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Mejor entrenador de la Bundesliga 2014/2015: Dieter Hecking

Concluida la temporada de la Bundesliga, llega la hora de hacer balance de lo que ha supuesto este curso de fútbol en Alemania. Por ello, desde la redacción de la Bundesliga se han escogido aquellos nombres más destacados que han marcado la temporada 2014/2015 en tierras germanas.

Mejor entrenador de la Bundesliga 2014/2015: Dieter Hecking
Fotomontaje: Gerard Faiges Llauradó // Redacción Alemania VAVEL.
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Por Jonathan Josué Laguán

El atrevimiento es la base del éxito. En la vida, solo quienes se atreven son los que terminan por saborear las mieles del éxito. Incluso, citas religiosas hacen referencia al valor del atrevimiento al remarcar que "el Reino de los Cielos es de los valientes que lo arrebatan", dejando en claro que, desde cualquier punto de vista, la capacidad de atrevimiento y valor de un individuo puede cambiar por completo el entorno que le rodea. Esa capacidad es la que ha mostrado Dieter Hecking, entrenador del Wolfsburgo, quien le apostó a adelantar líneas, a dar zarpazos en velocidad, a apretar la salida de sus rivales, a encoger la cancha y a romper a base de velocidad y juego entre líneas, logrando así levantar la primera DFB Pokal para la institución de los lobos y colocándose como el rival más peligroso que amenazó el 'Imperio Bávaro' de los últimos años.

"El Reino de los Cielos es de los valientes que lo arrebatan"

Combinado con la debacle total del Borussia Dortmund de Jürgen Klopp y el proceso de ascenso que aún vive el Borussia Mönchengladbach de Lucien Favre, Dieter Hecking transformó al Wolfsburgo en el equipo que más logró perseguir al Bayern de Múnich en toda la temporada, llegando incluso a finalizar la temporada con 69 puntos, sumando 72 goles a favor, 38 en contra, 20 victorias, 9 empates y 5 derrotas. La virtud del Wolfsburgo, también, está en lograr lo que el Dortmund de Klopp no consiguió: quedar a tan solo 10 puntos por debajo del Bayern de Múnich, siendo la diferencia más baja de las últimas temporadas. Con estas credenciales, Hecking innovó un equipo talentoso que ahora puede codearse con los grandes de Europa y que espera dar la sorpresa en la próxima Champions League.

La competitividad se construye desde el fondo

El trabajo de Hecking ha sido intenso. Su prioridad, como la de los equipos alemanes de los últimos años, ha sido siempre la vocación ofensiva por sobre todas las cosas. Sin embargo, la competitividad se construye desde el fondo y la línea defensiva del Wolfsburgo ha sido una de las áreas claves de Hecking para su éxito, aunque, también, es la materia pendiente que debe corregir para dar el útlimo salto de calidad que le permita competir al más alto nivel sin volverse vulnerable en su desdoble ofensivo.

El sistema defensivo de Hecking aborda una línea de cuatro bien definida, con Knoche-Naldo como pareja de centrales, más Ricardo Rodríguez por izquierda y Vierinha por derecha

El sistema defensivo de Hecking aborda una línea de cuatro bien definida, con Knoche-Naldo como pareja de centrales, más Ricardo Rodríguez por izquierda y Vierinha por derecha. Tácticamente, Hecking propone una línea de cuatro adelantada, parándola cerca de media cancha, para juntar a sus centrales con sus contensiones y retener de mejor forma al rival casi desde su terreno de juego. En cuanto a sus laterales, tanto Rodríguez como Vierinha corren con permanencia al ataque y generan un desdoble diagonal de los extremos para acumular gente en ataque y lograr una mayor concentración defensiva de los volantes rivales, obligándoles a estar más pendientes de ambos laterales lobos que de sus propias funciones ofensivas, generando una defensa basada en el ataque.

La habilidad de retrasarse y apostarle al contragolpe es una de sus apuestas más fuertes y efectivas

Sin embargo, más allá de la vocación ofensiva generada por los lobos, la habilidad de retrasarse y apostarle al contragolpe es una de sus apuestas más fuertes y efectivas. Es aquí donde, siempre formados en línea, sus cuatro defensores retroceden totalmente y se perfilan en una sola línea de cuatro pegada al área y que busca salir en bloque para obligar al rival a caer en la trampa del fuera de lugar. En esta apuesta, el desdoble de los laterales es mínimo, alternando entre Rodríguez y Vierinha para descolgar un lateral y dejar un bloque de tres en el fondo que se respalde con mayor eficacia ante un rival que los obligue a replegarse en su zona. Esto hace que el único lateral que se desdoble al ataque lo haga en el contragolpe, teniendo completa libertad para llegar a línea final sin preocuparse por labores defensivas en su proyección al ataque.

