaba tres días después dejaba a cualquier aficionado al básquet con una mueca de tristeza. Se veía venir, ya que tenía 40 años y las últimas campañas le costaron más de lo previsto, pero aun así cuando Tim Duncan anunció que se retiraba, con él se iban la leyenda y el mejor jugador de la historia de los San Antonio Spurs, sin duda alguna.


Después de semejante golpe, a los dos días, llegaron algunas buenas noticias. Ginóbili, que ya había anunciado que seguía jugando luego de destacar con Argentina, rechazó una oferta millonaria de los Sixers y volvía a jugar con los Spurs por decimoquinto año seguido, pero el primero sin Duncan. Y hablando de TD, su reemplazo llegaba en forma de un interno contrastado, con alto IQ y veterano de mil batallas. Pau Gasol arribaba al Álamo como el sucesor, en la búsqueda de su tercer anillo. El mismo día, Davis Bertans también se sumaba al roster junto a Dewayne Dedmon, que sería luego la revelación del equipo esta temporada. Llegarían David Lee, Nico Laprovittola y Bryn Forbes para cerrar el equipo y comenzar a trabajar con el objetivo de ganar una vez más, pero ya sin el alma ganadora.


Para dar paso a estos jugadores, hay varios que se bajaron del barco, en busca de otros rumbos. A las ya mencionadas bajas de Duncan y Diaw, también se le sumaron las partidas de David West, que sigue buscando su anillo pero esta vez en los Warriors. También Boban Marjanovic se marchó, para jugar en los Detroit Pistons y sumar más minutos de los que Popovich le podía dar. Kevin Martin también emprendió la retirada, luego de jugar poco en los Spurs, y Andre Miller y Matt Bonner siguen resistiéndose a correr la misma suerte que Martin, pese a que la edad los asecha. Por ahora están sin equipo, pero no se rinden.


Los nuevos líderes están en la casa


Con los descartes y la plantilla confirmada, una nueva temporada se ponía en marcha, y con el partido más esperado del Oeste. Kevin Durant otra vez enfrente, pero ahora estrenándose como un warrior luego de la dolorosa caída de los de la Bahía en las Finales. Y como luego dijo Manu Ginóbili, ni el más optimista esperaba el resultado. Los Spurs asaltaban el Oracle y ganaban 129-100, en uno de los mejores partidos de la franquicia en los últimos años. Todo comenzó mejor de lo imaginado. Luego, varias victorias y algunas derrotas hasta llegar a la racha de nueve victorias en fila y con un record de 14-3 situarse nuevamente en las posiciones de privilegio de la NBA.

Kawhi Leonard lideró a los Spurs en el comienzo de temporada (Getty Images)
Kawhi Leonard lideró a los Spurs en el comienzo de temporada (Getty Images)


También comenzaron con 13 victorias consecutivas como visitante, a tan solo una del récord histórico de la liga, pero una mala noche en Chicago los dejó al borde de un nuevo hito. Se tomaron revancha de los Bulls el día de Navidad, cuando lo vencieron por 119-100 y un balance de 25 victorias por solo seis derrotas, dos de ellas en la carretera. Además, acumulan 11 victorias en las ultimas 13 presentaciones del equipo.


Pero el momento más emocionante del año se vivió el 18 de diciembre, cuando recibieron a los New Orleans Pelicans. Esa noche, la camiseta 21 de Tim Duncan fue retirada para siempre y subió hasta lo alto del pabellón, donde lo esperaban las otras leyendas del equipo como David Robinson y George Gervin. En la pista, Parker y Ginóbili lo homenajearon en discursos muy emotivos, y el argentino tuvo su mejor actuación de la temporada con 17 puntos en la misma cantidad de minutos, recordando a su mejor versión a sus 39 años. 

La 21 de Tim Duncan, inmortalizada en el pabellón (USA Today)
La 21 de Tim Duncan, inmortalizada en el pabellón (USA Today)


Con más de un tercio de la temporada jugada, parece difícil que los Spurs se pierdan los Playoffs en el mes de abril. Sería la vigésima participación del equipo de forma consecutiva, a dos del récord de los Syracuse Nationals (luego Philadelphia 76ers). El objetivo parece estar en llegar a las Finales de la Conferencia al menos, pero los Warriors en primer lugar, y luego equipos como los Clippers y los Rockets amenazan con disputar esa plaza. Pero Kawhi Leonard, LaMarcus Aldridge y compañía, con el ADN ganador de los Spurs que ya poseen, prometen dar batalla, y por qué no, soñar con el sexto anillo.