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El Schalke sale de la mina

El Schalke se ha impuesto 3-0 al Mainz en un encuentro que ha controlado en todo momento, tanto en las fases en las que ha tenido el balón como en aquellas en las que ha cedido el cuero, exceptuando los primeros minutos.

El Schalke sale de la mina
Foto: Bundesliga
tarekfutbol
Por Tarek Guerrero

El encuentro comenzó con dominio del Mainz, que empezó teniendo el balón desde los primeros minutos y que convirtió esa franja de tiempo en una gran fase de ataque posicional del equipo de Martin Schmidt, que circuló la pelota por todo el tercer cuarto de campo con mucha calma, con una circulación lenta y con un ritmo de intensidad soporífero al que también contribuyó el Schalke, que se replegó en 25 metros y se dedicó a defender con la mirada y a despejar los balones que le llegaban, mostrando una gran pasividad y en cierto modo un desinterés por buscar el primer gol. Aunque con el paso de los minutos, el conjunto dirigido por Markus Weinzerl siguió cediendo el dominio a su contrincante, empezó a activar la zona de ataque sacando la pelota jugada para iniciar los contraataques o incluso llegando a realizar posesiones largas en terreno de juego rival.

Dominio del cuadro local, que fue de menos a más

El 1-0 llegó por medio de Nabil Bentaleb, que batió al guardameta Lössl con un disparo potente con la pierna izquierda tras recibir un pase atrás en la frontal del área. Este gol completó un tramo de transición en el que se jugó a más intensidad y en el que el Schalke se hizo con el mando del encuentro y con la posesión, gracias a que adelantó las líneas y empezó a presionar al Mainz en la salida de la pelota, con las líneas del centro del campo y del ataque. Gracias a ello también consiguió crear un colapso en el juego del conjunto visitante, pues habían conseguido que dejara de sacar la pelota jugada y con su presión habían conseguido aislar por completo a un Jhon Córdoba al que su equipo buscaba desesperadamente como vía de escape. Aunque no todo eran buenas noticias para el conjunto minero, pues el equipo había perdido claridad con la pelota en los últimos metros, después de marcar el primer gol.

Los últimos minutos de juego siguieron contando con el control del Schalke, aunque el conjunto blanquiazul se limitó a mantener las líneas sin presionar, aunque sin agruparse en campo propio. No tuvo tanto la posesión, que pasó a manos de un Mainz que volvió a tener fases de ataque posicional en campo contrario en las que rondó el área contraria, generó una cierta sensación de peligro, pero no fue capaz de concretar las jugadas. El primer tiempo concluyó, con un combinado dirgido por Markus Weinzerl más reactivado en ataque, que consiguió llegar al área contraria atacando por ambas bandas.

Segundo acto sin intensidad, controlado por el Schalke sin dificultad

El 2-0 llegó por medio de Max Meyer, que remató en boca de gol un pase de la muerte de Franco di Santo desde línea de fondo. Tras ese gol, un ritmo algo soporífero de intensidad prevaleció en el encuentro, así como un control del juego por parte del Schalke, que supo templar la situación tanto con balón como sin él, contrastado con un dominio de balón estéril del Mainz que no era capaz de mantener el cuero en campo contrario ni de acercarse al área contraria con peligro. Pasaban los minutos y el equipo minero seguía volcando el campo de su lado y, sigilosamente, estaba consolidando su dominio en el encuentro con fases de posesión en zonas avanzadas del terreno de juego contrario en las que tocaba y tocaba con una circulación lenta, para hacer más explosivas las transiciones ofensivas que realizaba cuando alguno de los atacantes realizaba un desmarque por la banda.

El 3-0 llegó por medio de Nabil Bentaleb, que batió al guardameta Lössl con un disparo raso tras rematar un centro atrás desde línea de fondo. Tras ese tanto, el equipo dirigido por Martin Schmidt se volvió a hacer con el control de la pelota, mientras que el conjunto dirigido por Markus Weinzerl abogó por replegarse en su campo y aprovechar las recuperaciones de balón para contraatacar, bien sea con balones largos en busca del delantero centro, Franco Di Santo, o saliendo en velocidad desplegándose con muchos efectivos. Ambos contendientes estaban jugando a una intensidad baja y el silencio del respetable, así como la desgana con la que estaba jugando el equipo que llevaba la iniciativa, hacía ver lo poco que quedaba en juego y lo bien que el conjunto local había encauzado el enfrentamiento.

Los últimos minutos del encuentro fueron insípidos y carentes de todo ritmo o velocidad, pues ambos equipos se dedicaron a circular la pelota en busca de acelerar el paso del tiempo y que el árbitro pitase el final del encuentro. Pues ninguno de los dos buscaba el ataque, estaban centrando todo el juego sobre el mediocampo, donde se alternaban para trazar posesiones largas que agilizaran aún más el proceso.