AlemaniaAlemania VAVEL

Alemania golea en un partido solvente

Alemania ha derrotado a la República Checa por 3-0, en un encuentro que ha sabido controlar en todo momento frente a un rival muy inofensivo sin balón.

Alemania golea en un partido solvente
Fotografía: Selección Alemana
tarekfutbol
Por Tarek Guerrero

El encuentro comenzó con dominio de balón del combinado local, que empezó controlando el encuentro a base de circular el esférico en campo contrario con una velocidad bastante baja, ante un combinado visitante que se estaba replegando en terreno de juego propio desde el primer minuto. Aunque todo empezó a cambiar, cuando los locales empezaron a jugar más en vertical, a atacar más por los costados y a profundizar mucho más a la hora de dar el último pase. Tras unos minutos de buena circulación del cuero, Thomas Müller logró hacer el primer gol al rematar en el segundo palo, libre del marcaje de Novak, un balón centrado desde la izquierda.

Dominio local en horizontal

Después del primer tanto, la selección alemana redujo la presión sin balón sobre su rival, y este empezó a tener la posesión y a salir de su campo bastante cómodo con ella, tocando con bastante criterio, sin arriesgar demasiado en la entrega a la hora de encontrar a un hombre de banda que busque por arriba a Vydra. Después de unos instantes, el combinado local recuperó la iniciativa del juego y volvió a mover la redonda en campo contrario, y a intentar abrir a su contrincante que se estaba replegando con dos líneas de cuatro muy juntas en los primeros metros. A causa de este entramado defensivo, el equipo dirigido por Joachim Löw perdió mucha continuidad en ataque y apenas fue capaz de acercarse al área contraria.

En los últimos minutos de juego, el conjunto blanquinegro siguió dominando el encuentro, y siguió cimentando ese control del juego sobre la posesión del balón, que a pesar de que estaba siendo realmente estéril a nivel de producción, le estaba brindando una gran seguridad ante la escasa ventaja que tenía en el marcador. El ritmo de intensidad estaba siendo muy bajo, y únicamente los desmarques de un gran Mario Götze, que estaba siendo el mejor de Alemannia, estaban consiguiendo romper el partido. En los últimos instantes de juego, la mannschaft perdió control con el esférico dominado en terreno de juego contrario, y el conjunto checo se pudo desahogar ante el dominio local, controlando más la pelota y acercándose al área contraria.

Segundo tiempo descafeinado, en el que triunfó la calidad

El 2-0 llegó por medio de Toni Kroos, que batió al guardameta visitante con un disparo raso y ajustado tras un centro raso de Joshua Kimmich desde la banda derecha. Después de los primeros minutos de juego el cuadro local siguió llevando la iniciativa del juego en ataque, circulando el cuero a una buena velocidad, y trantando de profundizar por el costado izquierdo, ante un rival sin respuesta, que se mantenía replegado en su terreno de juego, intentando no encajar una goleada en suelo germano. El ritmo de intensidad siguió siendo bastante bajo, y Alemania perdió algo de continuidad en ataque con el balón, pues había rebajado la intensidad a la hora de presionar, y no estaba recuperando el cuero con tanta facilidad.

El tercer tanto llegó por medio de Thomas Müller, que remató en el interior del área midiendo los tiempos a la perfección un centro de Héctor desde el costado izquierdo. Este tanto completó un tramo de gran dominio del conjunto de Joachim Löw, que siguió jugando en terreno de juego contrario, aunque perdió algo de protagonismo en el área contraria, a la que estaba llegando cada vez con menor frecuencia. Y dio lugar a una fase de un mayor dominio posicional en el círculo central, en el que llegó a ceder la posesión del esférico a una República Checa muy estéril con el balón, que apenas conseguía mantenerlo en terreno de juego contrario.

En los últimos minutos de juego, el conjunto germano trató de dormir el encuentro moviendo la pelota con una mayor lentitud, aunque con el paso del tiempo se dio cuenta de que controlaría más cómodamente el encuentro cediendo el cuero a un oponente que se dedicaba a tocar sin un rumbo ni un objetivo fijo, únicamente esperando a que concluya el encuentro. El ritmo de intensidad estaba bajo mínimos y ni siquiera las buenas ocasiones que estaba creando el conjunto visitante conseguían romper con la dinámica que prevalecía en el juego.