Despliegue Ofensivo.
Despligue Defensivo.

Como puede apreciarse, el despliegue ofensivo de Hecking (izquierda) obliga a los laterales a abrirse constantemente por sus costados, adelantando toda la línea defensiva y apostándole al achique del terreno de juego. Pero, en defensa (derecha) la línea se compacta y retrocede en bloque, adelantando o volviendo hacia atrás según el rival lo exija para tener en el fuera de lugar su idea táctica fundamental. El problema para el Wolfsburgo, y la materia pendiente para la próxima temporada, será en cuidar la espalda de sus defensores, algo que le paso factura constamente en esta temporada, siendo la muestra más evidente el 0-4 ante el Nápoles por los Cuartos de Final de la Europa League. La lentitud de los centrales y la descoordinación en jugar en línea fueron los detalles que mermaron la productividad defensiva del equipo y que le restaron la posibilidad de incidar todavía más en Europa.

La ferocidad habita en la zona media

En cuanto a su zona media, Hecking ha construido una auténtica máquina de generar goles y robar balones que puede asustar a toda Europa. El engranaje comienza en la zona central, donde Luiz Gustavo y Guilavogui, más el respaldo de Maximilian Arnold desde el banquillo, se convirtieron en unos auténticos pulpos que taparon espacios por todos los sectores de la cancha y que mordieron a sus rivales hasta dejarlos sin ideas. Con el adelantamiento de los defensas, o ya sea en su propuesta más conservadora, el sentido de la media cancha no cambia: movilidad total, despliegues físicos y la aceleración total durante los noventa minutos.

El engranaje comienza en la zona central, donde Luiz Gustavo y Guilavogui, más el respaldo de Maximilian Arnold desde el banquillo

Con cinco hombres ubicados con dos mediocentros, un mediapunta y dos extremos ampliamente abiertos, Hecking apuesta a la telaraña feroz en el centro del campo que asfixia al rival, lo deja sin ideas y lo obliga a generar pérdidas claras de balón que terminan en goles u oportunidades creadas en favor de los lobos. La salida la dictamina Luiz Gustavo, sin embargo, Naldo, en su enorme función de 'Todología Futbolística', termina siendo quien saque el balón dominado dese el fondo, abriendo a Gustavo y Guilavogui dentro del campo para ser los receptores del balón y los filtros hacia los extremos o la magia de De Bruyne. Con esa dinámica, el Wolfsburgo saca el balón y empieza su despliegue hacia el frente.

Una vez Naldo conecta con los mediocentros, estos abren hacia los costados, siendo Caliguiri y Perisic (o Schürrle en las últimas fechas) los principales receptores. Con esta apertura del campo, el Wolfsburgo logra obligar a su rival a distenderse en el terreno de juego, abriéndole el telón de teatro a Kevin De Bruyne para recibir de los extremos sobre tres cuartos de cancha e iniciar la ópera ofensiva del aullido del lobo. Con el belga en plenitud en esta temporada, el Wolfsburgo encontró lo que Hecking quería: velocidad mental y efectividad en el pase, logrando así que su equipo generara oportunidades claras, al mismo tiempo que lograra definirlas e impusiera sus condiciones desde el primer momento sobre su rival.

Hecking coloca la idea. De Bruyne dirige la ejecución

Para Hecking, el papel de De Bruyne va más allá de un mediapunta natural. El belga se convirtió en el alma ofensiva de Hecking en el campo, su instinto voraz, su séptimo sentido y el encargado de darle claridad a la visión de juego del equipo. Dejándole a Naldo el saque del esférico, a Luiz Gustavo y Guilavogui la primera recepción y a sus extremos la segunda, Hecking propone algo novedoso en el mundo del fútbol: el regreso de la figura del "10", el hombre del último pase y el que se mueva libre por todas las zonas de la cancha, abriéndose al costado de su conveniencia o quedándose sobre el centro a placer. Hecking coloca la idea. De Bruyne dirige la ejecución.

La construcción de juego de De Bruyne depende también de cuál de sus apuestas elija Hecking. En una función conservadora, el equipo saca siempre desde el fondo con Naldo, pero abre rápidamente hacia los costados, donde Caliguiri o Schürrle combinan de primera con De Bruyne, quien devuelve la pared o ubica al lateral descolgado al contragolpe para generar una segunda opción de pase y llegar hasta con tres elementos al área rival. Pero, en una apuesta más ofensiva, el balón pasa de izquierda y derecha sin parar, hasta que el belga decide cuando es hora de profundizar con Rodríguez o Vierinha, para que éstos, a su vez, se combinen en diagonal con Caligiuri o Schürrle o busquen sobre el centro a Dost directamente.

