Previamente a la llegada de Haas a la F1, existía en el paddock cierta reticencia a los nuevos equipos. El experimento del anterior presidente de la FIA, Max Mosley, de los equipos ‘low cost’ -Virgin, Caterham e Hispania- resultó un completo fracaso, con la desaparición de dos de ellos en apenas cuatro años -a lo que se sumaría la desaparición este invierno de Manor, heredera de Virgin-. Además, otros proyectos de nueva entrada, como el de USF1, se convirtieron en una pesadilla irrealizable. La crisis económica aún humeante, las variables en el reglamento y las altísimas inversiones necesarias hacían que las barreras de entrada al Gran Circo se convirtiesen en prácticamente insalvables. Con ese panorama, la llegada de una escudería completamente nueva -sin experiencia en F1- parecía una utopía.

Sin embargo, cuando en 2014 se anunció que Gene Haas sería el encargado de dirigir el nuevo equipo, se escucharon suspiros de alivio: el sueño de un nuevo equipo de F1 -¡americano!- podía ser posible. Y la confianza en el empresario americano no era para menos: dueño de Haas Automotion, Gene Haas llevaba presente en la NASCAR desde hacía más de diez años. Su equipo era ya uno de los más reconocidos en los circuitos americanos, y su saber hacer, tanto empresarial como a deportivo, era una garantía de, por lo menos, solvencia y efectividad.

Y no defraudó: 2016 fue un gran año para Haas. Con Romain Grosjean liderando la nave sobre la pista, los americanos sumaron puntos en cinco carreras, protagonizando un inicio de año extraordinario. Desbancaron en muchas ocasiones a equipos más experimentados, como McLaren, Toro Rosso, Williams o Renault, y en muchos momentos dieron la impresión de llevar mucho más tiempo en la parrilla de lo que en realidad llevaban. Haas fue, para muchos, la sorpresa positiva de la pasada temporada. 

Foto: Sutton
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Para 2017, por tanto, las expectativas están muy altas. Esta ha de ser la temporada de consagración para Haas, el año en el que demuestren su verdadero rendimiento. En 2016, fallos y errores podían ser permitidos, como tara de juventud. Pero en 2017, al equipo americano se le va a exigir todo, y se le van a conceder pocas oportunidades y menos margen para el error.

El monoplaza: el VF17

El coche, presentado el 26 de febrero, mantiene la misma decoración que el año anterior, destacando un gris más oscuro, los negros y un rojo que da el toque de color a la librea estadounidense. Sin embargo, si bien los colores fueron continuistas, la aerodinámica del VF17 es rompedora, como lo están siendo el resto de coches de la parrilla. El Haas destacó el día de su presentación por sus tomas de aire de reducidas dimensiones y una aleta de tiburón con un poco más de definición que algunas de las mostradas por otros equipos. Al respecto de las pequeñas tomas de aire, es necesario destacar cómo unos flaps laterales parecen canalizar una buena cantidad de aire desde la suspensión hasta el motor del coche. Por su parte, el alerón delantero apareció más depurado que el de su predecesor, el VF16. Sin embargo, es de esperar que, con el paso de las carreras, los ingenieros americanos vayan introduciendo nuevos aletines a la frontal.

Foto: Sutton
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Esculpido en el túnel de viento de Ferrari, en Maranello, el VF17 sobresalió también por la presencia del T-Wing, el pequeño alerón incorporado a la punta de la aleta de tiburón, que ya se ha podido ver en Mercedes, Williams y también en los coches rojos de la Scuderia. 

