Jorge Martin

Dicen que hay talentos que únicamente ven la luz cada cierto tiempo y nuestro protagonista es uno de ellos. Nos situamos en el 29 de enero de 1998, en la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes, lugar en el que nacería uno de los grandes talentos del motociclismo español actual: Jorge Martín Almoguera, hijo de Susana y de Ángel y hermano de Javier, el cual siente admiración por su hermano mayor.

Primeros pasos

Jorge comenzó a hacer sus pinitos en el mundo de las motos desde muy temprana edad, pues gracias a su padre empezaron sus primeros contactos con las minimotos y su entorno lo tenía muy claro: el niño que tenían ante sus ojos estaba lleno de talento; Jorge había nacido para ello y así lo demostró en sus primeras competiciones, antes de dar el salto al Campeonato del Mundo de Motociclismo.

Tuvo la gran suerte de formar parte de la más que conocida Red Bull Rookies Cup, competición en la que año tras año compiten grandes jóvenes promesas del motociclismo que, con posterioridad, estarán en lo más alto del mundo de las dos ruedas. Su primera temporada, con tan solo 13 años y allá por el 2012 fue considerada de aprendizaje ya que las dos siguientes, 2013 y 2014, fue subcampeón y campeón respectivamente de dicho campeonato.

La hora de la verdad llegó para el joven Martín, un chico que se muestra tímido pero que, a la vez, es bastante bromista y divertido: en 2015 consiguió uno de los sueños de su vida: el salto al Mundial de Motociclismo; era piloto de Moto3 y correría de la mano del Mapfre Mahindra Aspar en una temporada que no fue del todo como el piloto y el equipo deseaban: resultados muy irregulares que le hicieron colocarse el 17º de la general y en la que el mejor puesto obtenido fue un séptimo, muy lejos de los resultados que posteriormente obtendría.

Renacer

El 2016 fue también uno de los puntos de inflexión en su carrera como piloto en el que aprendió bastante de su compañero Bagnaia pero en la que, sin embargo, se dio cuenta que su lugar no estaba en ese equipo; es por ello que el 2017 es considerado para Jorge como el “renacer”; el año del cambio y, con ello, el año en el que consiguió mostrar su verdadero potencial. Ello le llevó a hacer un giro de 180º: cambió el equipo de Aspar por una Honda en el Gresini Racing en el que, desde ese momento, se sentiría como en casa llegando esa relación hasta día de hoy, aunque sus caminos se hayan separado. Ese cambio producido en 2017 fue agua de mayo para el piloto madrileño: comenzó a conseguir los resultados que él quería, comenzó a hacerse con ‘poles’ y ciertos podios que le situaron como el 4º mejor clasificado de la categoría inferior esa temporada.

La felicidad de Jorge en aquellos momentos era bastante grande; una felicidad que solo se podía aumentar de una manera: ganando un mundial, algo que consiguió en 2018 y de la mano del Gresini Racing, su equipo talismán, su salvador.

Ser el vencedor de Moto3 trae consigo el interés de gran cantidad de equipos en su persona de cara a la próxima temporada en la que tenía claro que era el momento del salto a la categoría de Moto2, concretamente de la mano del Red Bull KTM Ajo; una temporada que nuevamente sería de aprendizaje para el joven, haciendo una segunda parte de ésta mucho mejor que le llevaría al 2020, año de su primera victoria en la categoría. Ese año pintaba bastante bien para el madrileño, pero desgraciadamente y a consecuencia de la COVID-19, Jorge se vio alejado de la lucha por el mundial ya que se tuvo que perder varias carreras al dar positivo, hecho que le hizo acabar en quinta posición.

Sueño hecho realidad

Sin embargo, el no haber sido campeón en la categoría intermedia no ha sido impedimento para Martín, ya que en la presente temporada forma parte de la parrilla de la categoría reina: su sueño se ha hecho realidad; ese sueño por el que lleva batallando desde que es niño. Actualmente compite de la mano del Ducati Pramac Racing, siendo uno de los rookies que más ha dado de hablar sobre todo al inicio de la temporada, y es que en su segunda carrera fue capaz de hacerse con la ‘pole’, así como con una tercera posición que le supo a gloria. Sin embargo, también tuvo uno de los momentos más difíciles -por no decir el que más- de su carrera: en la tercera prueba de la temporada, en el circuito de Portimao, se fue al suelo fracturándose 8 huesos tras un gravísimo accidente que nos dejó a todos boquiabiertos. Tras 43 días de baja por lesión en los que inclusive se planteó su retirada, volvió con más fuerzas que nunca, demostrando que ‘Martinator’ sigue con fuerzas para luchar contra los que un día fueron sus ídolos.