La marca registrada de Hecking, aparte de su bipolaridad táctica, será la agresividad por cada balón

La zona media de Hecking también se caracteriza por la intensidad en la marca y el sentido de anticipación extremo de todos sus elementos. De Bruyne presiona. Caliguiri y Schürrle retroceden a ser casi laterales y Guilavogui y Luiz Gustavo hacen el dos contra uno en cada volante rival. La intensidad que Hecking le impregnó a los lobos superó lo hecho por entrenadores como Klopp en el Dortmund y Guardiola en el Bayern, llevando a superar a dichos equipos con una facilidad pasmosa y ahogándolos una y otra vez en su salida, contragolpeándolos al instante con una voracidad tal que cada llegada era sinónimo de gol. La marca registrada de Hecking, aparte de su bipolaridad táctica, será la agresividad por cada balón.

A falta de "nueves" llegan "onces"

Toda la pizarra de Hecking se convierte así en una apuesta interesante, casi geminística, en la que un equipo puede absorber ofensivamente a su rival o matarlo al contragolpe. Sin embargo, más allá de su posible debilidad defensiva en las espaldas de sus zagueros, el otro punto flojo fue la carencia absoluta de un delantero de jerarquía, un auténtico "cazagoles" que compitiera con los demás romperredes de Alemania y Europa. Bas Dost, más inefectivo que efectivo, logró en los meses de Enero a Marzo convertirse en ese goleador. Sin embargo, nunca tuvo la consistencia necesaria para tomar ese rol.

Bas Dost solo tuvo tres meses de brillo goleador en la temporada. // (Foto de foxsports.com)

Pero toda carencia es también una oportunidad. Más allá de quejarse o de lamentar la salida de Ivica Olic, su mejor anotador, a media temporada, Hecking decidió cambiar la idea, innovar, generar una alteración drástica que le diera un plus a su equipo. Dicha alteración fue la de crear un "Sistema de Onces", una idea donde todos los elementos fueran goleadores potenciales y donde no se dependiera de un solo jugador para generar peligro a puerta rival. En el Wolfsburgo de Hecking, únicamente Diego Benaglio se quedaba sin opciones de ver portería en cada partido.

Dicha alteración fue la de crear un "Sistema de Onces", una idea donde todos los elementos fueran goleadores potenciales

La tabla de goleadores del Wolfsburgo es clara en este apartado: Bas Dost lidero al equipo con 16 goles. Pero, entre De Bruyne (10), Caligiuri (7), Naldo (7) y Ricardo Rodríguez (6) sumaron más goles que lo hecho por el propio centrodelantero del equipo. La forma de hacer daño de Hecking en el Wolfsburog variaba en múltiples forma. Podía hacerlo a balón parado con Rodríguez al cobro o Naldo y Knoche a la cabeza. Luego, venía el contragolpe en velocidad donde Caliguiri y De Bruyne sacaban provecho de su rapidez física o mental y, por último, venía la generación inerte de juego donde cada jugada finalizaba con Dost como centrodelantero absoluto. El Wolfsburgo encuentra la forma de hacer el gol. Las vías son muchas. La meta es siempre la misma.

La pizarra de Hecking siempre llegaba al gol. Su destino no cambiaba, sus formas sí podían alterarse. El sistema ofensivo dependía siempre de su estilo a trabajar. Rivales con alta vocación ofensiva lo obligaba a replegarse en el fondo y apostarle al contragolpe. Pero, ante adversarios más cortos en recursos, su potencial se desplegaba de tal forma que envolvía totalmente a sus contrarios en sus posesiones rápidas y verticales. Sea cual fuera el rival, la apuesta es siempre la misma: Hecking lleva la iniciativa. Dependerá de él si te hace pensar lo contrario o te impone la dura realidad.

Apuntes Finales

Desmenuzando la pizarra de Dieter Hecking, el proceso evolutivo del Wolfsburgo ha llegado a una ebullición total donde el título ya se hace posible y se vislumbra la posibilidad de complicar a los grandes a nivel de Europa. La labor de Hecking continúa. Ahora, con el equipo metido en Champions y como Campeón de la DFB Pokal, los lobos deberán probar que esta temporada no fue un golpe de suerte y Hecking deberá dejar en claro que su propuesta futbolística puede derrocar al Bayern de Múnich de las alturas germánicas del balompié. Quedará ver lo que pueda proponernos el jefe de la manda en esta nueva temporada que iniciará dentro de poco y con el equipo convertido en una nueva potencia emergente de la Bundesliga. Hecking ha trazado el camino. Ahora, debe afirmarlo.