Así fueron los tests

La pretemporada para los americanos ha sido, en cualquier caso, prometedora. Kevin Magussen, flamante nuevo piloto de la escudería, fijó el mejor tiempo para Haas el séptimo día de test, marcando un tiempo de 1’20’’508’’’, lo que le colocó en la octava posición global. Si bien los tiempos no han resultado brillantes, hay que reconocer que, en los test, todos los equipos esconden un poco sus cartas, y los tiempos son apenas indicativos del rendimiento de un equipo, que se dedican, más que a marcar cronos veloces, simular situaciones de GP. Por ello, la sensación ofrecida por Haas ha sido buena, tanto en términos de ritmo como de fiabilidad. Al concluir las dos semanas de test, se han convertido en uno de los equipos que más kilómetros ha rodado en pretemporada, lo cuál es admirable, teniendo en cuenta sus recursos. Fueron, incluso, de los que más rodaron en mojado, cuando Pirelli encharcó artificialmente el asfalto de Montmeló para que los equipos probasen las nuevas gomas de agua. 

A nivel de fiabilidad, tan solo persiste un problema de frenos, que en el equipo esperan poder solucionar pronto. Estos problemas, que ya les lastraron en 2016, se reprodujeron con menos intensidad en el asfalto catalán, pero frenando el ritmo de evolución del equipo. Desde Haas han apuntado al GP de Bahrein como fecha clave para solucionar esos problemas, mientras Grosjean apuntaba hace unos días a la necesidad de cambiar el proveedor de frenos. 

Foto: Sutton
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En cuanto al ritmo mostrado por sus monoplazas, Gunther Steiner, Jefe de equipo, se ha mostrado moderadamente optimista. Pese a que los cronos marcados por los equipos no son indicativo de nada, lo cierto es que Haas no ha estado en la parte alta de la tabla. Sin embargo, Steiner ha querido destacar que la mitad de la tabla estará muy apretada: “Hay cuatro equipos muy igualados en la parte media. El uso de los neumáticos volverá a ser un elemento diferenciador, quizá el más importante de todos”. De todos modos, el Jefe de Haas ha apuntado también que la fiabilidad, incrementada en los monoplazas americanos este año, también será un factor clave: “Lo más importante es que tenemos menos problemas mecánicos que el año pasado”.

Los pilotos

Foto: Sutton
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En el plano de pilotos, Haas puede estar tranquilo. Repite en el equipo Romain Grosjean, que capitaneó la temporada 2016 para los americanos, consiguiendo todos los puntos sumados por el equipo. Grosjean es rápido, solvente, y capaz de solucionar problemas. Ha experimentado una evolución constante desde 2013, y el año pasado pareció ser el de su revolución a nivel de pilotaje, consiguiendo resultados y actuaciones extraordinarias. El manejo de los neumáticos será una de las claves para el piloto francés, que supo controlar el desgaste de las gomas Pirelli de manera excepcional la pasada campaña. Quizás no sea un piloto revolucionario, ni un talento explosivo, pero con un coche medianamente rápido y fiable, Grosjean será capaz de traer muchos puntos al equipo.

Foto: Sutton
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Por su parte, y tras la marcha de Esteban Gutiérrez, entra en la formación de Carolina del Norte Kevin Magnussen. El danés, que pasó en la nevera 2015, regresó a la parrilla en 2016. Pese a que comenzó el año mostrándose competitivo, la inactividad pareció pasarle factura: debería haber batido con facilidad a su compañero de equipo, Jolyon Palmer. Sin embargo, este estuvo por delante en más ocasiones de las que un piloto desearía. En cualquier caso, el danés acabó dos veces en zona de puntos, y demostró ser capaz de acabar carreras siendo rápido. Con suerte, el VF17 le permitirá explotar del todo su talento, y demostrar que McLaren no se equivocó al ficharle en 2014. 

El futuro

Lo malo de los buenos comienzos es que después, todo lo que no siga una línea ascendente parece poco. Haas se enfrentará en 2017 a su peor enemigo: el Haas de 2016. Si 2017 es peor que la pasada temporada, se hablará, claramente, de fracaso. La sorpresa y la simpatía ya no valdrán, y solo podrán esgrimir sus resultados como escudo. El papel de Haas en esta temporada que se avecina es, sin duda, complejo, pero emocionante. Esperaremos a ver si los americanos pueden vencerse a sí mismos, y convertirse, ya de manera definitiva, en un equipo que ha venido para quedarse. In Gene we trust!

Foto: Sutton
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